Capitulo #45

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Sky.

El único ruido emitido en la sala era el de los cubiertos chocando contra la porcelana de los platos. Papa mastica la carne con dificultad, mama no despega los ojos de su plato y mi hermano mueve el tenedor entre la comida, sin ánimos de comer. Es la primera vez que cenamos a las diez de la noche, todo a causa del arresto que Dean había tenido horas atrás, en una de esas aborrecidas fiestas clandestinas que tanto le disgustaban a mi padre, al punto de causarle dolores de cabeza muy seguido. Esta vez la fianza a pagar para sacarlo de las rejas había sido de doscientos dólares y Robbie no estaba tan contento con la noticia. De hecho, apenas habíamos salido del lugar, el aseguro a su hijo que tendría que trabajar para devolverle todo el dinero y, trabajar para recuperar la confianza de sus ahora heridos padres.

Beth se levanta de la mesa y minutos después regresa con un platón de postre casero. Las frutillas sobre la crema blanca luce tan bien y los trozos de chocolate amargo me tientan a tomar una porción, pero sin embargo, todos están tan quietos y ensimismados en su mundo que la idea de levantarme para coger un poco de torta resulta tímida en mi cabeza.

-He pasado toda la tarde horneando este pastel, ahora espero que lo devoren hasta que se limpie la fuente- Beth comienza a cortar pedazos, pero a nadie parece importarle.

Dean se levanta con el plato lleno de carne y porotos en las manos, siguiendo su habitual costumbre de llevar sus restos al fregadero después de cada comida. Sin embargo, es Robert quien replica primero ante esto.

-La cena no ha terminado-sus manos cruzadas sobre la mesa. Tiene la expresión de quien está a punto de explotar, pero intenta permanecer impasible-. Tienes que sentarte en la mesa y esperar a que todos nos levantemos.

-¿Y desde cuando existe esa regla en esta casa?-masculla, entornando los ojos. A esta corta distancia puedo observar el pequeño tatuaje que lleva sobre la muñeca, con su nombre dibujado en griego. Ese tatuaje que se hizo hace dos años, a escondidas de mis padres y con el dinero de la nueva bicicleta que íbamos a comprarle a Beth.

-Desde ahora. Siéntate -repone el padre, esta vez con menos paciencia en la voz. El jamás dañaría a una mosca, pero Dean es probablemente la única persona en el mundo que logra sacarlo de quicio en cuestión de segundos-. Tu madre ha preparado un delicioso pastel.

- ¡No quiero comer el puto pastel!-réplica y ante este leve descuido del tatuado, el plato escapa de sus manos y se rompe en mil fragmentos sobre el piso recién encerado, en una solución de porotos, carne roja y porcelana blanca.

- ¿Podrías dejar de arruinar todo lo que tocas?-Robert le grita y se tapa la cara con las manos. Conociendo a mi padre, debe de estar pensando en el costo del plato nuevo que deberá comprar.

-Perdona, el hijo no deseado ha hecho más cosas de las que avergonzarse, mi error, lo siento.

- ¡Dean! -mi madre participa, dirigiendo una mirada amenazadora al hijo.

-Es la verdad-contesta, comenzando a caminar hacia la puerta-. Soy ese hijo, el que todos desearían que desapareciese.

La voz de Zeeke me llama a lo lejos, junto con un leve golpeteo que siento en el hombro. Cuando abro los ojos, él está frente a mí, con los ojos muy abiertos y su mano aun sobre mi cuerpo.

-Llevo llamándote por lo menos hace cinco minutos-su voz en un tono reprobatorio-. Vaya que tienes sueño pesado.

-Lo siento-me estiro en el lugar; no puedo creer que haya podido quedarme dormida sobre una incómoda barra de bebidas. Cuando me huelo el cabello, puedo sentir el olor a alcohol mezclado con shampoo, en una combinación realmente asquerosa-. Creo que no dormí lo suficiente anoche.

KeeperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora