II

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Pasados unos minutos, el hechicero continuaba viendo con una mezcla de intriga y seriedad cómo los iconos de las reliquias restantes aparecieron.

Esto era algo nunca sucedido antes, que sobre todo lo llevó a hacer comparaciones con sus hechizos, pues ver algo con tono apagado por lo general indicaba que ya poseía algo, solo que aún no podía usarlo.

Rose era la única que entendía a medias a Syous, por eso se animó a preguntarle, pero justo antes de siquiera pronunciar palabra, él guardó su bastón.

Después de esto acordaron regresar juntos, como hacia un día tan hermoso se dieron el gusto de caminar para relajarse un poco y disfrutarlo ahora que les era posible.

La luz del sol adornaba su camino mientras una suave brisa movía el pasto frente a ellos, otorgándoles un panorama tan pacifico que les hizo olvidar los problemas recién superados.

Habían pasado casi tres horas desde el ataque a Aensun. Queriendo verificar su destrucción, Foltnner envió dos monstruos que lo cuestionaron cuando regresó al bosque y así fueran testigos de su "pequeña obra".

Con ayuda de sus portales oscuros, aparecieron ocultos en la montaña desde donde se podía ver esa ciudad, la cual, en sus palabras, "ya no debería existir".

Los leves rastros de destrucción les indicaron que no mintió sobre el ataque, aunque también fue evidente su fracasó. Sin embargo, ahora conocían sus verdaderas intenciones y dejaron pasar un error tan insignificante.

Por mero placer quisieron terminar el trabajo ellos mismos, matando a tantos humanos como fuera posible, pero se detuvieron al escuchar voces acercándose.

Aguardaron pacientes, ocultándose entre las rocas hasta ver de quienes se trataba. Si eran humanos comunes les servirían de bocadillo, de ser aventureros podrían emboscarlos y evitar que intervinieran.

Entonces vieron a Syous y lo reconocieron al instante, el hechicero que tantos monstruos buscaron por años al fin aparecía, luciendo como una presa fácil.

Se sintieron tan confiados por haberlo encontrado que ignoraron su plan de emboscada y corrieron a bloquearles el paso, sus enormes pisadas alertarían al grupo sobre su hostil presencia.

Estando frente a frente, los orcos se jactaron de haber acabado a muchos guerreros mientras cumplían las órdenes de Foltnner, al mismo tiempo aseguraron que eso no sería nada comparado con matarlo.

Su amenaza no significó nada para él. Por otro lado, saber que fueron parte de los ataques con los que pretendían hacerlo aparecer, los cuales llevaron sufrimiento e incluso muerte a personas inocentes le hizo hervir la sangre.

– Yo me encargare de esto, no se entrometan – les dijo a sus amigos mientras daba un paso al frente.

Todos notaron la furia que parecía emanar de su cuerpo, era claro que tomaba eso como la oportunidad de desquitar su enfado acumulado. Más que por comprender sus motivos, se mantuvieron al margen porque se sintieron asustados al verlo.

– Aquí me tienen bestias estúpidas, ¿Qué harán al respecto?

Los orcos rieron sintiéndose superiores, creían que la diferencia de tamaños les garantizaba la victoria.

Armados con enormes hachas, soltaron un golpe mientras se carcajeaban. Intentaron tomarlo por sorpresa, pero él los evitó saltando hacia atrás.

Usando su bastón los golpeó con poca fuerza a propósito, aunque con la suficiente para que soltaran sus armas.

Cuando quisieron tomarlas, el hechicero colocó una barrera que se los impidió, entonces los dejó perplejos desapareciéndolas ante sus ojos.

– ¿Qué sucede? ¿No pueden contra un humano si están desarmados? – Preguntó burlón –. Descuiden, será una pelea justa – guardó su bastón.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora