Magical Chronicle : The Relics of Creation

Capitulo 1 Encuentro Casual

Mirando hacia el cielo, con nada más que una sonrisa en el rostro y pensando que existe algo más allá de lo que veía, una jovencita se dirigía a paso tranquilo a la escuela, ya que aún estaba a tiempo de llegar y se podía permitir tener una más de sus típicas fantasías. Esta era la vida de Rose Du Lincort, una chica de preparatoria como cualquier otra, vestida con lo que quien la viera pensaría que es una niña de escuela privada.

Llevaba una blusa de botones celeste con un chaleco purpura y una falda a cuadros que hacia juego, zapatos cómodos y calcetas hasta la rodilla. Una vestimenta algo infantil para su edad, ya que a pesar de que su escuela no tenía un uniforme reglamentario, para ella vestir de esa forma se había vuelto una costumbre difícil de ignorar, aunque no es que esto le preocupase mucho en realidad, cualquier chica popular lo sabría con solo mirarla, pues su envidiable cabellera roja y rizada apenas parecía haber recibido la visita del cepillo esa mañana.

Era una clásica chica rara de la escuela, reservada, con pocos amigos, sumergida en su propio mundo. Los que rara vez llegaron a pegarle mirada y pensaban que vivía fantaseando no estaban tan equivocados. Siempre había sido una amante de la fantasía, la mitología y todo aquello que solo existe en los cuentos.

Soñaba siempre que la magia o las criaturas increíbles como los dragones existen en algún lugar que no podemos ver, sin importarle lo que los demás opinaran. Estos pensamientos la invadieron desde pequeña y ni siquiera ella misma sabia el por qué, pero la idea de que todo lo que leía en los muchos libros que con anhelo había consumido a lo largo de su vida podía ser verdad la llenaba de felicidad.

Se dirigió a otro día cualquiera en la escuela por la misma calle que siempre tomaba. A su alrededor, solo un vecindario común y corriente, una fila de casas a cada lado, con los autos en sus cocheras y jardines llenos de césped acompañados de algunas flores, nada impresionante a la vista. Ésta misma rutina era la que desataba su imaginación, bastaba con mirar hacia arriba y dejarse llevar para tener una aventura diferente a diario, al menos, hasta que se topara con la realidad.

Después de llegar y pasar desapercibida ante sus compañeros, casi como si de una persona invisible se tratase, llegó a su salón y tomó asiento en la parte de atrás, pues a pesar de ser dedicada a sus estudios, llamar la atención no era lo suyo. Se sentaba callada esperando a que la campana que indicaba el final de las clases sonara y así poder pasar el resto de la tarde en la biblioteca para continuar con una historia de fantasía más...

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En una solitaria llanura se encontraban un par de jóvenes de vestimenta muy peculiar; un chico alto y delgado, con un peinado hacia atrás, su extraña cabellera oscura tenía un par de líneas blancas, vestía una túnica negra ajustada y una capa del mismo color con un patrón de cortes que cubrían también su parte delantera, pero sin chocar con piernas o brazos, guantes blancos y botas que parecían ser parte del atuendo, armado con un bastón de madera arqueado en la punta.

Junto a él, una jovencita rubia con cabello hasta la cintura, ojos tan azules como el cielo, orejas largas y puntiagudas, llevando un vestido verde claro de una sola pieza con un gran cinturón en el centro, una capa azul sostenida por un par de hombreras, botas hasta la rodilla y guantes que cubrían hasta su muñeca, armada con una espada y un escudo de madera.

– Muy bien, ¿Estás lista? –Preguntó él –. ¡Ataca!

La pequeña arremetió a gran velocidad, blandiendo su inofensiva arma contra el chico, quien bloqueaba los ataques con su bastón y a la vez respondía atacándola a ella, que hábilmente bloqueaba con su escudo, aunque él era muy rápido y algunas veces no lograba evitarlo, pero cuando esto sucedía, solo tocaba con su dedo la parte donde la habría golpeado.