Tardo unos segundos en salir del trance. Entonces se me viene a la cabeza lo increíble que son las coincidencias: Harry ha estado en la mitad de los lugares que yo estas últimas dos semanas. O tal vez yo parezco la acosadora que lo sigue a todas partes. De cualquier forma, siempre acabamos en el mismo lugar.
Decido esperar unos segundos antes de contestar, pues mis últimas respuestas hacia él siempre sonaron desesperadas y como de una chica que muere por enrollarse con el que se le cruce.
-¿Tu?-sé que no es una respuesta correcta a lo que preguntó, pero quiero saberlo antes de admitir que lo estoy pasando horriblemente.
-Pasable-dice simplemente. Le da una pitada a su cigarrillo y segundos después el humo sale de su boca, como si se tratase de una locomotora-. Pero yo pregunté primero. Ahora dime.
Los nervios salen a flor de piel como si comenzara la puta primavera en mi cuerpo; me erizan los vellos de los brazos y me afloran el estómago.
-Bien-miento. Basta de sonar tan débil, Skylar Evelyn Jones-. No vengo mucho pero...-
-Debes ensayar esto de mentirle a las personas-me corta y comienza a reír irracionalmente-. Apenas he preguntado he notado como chasqueas los dedos y te suenan los huesos.
Mierda. Siempre son estas cosas las que me delatan.
-Eso es mentira-miento. Resulta extraño estar intercambiando tantas palabras con este ser casi inhumano-. Si apenas he parpadeado.
Asiente mientras disfruta de dar la última pitada a su cigarrillo, o bueno, del pitillo, que es lo único que quedo.
-Así que... ¿Ean Shwultz y tú?-frunce el ceño. Tira el pitillo por el balcón y observo como cae hasta desaparecer entre su miniatura y la obscuridad de la noche-. Juro no poder imaginarte llena de piercings en la cara y con satanás tatuado en el brazo.
Le doy un golpe en el pecho que resulta inofensivo en base a su fuerza.
-Solo ha sido una partida de pool-me atajo. El aire gélido me obliga a abrazar mis desnudos brazos.
-Y una muy mala por cierto-agrega; su dedo señalándome de una forma muy estúpida. Un silencio incómodo se instala entre nosotros y se prolonga unos minutos, hasta que Harry se vuelve hacia mí y dice:-Deberías mantenerte alejada de ese chico.
El repentino enojo me invade; ceño fruncido, puños apretados, golpe listo para disponer sobre su pecho.
-No puedes decirme con quien estar o no estar-le suelto. Mantengo la mirada sobre la suya el mayor tiempo posible, hasta que se dispone a sacar otro cigarrillo.
-Solo estoy dándote un consejo racionable, Skylar-el humo circulando nuevamente por el aire-. Además créeme, no quieres acercarte a él.
-Tal vez si lo hago.
Estoy mintiendo como lo estuve haciendo toda la noche.
Ean no me interesa en lo más mínimo-hasta se podría decir que me da miedo-, pero necesito un argumento para replicar a Harry.
-No lo haces.
-¿Estas celoso?
Solo cuando termino de pronunciar aquellas palabras me doy cuenta de lo estúpida que soné.
Pero quiero que lo admita, quiero que me diga que esta celoso.-¿Celoso? De quien, ¿Ean? ¿Porque quieras estar con él? Yo le daría mis condolencias.
Golpe bajo.