XXIX

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Habiendo decidido ir en busca del misterioso objeto que podía ser la reliquia de la muerte, Syous y Rose necesitaban saber donde era exactamente.

Regresaron al distrito comercial por un mapa de la zona, esto era algo tan común que apenas tuvieron que pagar tres monedas de cobre en uno.

Descubrieron que los sitios mencionados en el encargo cancelado se encontraban a solo un par de kilómetros, de inmediato se pusieron en marcha.

Al dejar la ciudad, el camino era muy tranquilo. Planicies cubiertas de césped y hermosos campos de flores que parecían no tener fin, la vista era tan bella que se tomaron su tiempo caminando en vez de volar.

Pero eso terminó cuando llegaron a las cercanías del bosque que les mencionaron. La tierra comenzó a dividirse con elevaciones y pozos tan profundos como un cañón.

El mapa no indicaba qué ruta tomar para llegar a su destino, así que decidieron ir por arriba, pues quizá la altura los ayudaría a descubrirlo.

Muy pronto se vieron rodeados de árboles. Syous sacó su bastón por precaución, ya que las posibilidades de tener encuentros hostiles aumentarían una vez que se adentraran ahí.

Después de unos minutos caminando con dificultad entre una muy crecida maleza, escucharon lo que parecían gruñidos. Entonces continuaron avanzando cautelosamente.

Al acercarse vieron un par de kobolds, pero estos huyeron al notar su presencia.

Él se había preparado para luchar y terminó por llevarse la sorpresa de que los únicos enemigos ahí decidieran irse sin siquiera mostrar la más mínima intención de atacarlos.

– Admito que no esperaba eso.

– ¿Deberíamos ir tras ellos?

– No tiene caso, no ganaríamos nada.

Aunque en ese momento no tenían manera de saberlo, existía una razón por la cual esos monstruos huyeron. El misterioso encargo del gremio fue hecho por Foltnner, de alguna forma se las arregló para que una persona solicitara la misión y poner una trampa.

Quería provocar que la reliquia de la muerte apareciera. Los monstruos que se unieron a él le servían de exploradores. Aun sin saber que planeaba lo obedecían sin cuestionarlo, pues el semi humano los sedujo con mentiras y discursos sobre crear una situación en la que se favorecerían.

Solo sabían era que debían atraer a tantos humanos como les fuera posible para servir de carnada, así sus vidas serian absorbidas y quizá eso la haría aparecer.

Syous y Rose continuaron recorriendo el lugar sin tener ningún otro encuentro, pero después de una hora el camino comenzó a ponerse difícil.

La tierra se abría en algunos puntos, terminando en desfiladeros que se vieron forzados a rodear subiendo y bajando entre la ruta que podían tomar, incluso en algunos tuvieron que saltar de un lado a otro, pues el terreno estaba dividido.

Finalmente llegaron a lo que parecía ser el final. Se encontraban al borde de un enorme acantilado. Delante de ellos no había nada más que gigantescos muros de roca en los que sobresalían picos con algo de césped o un árbol.

Sin embargo, el fondo solo era un montón de piedras que terminaron ahí tras una infinidad de deslaves y bloqueaban la única ruta caminable.

Él tomó a su compañera en brazos y se lanzó al vacío de un salto, usando su magia flotaron con delicadeza hasta caer en una plataforma en la orilla de un muro.

Hicieron esto hasta llegar a un punto en que no había obstáculos para caminar por el fondo del cañón. La tierra estaba cuarteada y seca, crujía con cada paso que daban como si fuera a romperse por el simple hecho de estar ahí parados.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora