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Mis labios intentan reproducir palabras, pero no solo me veo cohibida por mi perplejidad, sino que la campana que da comienzo a la pelea toca en ese mismo instante. Las personas a mi alrededor comienzan a vitorear por uno o por el otro boxeador y hacen mas difícil la tarea de poder comunicarme con mi amiga, aquella que no veo desde la noche de graduación.

Ella dice algo, pero resultan palabras mudas, puesto al bullicio del lugar. Le hago señas para que salgamos afuera y así poder hablar mas tranquilamente. Lena asiente con la cabeza y comienza a caminar hasta la salida mas cercana. Observo el ring una vez mas: la pelea acaba de comenzar y Harry esta mas concentrado que nunca.

Sigo a Lena hasta un lugar aislado y silencioso, cerca de la puerta de los baños y recien allí me permito echarme sobre ella para abrazarla. Sus brazos me reciben instantaneamente y nos vemos pegadas por al menos cinco segundos de plena felicidad. O al menos, lo son para mi.

-No puedo creer que estes aquí justo ahora-le digo, cuando nos separamos. Ella no ha cambiado mucho desde la última vez que la vi: cabello totalmente negro, los labios siempre pintados en un rojo intenso y su cuerpo tan esbelto como siempre. La unica diferencia es que ha crecido unos centimetros mas-. Estas hermosa.

-Y tu también. Además tengo que decir que estas mucho mas delgada, ¿te alimentas, chica?-responde, escaneandome de pies a cabeza. Asiento, conteniendo una sonrisa en los labios-. Y, ¿que estás haciendo aquí?

-Ah: Louis tuvo que transferirse por el trabajo y...-

-No, no me refiero a la ciudad; de eso ya he hablado con Louis esta tarde cuando pase por su edificio por unos negocios-muestro mi mejor cara de sorpresa, porque en verdad lo estoy. Nunca me hubiera imaginado que se habrían visto antes que yo con ella-. Me refiero a la pelea, si es que sabes quien está sobre el ring...-

-Lo sé. Yo solo...necesitaba salir un poco. Ya sabes, sábado...noche y Louis con una urgencia del trabajo. No podía quedarme en casa.

-Entiendo. De todas maneras, ¿no quieres que salgamos de aquí a por unos helados? conozco una heladería que te va a encantar.

-Gracias, pero pasaré por hoy. Igual, te voy a pasar mi número, así podemos juntarnos otro día.

Saco el celular de mi bolso de mano. Sin embargo, ella demuestra una expresión de confusión que no llego a comprender.

-¿Esta todo bien?-pregunto, mientras presiono el boton 'Agregar contacto'.

-Perfectamente-sonríe y sacude la cabeza-, me quedé pensando en otra cosa. ¿Estas segura de que no quieres el helado ahora?

-Justo acabo de comer-me encojo de hombros, como excusándome.

Intercambiamos nuestros números de teléfono y luego de unos minutos de charla, nos saludamos y nos vamos hacia direcciones opuestas: yo, de vuelta a mi asiento asignado y ella, hacia afuera (probablemente a tomar ese helado que tanto deseaba).

La pelea se encuentra en un punto crítico por el lado del contrincante de Harry; pues este le esta dando una paliza tras otra que deja rastros de sangre por todo el cuerpo del boxeador. Su puño aterriza sobre su pecho repetidas veces, hasta que el otro toma el control del momento y se defiende con los brazos, para después encajar una de izquierda sobre la mandibula del rizado.

El golpe me duele hasta a mí.

-¡Levántate, imbécil!-la persona que se sienta justo por detrás mio le grita a Harry, quien trata de recomponerse. Luego, en voz mas baja y a su acompañante, susurra:-Pagué dos de los verdes para que ese idiota gane, ¡quisiera meterme en ese ring yo mismo!

-Entonces hágalo y de paso nos hace un favor a todos-me doy vuelta y le grito, antes de si quiera pensar en lo que estoy haciendo.

El hombre, (calvo, con la camisa manchada de nachos y un pronunciado fruncir en su ceño) me dedica una expresión de puro enojo, pero se limita a observarme.

Una sonrisita se escapa de mis labios cuando me vuelvo hacia el frente. ¿Acaso acabo de defender a Harry Styles?

La idea confunde mis ideas y mis propios pensamientos pero no lo reprimo.

Si, acabo de hacerlo.

La pelea termina con un golpe duro de parte de Harry al otro, justo sobre la ceja. El boxeador cae al suelo y tarda mas de diez segundos en recomponerse, lo que levanta los gritos emocionados de quienes apostaron por el rizado. Me veo extrañamente sonriendo al ver aquella sonrisa presente en su rostro.

-¡Esto le asegurará un buen futuro! -escucho decir a un hombre, cuando paso cerca de Harry para felicitarlo. Quiero decirle lo bien que peleó y la mejoría que noté desde la última pelea. Sin embargo, los patrocinadores no piensan ni un segundo en cederme la palabra y me veo obligada a alejarme, con la mirada de Harry puesta sobre mi.

Me abrocho el cinturón ya lista para regresar a una aburrida noche de sábado sin Louis pero las palabras de Lena se me vienen a la cabeza y me dan una idea mejor.

Paso por la Avenida Fortescue y compro un helado en la primera heladería que localizo. Me siento en un banquito a disfrutar del chocolate con nuez tan delicioso que escogí, mientras analizo todo lo ocurrido durante la noche.

Lena.

No pude evitar notar lo hermosa que sigue siendo hasta el día de hoy, mientras que yo apenas me preocupo por ponerme los joggins cada mañana y por comer apenas sea la hora. Sus labios estaban perfectamente pintados con esa caracteristica manera que tiene, mientras que sus piernas al descubierto delataban varias sesiones de gimnasio a la semana. Esperaba que nuestra conversación durara mas, quizá hasta sentarnos juntas para ver la pelea, pero su apuro por salir del estadio me dejo boquiabierta y con las ganas de volver a verla.

Por suerte conservo su número.

Tiro el cucurucho en el tarro de basura continuo al banco y regreso a mi casa. En el camino, recibo un mensaje de Louis, el cual afirma que no llegará a casa hasta un par de horas por un retraso en el trabajo. Bufo.

La casa de Harry esta a oscuras cuando le echo un corto vistazo. Sin embargo, el problema parece ser de la electricidad, pues cuando intento encender la luz de la sala de la mia, tampoco se prende y tengo que caminar a tientas hasta la cocina para encontrar la caja llena de velas que guardo por si acaso.

Abro varios estantes y repisas antes de encontrar la caja Nike donde se encuentran. Estiro un brazo hacia arriba y...

Toc toc.

El sonido de la puerta me hace perder la fuerza en el brazo de alguna manera y, todas las velas y mecheros caen al piso con estrépito.

-Mierda.

Maldigo a la persona que toco la puerta mientras me dirijo a la entrada para atenderla.
Durante el camino me choco con una mesita y tengo que apretar los ojos para no derramar alguna lágrima.

-Hola...-abro la puerta. Un escalofrío recorre mi cuerpo.

-¿Tienes velas?-pregunta Harry, practicamente ingresando a la casa sin mi permiso.

KeeperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora