XXXI

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Antes de partir, Syous reconsideró la situación y le pidió al grupo de Fasha que regresaran a la ciudad por todo lo que pudieran necesitar, pues aunque se transportaran con magia hacia Aengmor sería un largo viaje hasta su destino.

Una vez que llevaban consigo equipo y provisiones suficientes, estaban listos para partir. Creyeron que el hechicero usaría una piedra de teletransporte, pero en su lugar sacó su bastón. Con todos unidos a su alrededor se concentró y dijo:

Telereturn.

Un halo de luz apareció bajo sus pies, se elevó y los encerró en una pequeña esfera que salió disparada al cielo tan rápido que ni siquiera tuvieron tiempo de preguntar qué hizo.

En cuestión de segundos aparecieron en la cima de la montaña donde recuperaron la reliquia de la vida y se toparon con Foltnner por primera vez.

Habían pasado años desde entonces y ahora no quedaba rastro de esa batalla, además todo se recuperó por completo.

Los arboles rotos fueron reemplazados y un hermoso campo de flores cuyos pétalos amarillos brillaban como el oro adornaban el lugar. Fueron estas las que el hechicero restauró con el poder de la reliquia.

Sin embargo, el grupo de Fasha no tuvo tiempo de ponerse a admirar el paisaje, ya que no querían perder la oportunidad de preguntar que acababa de suceder.

– ¿Qué hiciste? – Preguntaron los tres a la vez.

– Solo, un hechizo que acabo de aprender.

– Syous salvó a una niña el otro día – añadió Rose –, su padre estaba tan agradecido que se lo obsequió, también me enseñó a crear accesorios mágicos.

Era natural que se sorprendieran un poco, pero fue más la necesidad de la joven ladrona por decirle con un peculiar tono sarcástico.

– ¿Alguna vez llegarás sin saber algo nuevo?

– Lo intento, pero esas cosas me persiguen – rio.

Todos rieron con su comentario y entonces por fin le prestaron atención a sus alrededores, era natural que el grupo no reconociera el lugar.

– Bien, ¿Y ahora qué? – Preguntó Fasha – En primer lugar, ¿En dónde estamos?

– A las afueras de Aengmor. Debemos cruzar las montañas, y mejor nos damos prisa, incluso desde aquí será un viaje de al menos dos días.

Comenzaron adentrándose entre un conjunto de árboles frente a ellos para buscar un camino por el cual pudieran continuar. A pesar de ser una zona semi boscosa, era bastante irregular.

No podían pasar un par de metros sin toparse con alguna pequeña caída o elevación que debían evitar o cruzar con cuidado para no terminar deslizándose directo al vacío, golpeándose con todo a su paso.

Llegaron a un punto en que el camino se volvió tan difícil que Syous tuvo que cargar a Rose. Ni siquiera la naturaleza parecía querer ponérselos fácil, pues al cabo de unos minutos el viento sopló con ferocidad.

Era muy frio, pero todos tenían alguna protección contra el clima y no lo sintieron, el verdadero problema era que los golpeaba con tanta fuerza que los empujaba.

Avanzaron por un fragmento que les sacó más que un susto. El solo apoyar con suavidad un pie en el lugar equivocado hacia que se desprendiera una roca y rodara por la montaña, además el suelo estaba tan lejos que ni siquiera podían escucharlas llegar.

Después de esto pudieron ver una zona en la que las montañas tenían cortes tan planos en sus laterales que incluso parecían crear caminos por los que hasta un carro podría cruzar.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora