IV

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No había pasado ni un minuto desde la llegada del semi humano y aun así, a mitad de la intensa batalla, quienes tuvieron oportunidad dirigieron su mirada hacia donde estaba.

Su aparición no fue nada llamativa, pero su sola presencia llenó el ambiente con una presión que agitaba hasta los nervios.

Poco o nada se conocía de él más allá del encargo de cazarlo, solo un grupo logró encontrárselo y tuvieron suerte de salir con vida, por ello eran conscientes de lo que su aparición representaba.

Las miradas se centraron en Syous. Si bien muchos lo culpaban por ese desastre, sabían que lo había enfrentado antes e incluso lo orilló a huir. Aun si todo era debido a él, al menos tenía posibilidades de terminarlo.

Ellos apenas intercambiaron unas palabras y ya aparentaban querer matarse uno al otro. Aunque a los testigos les pareció que estaban tomándose su tiempo antes de hacerlo – pero era porque seguían discutiendo –.

– ¿Acabarme?, Tan arrogante como siempre niño – rio.

Syous se limitó a sonreír confianzudo, lo que provocó a Foltnner.

– Piensas que puedes con todo, pero me preparé para darte tu merecido. Te borraré esa estúpida sonrisa – pese a intentar ocultar su molestia, su tono de voz lo delataba.

– ¿Por eso arrastraste contigo a los elfos sombríos?

– Poseen antiguos secretos... más no el valor de usarlos – explicó mientras manipulaba a Aldegard –. Ya cumplieron su función, aunque... este parece tener una disputa personal con ustedes, dejaré que se divierta un poco.

Los hilos purpura que salían de su mano brillaron. El cuerpo del elfo se retorció por la voluntad de Foltnner entrando en su cabeza.

Al mismo tiempo, Syous se llevó dos dedos a la boca, murmuró algo y después apuntó hacia él. Una esfera casi invisible se adhirió a su armadura, desapareciendo al contacto.

Aldegard recuperó la consciencia y se movió de nuevo. Miró con odio al hechicero pero se retiró sin decir nada, con intenciones de atacar a Fasha.

– Cuando menos odian a los humanos igual que yo, démosle un último uso a estas basuras.

– Tú eres la única basura aquí – lo insultó con el fin de hacerlo enfadar –. Tanto odio y rabia solo por lo que viviste... patético.

Sus palabras parecían demostrar que conocía la historia de su vida, pero a Foltnner no le importó saber si así era. Se dejó llevar por las provocaciones y perdió la cabeza – como acostumbraba –.

– ¡Todo esto es su culpa! – Bramó furioso –, cada gota de sangre derramada es consecuencia de las acciones de los humanos.

Un portal oscuro no mucho más grande que su mano se creó juntó a Foltnner, introdujo esta y de ahí extrajo una espada. Su cuerpo despidió un aura negra, la cual se concentró a su alrededor.

Se lanzó contra Syous con un tajo que él bloqueó con su bastón. Al momento del impacto, la magia del hechicero se desató de igual forma, creando una enorme esfera por el choque de sus energías. Era como si estuvieran encerrados en una burbuja de viento, emanando tal fuerza que perforaban la tierra que pisaban.

El resto sintió su poder siendo alcanzados por este cual pulso electromagnético y les plantó algo de temor. Dicha sensación no fue terrible, pero vieron al semi humano tener una ventaja considerable. Incluso sus auras parecían luchar entre sí, girando para intentar ganar el dominio mientras ellos presionaban con sus armas queriendo asestar el primer golpe.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora