Apoyada contra esta musgosa pared y cruzada de brazos, tengo que soportar el dolor de ver como lastiman a Harry y si, me supone un enorme dolor, puesto que en cada golpe que recibe su cuerpo, siento que yo también estoy siendo lastimada. Me tapo los ojos con una mano por decima vez en estos últimos diez minutos, cuando un puño se hunde en las costillas de Harry y logra derribarlo por unos segundos; nunca estaré lista para ver la sangre de otra persona, es mas, ni siquiera la mía. Suena la campana que da fin al segundo round y aprovecho estos pocos minutos sin violencia para moverme un poco y quizá coger una bebida.
—¿A cuanto están?—Jim Lahey aparece en el momento justo, cargando con una bandeja con vasos rebosantes de cerveza. Se vuelve hacia mi, cauteloso de no dejar caer la gran cantidad de liquido que porta.
—$25 el vaso—hace una mueca de dolor cuando coloca la bandeja sobre su hombro. Me pregunto como es que puede lidiar con tal peso,¿Cuantos litros habrán en total? ¿diez, quince? Suponiendo que cada unidad posee alrededor de un litro y medio, lo suficiente para emborracharme dentro del instituto.
—¡Veinticinco!—exclamo. Tengo la billetera cargada con cincuenta dolares que podrían ser bien utilizados para comprar una linda playera, pero en cambio, tengo que gastar la mitad en un vaso de cerveza rubia, solo para no morir del aburrimiento aquí dentro—¡Porque tan caros! ¿Acaso les metiste el elixir de la vida o algo tan extrafalario?
—Oh vamos, yo solo los vendo—se queja. Es evidente que no aguanta mas lo de estar parado con todo ese peso encima. Al final, me rindo y le doy los veinticinco, aunque de muy mala gana.
La cerveza esta tan fría que se me helan los dedos con los que sostengo el vaso. Pasados unos siete minutos, ya cambie de mano por lo menos cuatro veces para no congelarme, pero no funciona, por lo que comienzo a dar tragos largos para acabarla lo antes posible. De ninguna manera desperdiciaria veinticinco dolares.
Me queda solo un cuarto del liquido cuando la campana de pelea vuelve a sonar y Harry y Ryan Mitchells vuelven a ponerse en pie. Todos comienzan a vitorear y vaya razón desconocida, yo también lo hago.
Yo nunca aliento este tipo de cosas, no esta en mi. Solo que ahora...¿Ahora que? Me salgo de mis extraños pensamientos para darme cuenta que sigo con las manos en alto, aun cuando todos las han bajado. Me recompongo y le doy otro trago a mi cerveza; la campana acaba de sonar y me hará falta para no vomitar.
En el cuarto round, estoy lo suficientemente átonita como para reaccionar: Harry esta siendo vergonzosamente derrotado por el otro, que parece una abominacion científica, pues no se cansa jamas y no tiene ni un rasguño en todo el cuerpo, a pesar de los pocos que les asesto Harry. Una línea de sangre parte desde el cabello del rizado y acaba sobre la altura de su mandíbula.
—Pelea difícil, ¿eh?—me vuelvo hacia mi costado para encontrarme con Donna, que también carga con un vaso de cerveza. Apesar de que apenas me llega al hombro, lleva unos zapatos con plataforma que la elevan hasta mi altura y un poco mas. Su cabello esta recogido en un perfecto rodete a lo alto de su cabeza.
—Lo es...—respondo con recelo; hace apenas unos minutos estaba restregandome el beso que le dio a Harry y ahora esta aquí, hablandome.
Me vuelvo hacia la pelea, decidida a concentrarme en ello y no en esta extraña que se acerca cada vez mas.
—Creo que empezamos con el pie izquierdo—su voz suena demasiado cerca de mi oreja. Observo por el rabillo del ojo y percibo que esta casi pegada a mi.
«Bueno, soy zurda, así que tengo que comenzar siempre con el pie izquierdo me guste o no» , tengo ganas de contestarle, pero el chiste es tan malo y ella tan fabulosa, que solo me dejaría en el lugar de la idiota del año, o del siglo quizá.
—No es fácil cuando besas a mi novio en frente de mi—esta vez, me giro para quedar de espaldas a la pared y justo frente a ella. Siento los brazos tan inservibles que tengo que cruzarlos sobre mi pecho.
A esta corta distancia de su cara, puedo ver cada detalle, cada facción que quizá de lejos confundiría: sus ojos tienen un aire mínimamente oriental y su color se confunde entre el marrón y el rojizo. Sus labios—que la primera vez estaban cubiertos de brillo— hoy se encuentran al natural y solo así puedo descubrir que son mas finos de lo que creí. También,me sorprendo al notar la palidez de su cuerpo entero, ya que uno pensaría que una mochilera que recorre todo el mundo como ella, estaría bronceada. Pero no es así.
