#86

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-No me malinterprete, señora...señorita Howell-esta sonríe al escuchar su nombre bien pronunciado-, pero Harry y yo no...

-Ya se lo que estas a punto de decir-me interrumpe nuevamente-. Vas a decir que mi nieto no te mira ni por conveniencia, ni te da atención y hasta te ha rechazado en cada oportunidad.

Sus palabras me encienden de repente, ¿Acaso sabe ella algo acerca del beso?

-Por esa mirada yo diría que así es. -esboza media sonrisa. Es ella quien toma asiento ahora, justo en frente de mi- No sé qué es lo que haya pasado, pero déjame decirte que no es lo que tú crees, hija-las lágrimas en mis ojos pugnan en salir; estoy haciendo todo el esfuerzo posible para no comenzar a llorar frente a ella-. Si bien Harry no es un caballero de cuento, hay que comprender su solidez con todo el mundo. Él ha vivido sin influencia femenina por muchos años, casi toda su vida, por lo cual, no tiene idea de cómo acercarse ni tratar a una mujer.

-Señorita Howell-la interrumpo-, muchas gracias por contar todo esto pero sería una mentira decir que su nieto esta mínimamente interesado en mí, créame.

La anciana rodea los ojos como una adolescente incomprendida.

-Si es lo que tú dices-repone y se levanta para volver hasta la parrilla. Saca la carne ya asada y la deja sobre un plato.

Un lejano ruido a madera me obliga a agudizar el oído para escuchar mejor; una puerta que se cierra y el sonido de los pasos pesados de un hombre. Harry está aquí.

Sin embargo, las palabras de Penny me mantienen entretenida; quiero pensar que mis teorías sobre Harry son ciertas, aunque la pura verdad es que me dejo en la duda. Pero... ¿Qué clase de chico está enamorado pero rechaza un beso? Es algo incomprensible
- ¡Abuela, ya llegue!-grita desde adentro -. Voy a probar la barbacoa, pero antes voy a cambiarme.

-Está bien-responde Penny dándome la espalda.

Esta llega hasta la mesa con la humeante carne en el plato y la deja justo al centro de la mesa.

-Sabes linda...-dice. Esta vez se sienta a mi lado y deja el lugar del frente vacío- Hay algo que no te dije sobre mi nieto todavía.

Como no se bien que responder, al final digo:

- ¿Que... que cosa?

-Que tiene una asombrosa costumbre de proteger con su alma a aquello que ama. Puede ser muy imbécil y frio, pero si le importa algo... créeme que va a cuidarlo con todo su ser.

Un ruido repetitivo y titilante logra sacarme de mi ensoñación. Se escucha a una corta distancia y seguramente debe de tratarse del camión de mudanza de mis vecinos, los Styles.

Pienso en las coincidencias de la vida: cuando un sueño, un recuerdo tal como el que acabo de tener llega a mi mente, vengo a desvelarme con la señal de que él se irá. La señal de que no volveré a verle nunca más y esta vez para siempre.

Corro las sábanas de mi casi desnudo cuerpo y me acerco al vestidor para coger una muda de ropa para un día tan frío como este. Es increíble como a pesar de estar ya en primavera el frío sigue azotando los aires de Filadelfia.

Las sábanas perfectamente tendidas del lado de Louis me recuerdan que anoche me llamo a mitad de doce para anunciar que el trabajo lo tiene bastante ocupado. Sin embargo, no me veo afectada de ninguna manera, puesto que este último año ha pasado más tiempo entre computadoras que conmigo. Desciendo por las escaleras arrastrando los pies, al recuerdo de que esta tarde tendré que conducir unas cuatro horas para llegar a casa de Beth, donde me espera con unos panecillos caseros y la presencia de Dean, quien ha vivido con ella desde el trasplante.

KeeperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora