Después de un largo viaje y enfrentar un grupo de monstruos, por fin arribaron a una ciudad perteneciente al mundo de Syous. Rodeada por una gran cerca de madera que recorría su exterior. Al llegar al portón principal, Riyuto se encargó de todo para entrar, una vez ahí, se detuvo justo al otro lado, dejando su carro y dándole un merecido descanso a sus caballos.
Salieron para despedirse del conductor y seguir con su camino, pero este último aún tenía un par de cosas que decirles.
– Bueno, supongo que este es el fin del recorrido para nosotros – le dijo el hechicero.
– ¡Espera! Yo... gracias, por salvarnos allá atrás.
Syous lo miró sin decir palabra alguna.
– Si algún día necesitas algo, solo pídelo.
– Descuida, no es necesario.
– Aunque digas eso, al menos hablaré de ti con mis contactos, te garantizo que te será de utilidad – rio.
– Si sientes que debes pagar tu deuda, haz lo que creas necesario – añadió dando media vuelta.
Después de esa pequeña e incómoda despedida, se separaron.
Antes de adentrarse en la ciudad, Rose permaneció atónita ante esta. Una inmensa cantidad de casas de piedra con tejas de madera como techos, cercas junto a algunas que servían como establos para criaturas de ese mundo, como los Bernners. Una especie de aves con patas grandes, cuerpos robustos y cuellos largos que cumplían con propósitos similares a los caballos.
En definitiva era como vivir dentro de una historia de fantasía, su sueño se había vuelto realidad.
Syous la veía con atención, pues ella estaba perdida con la ilusión.
– ¿Es igual a lo que esperabas? – Preguntó él.
– ¿Eh? Ah, lo siento creo que me deje llevar un poco – respondió apenada –. Sí, me siento dentro de un libro.
– Andando, aún tenemos trabajo que hacer.
Comenzaron a recorrer el lugar en busca del gremio local, pues Syous quería informar sobre lo que ocurrió en la frontera.
No les tomó mucho tiempo dar con este, ya que se encontraba en una de las primeras calles. Era un gran edificio, parecido a las casas, aunque de al menos el doble de tamaño.
Ambos entraron y de inmediato atrajeron las miradas de todos, irónicamente no por Rose, pues cualquiera supondría que entró a pedir los servicios de alguien o dejar un encargo.
Fue Syous quien se ganó las miradas. Su atuendo lo delataba como aventurero, pero el ser tan joven fue lo que llamó la atención. Sin duda era conocido en su ciudad natal, pero era probable que ahí jamás hubieran escuchado de él.
El lugar parecía una especie de bar o restaurant, tenían mesas de madera con bancas incorporadas y servían comida y bebidas para cualquiera, a cambio de un módico precio.
Syous dejó a Rose sentada en una de estas para dirigirse hacia la pizarra que contenía las misiones disponibles, junto a ésta se encontraba la persona encargada de los mismos.
Se detuvo un momento a ver el listado en busca de algo que le diera una pista sobre lo que enfrentó, era posible que alguien dejara un encargo referente a los monstruos que eliminó y estaba dispuesto a cobrarlo, pero a su vez pretendía examinar todo para descifrar lo que invadía su mente.
Mientras se encontraba de pie ahí, un hombre de cabello largo hasta los hombros, de unos veinticinco años, vestido con armadura se le acercó por un lado y le dijo:
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Magical Chronicle : The Relics of Creation
FantasíaRose es una chica de preparatoria común que tiene una gran afición por las historias de fantasía y posee un antiguo libro desde la niñez. Un día, tras salir tarde de la escuela, este comenzó a brillar en sus manos, llevándola a encontrar una misteri...