IV

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Amanecía en casa de Rose, ella despertó antes e hizo lo que hubiera hecho en un día cualquiera al salir de la cama. Cepilló sus dientes, arregló un poco su cabello y se vistió, no sin antes bajar a prepararse un desayuno que, aun y sabiendo que no lo necesitaba en realidad fue más la inercia de su cuerpo apegada a la rutina lo que la llevó a hacerlo.

Mientras se encontraba en la cocina no podía evitar pensar en lo que sucedió la noche anterior, era consciente del peligro en el que se encontraban, pero aun lo seguía viendo igual a vivir su sueño de una aventura fantástica. Él por otro lado, estaba en una difícil situación con consecuencias que al parecer iban más allá de tratar de salvar el mundo en el que ella vivía.

Solo de escucharlo furioso y frustrado, no quería imaginar del todo por lo que él estaba pasando. Y aunque le asustó un poco el verlo molestarse de ese modo, ella era una chica por lo general incomprendida y que muy pocas veces recibía empatía, pero esto no la hacía ser así con otros, siempre trataba de ver lo mejor de las personas.

En el poco tiempo que estuvo con Syous, discutiendo y peleando por pequeñeces, dirigiéndose uno al otro con comentarios sarcásticos y en general actuando él como si se encontrara haciendo todo solo, también había visto que tenía un lado amable y protector.

Cuando se hizo sentir menos a si misma, le brindó palabras de aliento, estando en el bosque, poco antes de que encontraran la primera reliquia y ese extraño viento los azotaba le pidió mantenerse detrás para que no corriera riesgos y al momento de dormir ahí priorizó su comodidad antes que la propia.

Sintió que al menos en cuanto a lo que conocía hasta el momento, ese seguro era su peor lado. De la misma forma sintió que debía conocerlo más a fondo y los comentarios que se guardó el día anterior serian de gran ayuda.

Syous despertó tiempo después, aun invadido con pensamientos sobre lo que tenía que hacer, pero sobre todo, del libro. Al haberlo inspeccionado a fondo, ahora no solo tenía la necesidad de saber cómo hacerlo actuar a su favor, sino también por qué era tan interesante e importante para Rose.

Ahora ambos tenían algo que decirse.

Él bajó al escuchar que alguien se encontraba en el primer piso, por lo que pensó que Rose estaba despierta.

– Buenos días – dijo él.

– Oh, despertaste, buenos días – respondió con una sonrisa – ¿Todo en orden? No te ves muy animado – le dijo con preocupación.

– Si, es solo que tengo mucho en la cabeza.

– Justo me disponía a desayunar, sé que dijiste que no era necesario comer y la verdad ni siquiera tengo hambre, pero me siento extraña si no lo hago.

– Descuida, te entiendo, esa poción se usa cuando sabemos que no será fácil conseguir comida, y aunque no es el caso, no está de más alimentarse bien.

– Preparé un poco extra por si gustas tomarlo.

– Creo que podría comer, te tomare la palabra, gracias.

Syous se sentó a la mesa mientras esperaba que Rose sirviera la comida de ambos, él no pudo evitar mirarla, se veía tan animada y feliz mientras hacía cosas tan rutinarias, situación que le hizo sentir como si se encontrara en casa, con su hermana haciendo lo mismo por él.

La calidez del momento hizo que se olvidara de los pensamientos negativos, aunque de todas formas lo que tenía que hablar con ella no había cambiado en absoluto.

– Espero te guste, preparé unos huevos con tocino – le dijo mientras dejaba el plato –. Ahora que lo pienso, no tengo idea de qué clase de comida es la que tienen en tu mundo.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora