No es ninguna sorpresa que cuando apenas salgo al exterior del instituto, la lluvia comienza a pegarme en la cabeza. Tengo la mochila en el casillero y el único paraguas que traje ha desaparecido con el viento esta mañana, por lo tanto, no me queda más opción que correr bajo la lluvia hasta alcanzar el coche. El volante esta aún más frío que mis propios dedos y antes de comenzar a andar, me veo obligada a encender el botón que desempaña el vidrio de adelante, que está más neblinoso que mojado.
Es un hecho muy frustrante que en estas circunstancias el día este tan tormentoso; digo, si estuviera más soleado y seco, no sería problema conducir hasta el hospital, pero dado que las condiciones climáticas se interponen, es imposible sobrepasar los cincuenta kilómetros por hora, ni siquiera en la autopista. El tráfico que atrapa casi a unos cinco kilómetros del hospital, me demora unos quince minutos pero también me da tiempo para pensar.
No sé si me dejaran entrar a su cuarto para visitarlo, o si su familia me lo permitirá si tienen la misma idea que el chico de la cafetería. En todo este tiempo no he descubierto en que puedo estar yo involucrada y tampoco de qué manera; no me interpuse en la pelea, tampoco alenté a nadie...Literalmente, no hice nada y estoy acusada de todo. Es posible que se me acuse judicialmente por su estado y ni siquiera poder defenderme si no tengo ni idea de lo que he hecho, por lo tanto, -Y si es que se me permite ver a Kyle- me ocuparé de consolarlo y después, averiguare en que estoy involucrada.
Mis nervios aumentan considerablemente y mi pulso esta por los 140 cuando estaciono en el aparcamiento del hospital Sant James. Primero ingreso por la guardia para consultar por las verdaderas secretarias y después me muevo en base a su dirección anotada en un papel. Subo un par de escaleras y atravieso dos largos pasillos antes de llegar al puesto de consultas, donde dos enfermeras con delantal blanco observan sus computadoras.
-Buenos días-saludo, solo para que noten mi presencia. Una levanta la cabeza y me espeta con la mirada-. ¿Esta es la planta de internaciones, verdad?
-Sí, de habitación 200 a 282-responde. Mi presencia no parece interesarle en lo más mínimo-. ¿Qué necesita?
-Estoy buscando a Kyle Stanford. Él... ingreso hace unas horas.
La mujer, con bolsas debajo de los ojos y pequeñas arrugas de vejez, baja la mirada hacia el computador y teclea un par de cosas.
Aprovecho la espera para ojear el lugar. Kyle sí que debe ser un niño rico; debajo de la inscripción en una pared junto a la puerta por la que ingrese, se lee: 'instituto superior privado de medicina'. Yo no conocía el lugar por esa misma razón: El lugar es privado y se debe pagar por todo, desde consultas hasta internaciones. El hospital al que yo voy siempre, -El Hospital de Corazones Alegres- es proveído por el gobierno y casi no tengo que pagar para una cita con un doctor.
-William Kyle Stanford, habitación doscientos cuarenta y seis-la repentina voz de la mujer me hace dar un respingo-. El horario de visitas está habilitado hasta las seis y media, así que te quedan...-observa su reloj de mano- veintisiete minutos exactos antes de que la cuidadora vaya a sacarte.
-Gracias -digo y me alejo.
Estoy casi corriendo; a pesar de que con media hora haya tiempo de sobra, nunca se sabe si habrá otras personas esperando para visitarle.
Doscientos cuarenta y dos, doscientos cuarenta y cuatro... doscientos cuarenta y seis. Observo el pasillo; las únicas tres sillas de espera están ocupadas y seguramente las personas que se hayan sentadas son los padres o sus tíos, notando su gran parecido. La puerta que reza el milagroso 246 está entre abierta y puedo escuchar apenas susurros de alguien hablando allí dentro.
Me apoyo contra la pared contigua, de frente a aquellas personas. Hay dos mujeres y un hombre ensimismado en su teléfono celular. Una de las mujeres, de cabello entre cano y enormes ojos celestes, me sonríe levemente.
-Eres Hana, ¿Verdad?-pregunta.
Niego con la cabeza confundida.
-Hum, no. Soy Skylar Jones-respondo con otra sonrisa educada.
-Lo siento linda, pensé que eras la novia de mi Kyle, él no nos la ha presentado pero si nos dijo que es muy bonita-su comentario enciende mis mejillas de color rojo involuntariamente; no estoy acostumbrada a estos halagos.
-Muchas gracias señora, pero en realidad soy una amiga. ¿Usted es su madre o su hermana?
Ni siquiera sé si puedo llamarme amiga de un chico que apenas conocí en el día, pero de todas formas, lo ideal es que lo aparente frente a estas personas si quiero entrar a esa habitación.
-Eres muy amable, Skylar, pero soy su madre-esboza una triste sonrisa. No puedo ni imaginar el dolor de una madre frente a estas situaciones y pensar en que todo es supuestamente ocasionado por mí me hace odiarme.