Si estuviéramos en Forks o en Mystic Falls, creería tranquilamente que Donna es un vampiro, pero lamentablemente, esto tampoco es Crepúsculo ni el apuesto Edward Cullen aparecerá junto a ella.
—Oh, te refieres al beso en la mejilla de hace un rato—repone, luego de varios minutos de meditación—. Esta claro que solo fue algo para la suerte, nada mas.
—Ojala así sea—aprieto los labios y ella sonríe, enseñando esos blancos y pequeños dientes. Su mano aparece de repente frente a mi, justo como el primer día cuando nisiquiera sabia su nombre.
—¿Que significa esto?—observo su mano en el aire y luego a ella. No voy a rendirme tan fácilmente.
—Solo una ofrenda de paz—dice con su mejor careta de chica buena. Apenas nota que no pienso mover un solo musculo, resopla y me toma por un hombro para que la mire directamente a los ojos—. Si tu seras la novia y yo la amiga que vive en su casa, entonces sera mejor que nos llevemos bien o de lo contrario, se volverá muy tedioso.
Suspiro, resignada. Se que no quiero tener nada que ver con esta chica, pero el punto que dio fue razonable y la verdad es que no quiero pasar otra visita en su casa apartada de todos y tirando tazas caras de te sobre el mantel.
—Bien—suspiro por segunda vez y desenriedo mis brazos para aceptar su mano—. Creo que podemos comenzar de nuevo.
Compartimos una sonrisa, hasta que alguien se para por detrás de ella, requiriendo su atención.
—Tienes que pagarme la cerveza—reclama, con evidente incomodidad en la voz. Este no es el mismo chico que me vendió a mi, por lo que no puedo evitar preguntarme cuantos chicos se dedican a hacer esto durante las peleas.
—Claro, dejame buscar el dinero en mi auto—ella responde y comienza a caminar entre la gente hasta desaparecer de mi vista.
Apenas sale por la puerta de entrada, comienzo a concentrarme en los abucheos que se escuchan a mi alrededor. Giro hasta quedar mirando hacia el ring, para encontrarme con un Harry totalmente inconsciente sobre el piso. Malboro esta gritando algo desde afuera del ring, aunque por su rostro contorcionado por el enojo, podría decirse que son mas blasfemias que alientos los que les dirige a su hijo.
Estoy totalmente en shock, no solo por el estado de Harry, sino también por la reacción de todas las personas del lugar, que en vez de estar preocupados por su salud, no hacen mas que gritarle que se pare y pelee como un hombre. Mis piernas comienzan a moverse inconscientemente entre la gente, ayudandome con los brazos a apartar a cualquiera que se interponga en mi camino. Cuando llego al ring, doy un salto y paso el elastico separador.
Jamas haría esto frente a cientos de personas, seria vergonzoso, pero en este momento, solo me importa lo que a nadie y es por eso que pierdo la introversion.
Me agacho junto a su cuerpo ensangrentado; tengo ganas de vomitar y salir de aquí, pero no lo hago. En vez de eso, me concentro en medir sus latidos para comprobar que esta respirando...y sudando mas de lo normal. Busco con la mirada a los paramedicos, pero solo me encuentro con la cara del presentador, que se aproxima cada vez mas a la mía y grita:
—¡Ya llegan los paramedicos!—un enojo súbito me calienta la cara. No puedo creer que no tengan paramedicos preparados por cualquier inconveniente.
Me quedo junto a Harry hasta que su padre aparece frente a el, con la cara roja de ira.
—¡No puedes arruinar esta oportunidad!—se agacha sobre el para tomarlo por los hombros. Comienza a zarandearlo con frustración mientras le grita un insulto tras otro—¡Decker y Granatee están sentados justo allí—señala exageradamente con el dedo hacia el publico—, esperando una victoria de la Parka! No puedes hacerme esto, ¡No ahora!
Lo aparto con un brazo antes de que este maníaco termine de torturar a su hijo. Sus ojos se posan sobre los mios denotando una ira aun peor a aquella que le demostraba a su hijo, mucho peor.
—¡¿Y tu quien eres para meterte en un asunto que no te incumbe?!—luce tan desesperado que de repente siento miedo de que me agreda físicamente. Lena no mentía al mencionar que esta loco de la cabeza.
Mi boca esta abierta pero las palabras simplemente no salen. Creo que estoy tan consumida por el terror de que me toque que mis cuerdas vocales no han hecho mas que ponerse en mudo. Sin embargo, su atención corre hasta su hijo, que de repente ha comenzado a toser y a mover los brazos.
—Gracias a Dios que despertaste —le dice enseguida, con una atroz mirada que no anticipa nada bueno. Apenas lo veo incorporarse del suelo, el aire se me es devuelto a los pulmones y el corazón al pecho, que hasta entonces saltaba por mi garganta.
El Harry que acaba de despertar me observa a mi y luego a su diabólico padre.
—¿Puedes continuar?—me apresuro a preguntar, antes de que cualquiera intente sacarme de aquí.
