Magical Chronicle : The Relics of Creation

VIII

Ahora que recuperaron la quinta reliquia, Syous y Rose se encontraban sentados en el patio trasero.

– Sabes, lidiar con este tipo de cosas es mucho más sencillo en mi mundo que aquí – rio.

– A juzgar por lo que te he visto pasar, creo que entiendo la ironía – rio también.

Después de relajarse un tiempo, continuaron observando el mapa con atención, pero ahora en lugar de esperar una nueva transformación, pensaban en la desaparición de los puntos que los llevaron a la reliquia de fuego.

– ¿Alguna idea del por qué se borraron las marcas? – Preguntó ella.

– La verdad no, pero... hemos recuperado cinco reliquias, quizá eso hizo que su poder se retrajera un poco.

Syous desplegó su árbol de habilidades. Lo dirigió hacia la ramificación del santuario, ahí estaban listadas cuales había recuperado y lo miró fijamente.

– Solo ocho más – dijo con satisfacción.

– Lo has hecho muy bien – añadió ella sonriendo.

– Deberías decir "hemos", no lo habría logrado sin tu ayuda.

Ella se apenó y no supo cómo responder.

– Si te soy sincero, jamás lo llegué a pensar... pero hacemos un gran equipo – devolvió la sonrisa.

En ese momento, un destello surgió de su capa y esta vez ambos lo notaron. Introdujo su mano y sacó el libro, el cual resplandeció de nuevo.

Esto les llamó la atención, así que lo abrió y comenzaron a hojearlo intentando encontrar algo o esperando que les revelara algo, pero nada ocurrió.

Que esa situación se repitiera comenzó a parecerles extraño, si no pretendía decirles algo ¿Por qué reaccionaba así?

Syous decidió intentar conectarse con este una vez más, pues tal vez ahora si estaba dispuesto a darle algunas respuestas.

Removió todos los conjuros del lugar, incluyendo el mapa. Le pidió a Rose que mantuviera su distancia y se detuvo en el centro, colocó el libro en el piso y retrocedió unos pasos.

Se sentó en posición de loto con las manos juntas, uniendo sus dedos índice y pulgar, una línea de luz se creó bajo ambos, desde el centro hacia él era azul brillante, y hacia el objeto era roja.

Una especie de domo cubrió a ambos y se llenó de obscuridad total, no se podía ver nada desde fuera así que Rose solo esperó a que terminara.

Él estaba concentrado, la línea que los unía comenzó a tomar un tono azul en ambos lados, hasta que se volvió del mismo color por completo.

Logro conectarse con el libro, pero esperaba que este fuera quien iniciara la conversación, al ver que nada ocurría decidió entonces dar un primer paso agresivo.

– ¿No hay nada que quieras decirme?

Dijo sin mover sus labios, conversaba por telepatía, pero siguió sin obtener respuesta alguna.

La última vez fue cooperativo, pero en esta ocasión no parecía tener intenciones de facilitarle las cosas.

No le tomó importancia a su resistencia, no estaba dispuesto a retirarse sin obtener algo. Permaneció en calma sin decir nada, era uno solo con sus pensamientos.

Hubo un momento en el que pensó en lo que le mostró la última vez y esas imágenes comenzaron a proyectarse.

Las siluetas de dos personas adultas, una entregándole el libro a otra. Pero aparecían desde la perspectiva de Syous, como si fueran parte de su visión periférica, lo que llamó su atención y de nuevo intentó entablar una conversación.