En mitad de la oscuridad, entre un montón de árboles viejos y podridos, una neblina negra apareció desde la tierra, elevándose hasta tomar la altura similar a la de una puerta.
Foltnner salió de ésta. Tras un rotundo fracaso intentando obtener la reliquia de la realidad, se encontraba de vuelta en el bosque de la desesperación.
Con un evidente gesto de frustración en el rostro, su cuerpo emanaba un aura oscura que parecía humo saliendo del interior de su capucha, la cual removió una vez que no la necesitaba.
Tenía brazos y abdomen cubiertos de extrañas marcas de las cuales surgía esto, incluso emitía un sonido como si ardiera en llamas, parecía un pedazo de carbón humeante con piernas.
Cayó de rodillas al suelo por el dolor, pero poco a poco todo comenzó a desaparecer, aunque lo hizo de forma agresiva.
Después de agonizantes minutos entre gritos y quejidos logró levantarse y de inmediato se dirigió hacia el sitio en que se ocultaba, en espera de mejores noticias respecto a lo que dejó antes de irse.
– No puedo creer que esto haya pasado – dijo con frustración –, es la primera vez que encuentro una de esas cosas antes que ese mocoso y resulta que puede defenderse a sí misma.
El bosque de la desesperación se caracterizaba por su ambiente sombrío y lúgubre, además de un aterrador silencio que provocaba paranoia a quienes lo recorrían.
Pero ahora existía una inusual calma que daba mala espina incluso tratándose de ese lugar. Ni siquiera el más mínimo sonido llegaba a oídos del semi humano, lo cual le pareció extraño, pues al menos alguno que otro monstro debía merodear por ahí.
Cuando llegó a donde sus esclavos goblins se encontraban solo vio sus siluetas entre la oscuridad y les dijo con un tono amenazante:
– Más vale que tengan buenas noticias.
Sin embargo, al acercarse a ellos descubrió que no eran más que un par de estatuas de piedra, y aun en ese estado tenían un pacífico gesto en sus rostros.
– ¿Pero qué...?
Poco le importó verlos así. Lo primero que hizo fue buscar la joya oscura creadora del espejo de visión remota, el cual revelaba la ubicación de las reliquias.
Al no encontrarla, la desesperación hizo que utilizara su magia y se teletransportó a cada punto en que dejó algo para impedir el paso de Syous.
Ver el cadáver del hombre escorpión fue una mala señal, aunque no algo inesperado para él. Pese a tratarse de un monstruo poderoso, sabía que no los detendría.
Pero saber que pudieron llegar hasta ahí y destruir parte de la magia ilusoria que utilizó fue lo que lo hizo enfadar.
Los rastros de lucha en los arboles de la zona donde invocó al wraith le dejaron claro que de alguna manera fueron capaces de matarlo. En ese momento estalló de furia, pues creyó que con eso los acabaría.
Estaba tan rabioso que solo regresó a donde los goblins petrificados, sus emociones se apoderaron de él tanto que perdió el control sobre su poder y éste comenzó a salir de su cuerpo.
Darles una mirada a sus esclavos, con esa estúpida sonrisa en su rostro provocó que desatara su coraje con una brutal explosión de magia, la cual salió disparada como si de un montón de tentáculos se tratara, arrasando con todo a su paso.
Fracciones de tierra, arboles e incluso los goblins que ahora no eran más que un par de estatuas se hicieron pedazos en segundos.
– ¡Desgraciado! – Gritó iracundo –. Esto no se quedará así mocoso entrometido... la próxima vez que sepa de ti acabaré contigo yo mismo.
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Magical Chronicle : The Relics of Creation
FantasyRose es una chica de preparatoria común que tiene una gran afición por las historias de fantasía y posee un antiguo libro desde la niñez. Un día, tras salir tarde de la escuela, este comenzó a brillar en sus manos, llevándola a encontrar una misteri...