—Vas a continuar—farfulla Malboro, antes de que el otro pueda emitir una palabra. El presentador se acerca escoltado por los paramedicos, que cargan cada uno con grandes bolsos en sus manos. Estos se acercan al herido, pero el padre los detiene con un brazo antes de que puedan tocarlo—. El ya esta bien y va a continuar.
Uno de los hombres con bolso observa a Harry en busca de una respuesta y este asiente, aunque se perfectamente que solo lo hace por su padre. El otro me toma enseguida por los brazos y me pide no tan amablemente que salga del ring, para así continuar la pelea. Asiento de mala gana y poniendo el requisito de tener la posibilidad de observar en primera fila por si las dudas, se me es concedido y la pelea se reanuda.
Puedo escuchar los abucheos que llenan al gimnasio, todos en contra de Harry. Un gordito que esta a mi lado grita 'Marica ' y no puedo evitar dedicarle mi peor mirada asesina, aunque este no le de atención de todas formas. Mi apuesta sale nuevamente al ring y se prepara para comenzar con el quinto round, aunque se encuentra en condiciones tan óptimas, que pareciera que el estuviera comenzando un primera round mientras Harry, el sexto y último. Es como un cuchillazo para mis oídos escuchar el horrible sonido de la campana que da inicio a este infierno.
Jamas, nunca, jamas, soportaré el boxeo.
Los primeros cinco minutos los paso con los ojos tapados, pero lamentablemente, tengo solo dos, no cuatro manos y tengo que soportar escuchar el ruido de los golpes, que ojala estén siendo repartidos sobre el cuerpo de Ryan y no Harry.
Una mano se posa sobre mi hombro justo cuando decido abrir los ojos.
—Pensé que no te encontraría aquí—me dice Zeeke, entre un suspiro de cansancio—. Menos en primera fila.
—Solo estoy ayudando.—aprieto los labios. Es un gesto que se me da tan natural últimamente— No se si has visto lo que acaba de pasar.
—Si, fue duro—observo su atuendo; esta impecablemente a la moda, con la excepción de la mancha de cerveza en su camisa a rallas, que lo arruina todo—, pero era un poco obvio, pues Ryan se encuentra dos categorías mas arriba que Harry.
—No sabia eso,—frunzo el ceño. El hecho de que a alguien se le haya ocurrido colocar a personas de diferentes categorías en una pelea es algo enfermizo.
El asiente y se vuelve para observar la pelea, mientras bebe el contenido de otro de esos interminables vasos que te congelan los dedos. Intento con todas mis fuerzas no mirar hacia allá, donde yo se quien esta recibiendo una paliza, pero al final, es inevitable no pegar ni una miradita.
Harry esta recibiendo un golpe tras otro, sin siquiera usar los puños para defenderse, solo...parece una bolsa de practica. Su mirada esta ligeramente perdida y tiene los ojos entornados, como si estuviera medio dormido. Este no es el Harry que conozco, aquel que se defiende a muerte y lucha a su ritmo sin perderse, este no puede ser el.
Oigo a Malboro gritar algo desde una esquina del ring y acto seguido, Harry intenta estirar un brazo hacia su contrincante, pero su movimiento es tan frágil y lento que se pierde en el aire cuando Mitchells se adelanta y le encaja un puño bajo la mandíbula.
Entonces se desploma.
Puedo escuchar el ruido de su cabeza chocar contra el piso y el revuelo general en todo el lugar cuando descubren que su apuesta de $10, $30, $50 dolares esta perdiendo vergonzosamente. Pero eso no es lo que me importa.
Esquivo el agarre de Zeeke cuando intenta retenerme para que no me meta al ring, me zafo de los brazos del presentador y de los furiosos ojos del padre. Justo como hace unos pocos minutos, me agacho junto a el, repitiendo el mismo procedimiento.
Solo que esta vez es diferente.
—No esta respirando.¿Estoy soñando o ya somos un millón? La verdad que cuando entre anoche a Wattpad y vi semejante cifra me quede en shock por el resto del día, además de estar hiper energetica que ya ni pude dormir. Estoy puramente agradecida por todas las oportunidades que me dan. No todas las personas pueden contar su historia y recibir este apoyo, por lo tanto, me siento realizada de ser una de aquellas personas que lo lograron. Un millón para mi siempre fue imposible, algo muy lejano a lo que no creí llegar, como ya mencione en otro capítulo. Siempre veía todas las historias conocidas y me preguntaba como hacían esas escritoras para lograrlo,¡Parecía imposible! En mi experiencia, la clave fue escribir por gusto y no por deber, sin apuro. Desde ya, eso ayudo mucho al crecimiento de la historia. En fin, mil millones de gracias de todo corazón(:
Pregunta del capitulo: ¿Que piensan de este cambio de Donna?
Pd: Yo imagino a Donna como Malese Jow, pero si no les parece, lo dejo a su criterio.Saludos,
Maggie.