XVI

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Después de una humillante derrota, Edric utilizó la piedra de teletransporte, pero estaba tan mal herido que ni siquiera pudo enfocar sus pensamientos.

Aunque regresó a la aldea Birchloir, al no ser capaz de usarla como se debe, terminó por aparecer en el aire, cayendo de golpe al piso en presencia de todos.

Su repentina aparición tomó por sorpresa a los habitantes, sobre todo al verlo en ese estado tras su larga ausencia.

Se encontraba frente al padre de Moirah, quien aunque le ordenó no regresar sin ella, al verlo así no pudo recriminárselo.

– ¡¿Edric?! ¿Qué te pasó?

Él estaba tan mal que ni siquiera pudo responderle, físicamente no parecía tan grave, pues además del corte en su ojo – el cual cubría con una mano – solo tenía raspones y heridas leves.

Pero los brutales azotes contra el piso le dejaron costillas rotas, un tobillo dislocado y fracturas a lo largo del cuerpo.

– ¡Que alguien lo sane de inmediato! – Ordenó.

Un par de elfos guerreros lo llevaron con la curandera de la aldea.

Utilizando de todo, desde plantas medicinales hasta pociones sanadoras, lograron que se recuperara. Sus huesos rotos, raspones y demás volvieron a la normalidad en segundos, incluso el rastro de sangre que escurría en su rostro desapareció, pero la cicatriz del corte en su ojo seguía ahí.

Tal y como dijo Syous, pasaría el resto de su vida con una marca que le recordaría su derrota ante un humano.

Recuperó la consciencia y se levantó. Entonces la curandera le dijo algo que jamás hubiera esperado.

– No sé quién te hizo esto pero... si hubiera tardado un poco más habrías perdido tu ojo.

Al escucharla no pudo evitar tocar la cicatriz, y aunque le causó un dolor leve, su orgullo desecho era lo que más dolía.

– Debo hablar con el jefe.

Fue al centro de la aldea, donde se encontraba el padre de Moirah. Los habitantes lo siguieron, pues nadie podía creer que algo así le hubiese sucedido.

Cuando llegó ante él, se encontraba tan molesto y desconcertado que ni siquiera lo dejó hablar y de inmediato lo reprendió.

– Explícate Edric ¿Qué sucedió?

– Lamento ser portador de malas noticias señor. Pero mi fracaso no es lo peor que ha sucedido.

– ...

– Su hija ha cometido la peor de las traiciones.

Edric contó todo desde el momento en que encontró a Moirah. Sin embargo, involucró sentimientos personales al hacerlo. Retorció parte de los hechos e incluyó mentiras en la historia.

Además de los detalles que eran ciertos, como que Moirah se involucró sentimentalmente con un humano – lo que sorprendió y molestó a todo el pueblo, en especial a su padre –, Mintió diciendo que se unió a Syous para lastimarlo así.

Era claro que su resentimiento no solo estaba dirigido hacia el hechicero, odiaba a ambos por destruir su orgullo. Sentía que lo habían pisoteado y de ninguna manera la perdonaría por su comportamiento.

Si con esto podía conseguir que incluso su padre la olvidara, sería al menos un pequeño consuelo hasta que llegara el momento en que pudiera vengarse.

Ni siquiera le hizo falta mencionar la petición de Moirah sobre que olvidaran su existencia.

Mucho antes que eso, el jefe había tomado una decisión. Como decía su nota, había perdido a su hija... pero no por las razones que ella decía tener, si no por sus propios pensamientos – los cuales Syous calificó como retorcidos –, y así lo eran.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora