Las ruedas del avión chirrian al tocar el pavimento, recordandome que el próximo suelo que pisaré no será el de Nueva York, sino el de Philadelfia.
Un sentimiento de temor abunda en mi interior, ¿y si mi vida aquí se vuelve un infierno?
Casa nueva que rellenar, vecinos nuevos a los que presentarse y relaciones del pasado a las que llamar: por ahora, mi vida ya es un infierno.
La gente comienza a bajar del avión y con ellos, mi novio, Louis. Se encuentra junto a una azafata que lo tira del brazo para que camine cuando me hace una seña para que me levante de mi asiento. La verdad es que me siento pegada con pegamento en este lugar y (Dios santo) ojalá lo estuviera, pues de esa manera no tendrían manera de obligarme a levantarme y enfrentar lo que viene a continuación.
Respiro el aire inodoro de esta ciudad. Cuando inhalo, es como si aspirara su colonia masculina.
Louis me toma de la mano mientras caminamos por el aeropuerto; sus dedos están tibios y logran causarme una sensación de paz.
-Te va a encantar la casa que renté-susurra a mi oído.
-¿En que calle se encuentra?
-En Northway-sonrío y le doy un corto beso en los labios-. Si no te molesta, la compré amueblada. Sería muy fatigoso tener que rellenar esa casa.
Lo primero que pienso cuando el dice esas palabras es que la casa será enorme. Digo, ¿por que otra razón diría que sería fatigoso? Además, si bien recuerdo las casas en Northway son de las mejores en la ciudad, después de Three Trevor.
Pide un taxi en la entrada y este nos dirige hacia la próxima casa en la que viviré por muchísimo tiempo (por desgracia).
El coche frena frente a una imponente residencia de rejas de hierro negro y paredes en tonos pastel. Es la casa mas moderna que vi en mi vida y ciertamente, una cuadriplicación de tamaño de lo que era mi casa aquí en Philadelfia.
Salgo del coche mientras mi novio le paga al taxista. Me acerco a la cerca que casualmente esta cerrada y me apoyo contra los barrotes que me llegan hasta la cintura para observar en profundidad los detalles de la mansión.
En este momento se que por fin podré guardar mi coche en una cochera techada. Es mas, podría comprarme dos autos mas y guardarlos también con espacio de sobra.
Louis aparece a mi lado con un llavero de al menos diez llaves y separa una en especial para abrir la cerca.Después sigue la puerta de entrada.
Lo primero que me llama la atención al observar el interior es la enorme chimenea a la distancia que se encuentra enfrentada a un sofá oscuro de cuero. Gran parte de las paredes están recubiertas con piedra y los pisos, entablonados con madera a tonos rojizos, perfectamente lustrados.
-¿Que te parece?-me coge por las caderas para luego darme un beso.
Tardo unos segundos en reaccionar.
-Es...es hermosa-finalmente contesto.
Comienza a caminar por el enorme espacio de la sala, observando cada detalle.
-Grande pero acogedora-lleva las manos a sus costados-. Justo como la quería.
Asiento. Desearía decir mas pero la perplejidad del momento me coce la boca.
-Por cierto: estoy hambriento, ¿tu no?-se sienta en el sofá nuevo y coje el mando a distancia-. Podríamos pedir pizza o puedes cocinar, si tu quieres claro.
-Hum si, creo que estrenaré las sartenes pero antes necesito ver la casa completa.
-Te encantará, yo ya la revisé hace unos días cuando vine a visitarla.