Magical Chronicle : The Relics of Creation

IV

Días después de escapar tras la batalla en la arena, durante el tiempo en que Syous seguía en Terius entrenando con Caly, los planes de Foltnner continuaban creciendo en los rincones más recónditos del mundo.

Llegó a una ciudad subterránea habitada por los elfos sombríos del sur, tribu que aceptó unirse a él siendo convencidos por el ejército del caído Alrein.

A pesar de que sanaron sus heridas, aún conservaba una gran marca en el pecho justo donde Rose lo atravesó con la espada e irradiaba un extraña aura oscura que hacia vibrar su cuerpo y parecía ocasionarle dolor al suceder.

Caminando con dificultad, recorrió el interminable laberinto de túneles hasta reunirse con el comandante.

Un elfo sombrío de aspecto imponente e intimidante. Alto, musculoso, con un cuerpo lleno de cicatrices producto de las batallas en las que ha participado, vistiendo armadura que cubría su pecho y extremidades.

– Parece que lo has pasado mal – lo recibió despectivamente.

– Cierra la boca – refunfuñó –, ha sido peor de lo que esperaba, mi cuerpo agh... sigue resintiendo esto.

– Bueno, como sabrías si me hubieras dejado explicarte... – dijo en tono sarcástico.

– ¿Qué cosa? – Interrumpió gruñendo –, se supone que esto bastaría para no tener rival... pero ese mocoso sigue deteniéndome.

– Tu cuerpo no resiste ese poder ya que no te tomaste el tiempo suficiente para completar la transformación.

– ¿Y que se supone que haga entonces?

– Te sugiero repetir el ritual... esta vez como se debe. De lo contrario solo te destruirá más rápido, aunque eso sí lo sabias.

– Bien... entonces, hagámoslo de nuevo.

– ¿Estás seguro? Tomará años en completarse... creí que tenías muchos planes. Por eso te fuiste antes en primer lugar.

– Todo está cubierto, cada grupo tiene sus instrucciones... deberían poder hacerse cargo mientras me ausento.

– Supongo que enviaré algunas tropas también. Si está decidido entonces, continuemos con esto.

Ambos recorrieron la ciudad subterránea que en su mayoría estaba conectada por puentes de roca que daban al vacío hasta llegar a uno que culminaba en un muro.

Aun así, había un par de elfos haciendo guardia. El comandante extendió su brazo y dibujó un patrón en el aire, el cual brilló al terminar.

De pronto, la roca comenzó a temblar, se movió y reveló una habitación secreta oscura en su totalidad, a la que entraron juntos. La entrada se cerró a sus espaldas y todo se iluminó como si hubiera antorchas en las paredes – a pesar de no haber nada ahí –.

Justo en el centro se encontraba lo que parecía un capullo de cristal, reposando sobre un tronco medio cortado que crecía con forma similar a una mano.

– Bueno, ya conoces el procedimiento – dijo el elfo con indiferencia.

Foltnner dio un paso al frente dispuesto a entrar a ese extraño artefacto, pero de repente tuvo una repentina expulsión de poder a través de su cuerpo, un aura negra salió disparada desde su piel, haciendo que terminara de rodillas, retorciéndose por el dolor.

Los guardias veían con preocupación y horror la brutal reacción que el semi humano tenia, su líder por otro lado, apenas parpadeo ante esto.

Cuando se recuperó, de inmediato le reprochó al elfo.