La conversación no se alarga mucho más; la mujer me cuenta que se llama Lauren y después de rato se queja de que «Los primos se están tardando mucho ahí dentro». Observo la hora por el celular descartable; quedan diecisiete minutos antes de que acabe el horario de visitas. Si no entro a esa habitación durante estos, dormiré con la incertidumbre de saber que tengo que ver con el incidente, además de no poder si quiera haber visto el aspecto de mi 'amigo'.
Los primos salen como por arte de Dios y las tres personas que hay en los asientos se paran al instante.
-No te preocupes Skylar, estaremos solo unos minutos y después podrás entrar-me dice Lauren antes de desaparecer por la puerta.
Los primos de Kyle están tan indignados que ni se dignan en saludarme al pasar por mi lado.
Tomo asiento donde antes se encontraba Lauren y veo pasar los minutos, hasta que la puerta se abre de nuevo.
-Ya puedes pasar, hija.
Quedan siete minutos. Tengo siete jodidos minutos para lamentarme y después ir al grano.
Entro a la habitación haciendo el menor ruido posible y cierro la puerta por detrás de mí. Un corto pasillo me guía hasta la habitación 3x3 donde reposa Kyle.
La verdad es que lo imaginaba lleno de vendas y rodeado de instrumentación medica a su alrededor, pero lo único que tiene son un par de vendas en el ojo y el mentón y un tubo con suero a su lado. Tampoco está casi muerto como pensé; está sentado sobre el cabezal de la cama, con el mando a distancia en la mano y la mente concentrada en la televisión que tiene en frente. Solo repara en mi presencia cuando me aproximo lo suficiente a su cama.
-Tu aspecto mejoro bastante a cuando te vi tirado en el ring-digo socarronamente. El ríe y mueve los pies para que pueda sentarme al borde de la cama-. No te preocupes por mí, necesitas ese espacio más que yo.
Tomo asiento en un banquito que hay sobre una esquina de la habitación.
-Pensé que no te encontraría aquí-dice. Presiona un botón del mando y el televisor queda en negro-. Estoy sorprendido.
-Pues aquí estoy-aprieto los labios. Lo observo unos momentos, evaluando cada parte de su cara que Harry ha prácticamente destruido con sus propios puños-, y tú te ves muy mal.
Acompaña mi risa y nos quedamos así por unos segundos.
Intenta flexionar una pierna pero al instante profiere una mueca de dolor y se queda quieto.
- ¿Te duele mucho?-pregunto, resuelta a apartar la vista de ello.
Es un hecho que jamás podría trabajar en un hospital.
-Sí. -Responde- Cuando caí al piso me ha pateado la pierna.
Los ojos se me llenan de lágrimas; no puedo creer que él se encuentre en este estado por mi culpa.
- ¿Qué pasa?-dice, consciente de la lágrima que escapo de mi ojo-, ¿Porque estas llorando?
Niego con la cabeza. Rápidamente barro la lágrima con la mano.
Pero, ¿De qué me sirve aplazar lo inevitable? Si de todas formas tendré que preguntarle en algún momento.
Al final y, resuelta a afrontar su respuesta, pregunto:
-Kyle, ¿Esto paso por mí?
Cierra los ojos, su cara demuestra que venía llegar esa pregunta.
- ¿Quién te ha dicho eso?
-Eso no importa, pero, ¿Es eso cierto?
Ya no puedo evitarlo más; las lágrimas corren desesperadamente por mi cara, inundando mis mejillas y tornándolas rojas.
-Sky, deja de llorar. La culpa ha sido toda del otro imbécil, tú no has hecho absolutamente nada.
Su intención de extender un brazo para darme la mano se ve rechazada por el tremendo dolor en su brazo. Intenta reprimir la mueca de dolor pero es inevitable que no me dé cuenta y además, que me sienta peor.
-Está bien-digo, sobándome la nariz.
Acerco el banco aún más, hasta quedar casi pegada a la camilla.
-Prométeme que dejaras de llorar-dice, con un halo de tristeza en sus ojos-, si lo haces me harás sentir mucho mejor.
Asiento.
-Está bien-me seco las lágrimas lo más rápido que puedo.
Y con la mirada más dura que me permito, digo:
-Pero tú tienes que decirme a mí, que es lo que Harry te susurro al oído cuando estabas en el piso... sé que te dijo algo.
Suspira.
- ¿Estas Segura de que quieres saberlo?
Asiento otra vez.-Él dijo...-y tirándome hacia el cómo puede, acerca mi oreja a sus labios y susurra:
«Mantente alejado de ella».-----------------------------------
Holisss,
Pregunta: ¿Que creen de la actitud de Harry? ¿Estan de acuerdo con su ataque a Kyle? ¿Por que razones creen que esta tan enojado con Kyle?
Saludos,
Maggie.
Pd: ¡Ya somos 120k, gracias infinitas!