Harry
Sky se acerca a la puerta principal para abrir a los primeros invitados y a partir de ese momento, la pierdo de vista. A medida que la gente va llegando, la casa se va llenando, la música sube su volumen y los adornos caen al piso accidentalmente. Tomo mi bebida como todos los demás y saludo a las pocas personas que he conocido en estos últimos años de secundaria.
—Buena fiesta la de tu novia—Ken Burnes, un chico del equipo de boxing me dice al pasar a mi lado y me da una palmada en el hombro. Asiento con la cabeza a modo de respuesta, dado que la bebida sobre mis labios no me permite decir una palabra.
Localizo a Zeeke en un rincon junto con sus amigos y me acerco a ellos. Debo de ser la única persona en una fiesta que esta solo, parado en medio de la pista.
—¿Que hay?—los saludo a todos con otro asentimiento de cabeza. Algunos me saludan con la mano mientras otros simplemente me observan; se que la mayoria me tiene miedo por el simple hecho de boxear—. Tranquilos chicos, solo vengo a charlar un rato.
Es como si esas palabras lograran que todos suelten el aire contenido en sus pulmones y a partir de ello se genera un clima agradable entre nosotros.
—¿Has hablado con Sky durante la fiesta? con suerte puedo observarla desde la distancia; no para de saludar a la gente—me dice Zeeke. Él también tiene una bebida en mano.
—Estamos iguales—frunzo los labios en una mueca—. La única diferencia es que al menos tu si puedes verla.
Me quedo junto a ellos un buen rato, charlando sobre la escuela en general (no es que tengamos tantos temas sobre los cuales debatir) hasta que un tal Peter Green nos interrumpe.
—Chicos, esto es una fiesta. Que hablen de los exámenes un viernes por la noche me da dolor de cabeza.
Todos reímos (incluyendo a aquellos que hasta ahora se veían demasiado asustados como para decir algo).
—Miren: al parecer el boxeador se unió a la banda de homos—una voz a mis espaldas dice.
Me vuelvo, ya con el ceño fruncido y los puños apretados.
No reconozco al idiota que lo dijo, pero el hecho de que sea un grandulón con rasgos aniñados me dice que debe de ser un buscapleitos del instituto. Estiro mi brazo para encajarle un puñetazo, pero alguien me agarra por el codo antes de que accione.
—Olvídalo—Zeeke susurra a mi oído—. No arruinemos el cumpleaños de ella.
Pienso en Skylar y es la única manera de poder controlar mis impulsos de desfigurarle la cara.
—Parece que ya acepto ser gay—repone, solo que esta vez con menos seguridad.
Volteo para darle la espalda y continuar mi charla con Zeeke y sus amigos.
Contrólate.
—Joshua, ¿que hora tienes?—Peter pregunta en un determinado momento, a mitad de una charla.
—Once y media, ¿deberíamos ir a buscar el pastel?
Frunzo el ceño, confundido.
—Es que el pastel que encargamos no hace envios a domicilio así que tenemos que buscarlo antes de las doce.
Asiento.
—¿Los llevo?—ya estoy sacando las llaves del coche de mi padre del bolsillo.
—No, tu ocupate de distraer a la cumpleañera mientras tanto.
Dejan sus bebidas sobre un estante uno después del otro y se marchan. Me quedo allí donde estoy con mi bebida en mano por unos momentos. Me muevo minimamente (como se pueda cuando no tienes un compañero) y después se me ocurre salir un rato a fumar.
Me apoyo contra una de las paredes del jardin, contemplando a la viva noche: la gente riendo, bebiendo, siendo adolescentes. Skylar debe de estar muy feliz de que su fiesta progrese tan positivamente.
—Buena fiesta, ¿no?—esa tediosa voz tan conocida se escucha a unos pocos metros de mi.
Giro el cuerpo hacia el para quedar cara a cara.
—¿Que estas haciendo aquí?
—Creo que he sido invitado—responde, como si fuera obvio y le da un trago a su bebida.
Sus celestes ojos están mas oscuros que nunca.
—No lo creo—frunzo el ceño—. ¿Así que por qué no dejas ese vaso sobre la mesa y te vas a casa, Louis?
—No tienes poder sobre mi, que lastima—un chico pasa junto a él y le quita el vaso con alcohol de las manos—. Deja a Skylar.
—¿Que?—agito la cabeza hacia los costados, porque no puedo creer lo que acabo de escuchar—. ¿Que demonios?
—No me digas que aún no has pensado en lo que será de su futuro juntos si fracasas en el deporte—se apoya contra el muro mas cercano—. Digo, se graduarán y si por alguna razón se comprometen, ¿de donde sacarás el anillo? ¿de una maquina de juguetes?
—¿Quieres cerrar la estúpida boca?—aprieto los dientes en una mueca de ira.
Mis puños se cierran inconscientemente y tengo un fervil deseo de golpearlo en la cara.
—¿Enojado? me lo imagino: sabes que no podrás hacerla feliz y la sangre se te sube a la cabeza. Ademas, si ni siquiera puedes hacerla feliz ahora: eres un inadaptado social al que nadie aguanta.
Mis brazos se mueven sin que yo lo quiera hasta su cara. Pum.
Algunos de los presentes se giran hacia nosotros, pero rapidamente vuelven a lo suyo. Nadie quiere meterse con Harry Styles.
—Me encanta que me golpees, ¡hazlo de nuevo!—dice Louis entre risas, mientras se agarra de la mandibula ensangrentada—. Sabes perfectamente que tengo razón.
Aflojo un poco los puños. Quizá lo que dice tenga un tanto de verdad.
No es como si nunca hubiera pensado en mi futuro con Skylar si no consigo dinero y si soy consciente de su estatus social desde que está conmigo: la gente la evita, en general.
—¿Que sugieres?—digo, al final.
—Sabia que te darías cuenta—suelta una carcajada. utiliza la parte baja de su camisa para limpiarse la sangre de la cara—. Ya te lo he dicho: déjala y podrás seguir con tu aburrida y solitaria vida.
—¿En que me beneficio yo de todo esto? digo, estás pidiendome que deje a la persona que mas quiero en este mundo.
—¿El beneficio? su felicidad.
Un escalofrío recorre mi cuerpo. Observo a mis al rededores en su busqueda y la encuentro al instante, bailando en la pista con algunas personas. Luce feliz ahora y me gustaría mantener esa sonrisa todo el tiempo.
—¿Que es lo que tengo que hacer?
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las quiero jeje
