VI

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A la mañana siguiente, Rose despertó temprano como cualquier otro día y se vistió para ir a la escuela, preparó su desayuno e incluso hizo algo extra para Syous, quien seguía dormido.

Se sintió un poco extraña por dejarlo solo en su casa, más aun dejándole el libro, pero estaba segura de que no intentaría llevárselo, pues de ser así, sabía que este regresaría a ella por sí mismo.

De cualquier manera esto bien podría ser una pequeña prueba de confianza. La discusión de la noche anterior volvió a poner en duda la situación para ella, pues la última vez hasta se disculpó por haberse molestado, pero a su vez le dijo que tenía lo suyo cuando lo hacía y era muy difícil tratar con él.

Con eso en mente, terminó su desayuno y se marchó a la escuela, tomando el camino que siempre usaba para llegar, el clásico vecindario que se convertía en un mundo distinto mientras fantaseaba.

La diferencia ahora era que no necesitaba hacerlo, ya que sabía que todo era una realidad que no podríamos ver. El problema era que su existencia representaba un peligro para todos.

Llegó y se dirigió a su salón de clases, aunque naturalmente tenía tanto en la cabeza que ni siquiera se pudo concentrar.

Solo veía pasar sus clases pensando en que lo que aprendió hasta el momento y todo lo que le enseñaban se perdería por siempre si Syous no tenía éxito.

Después de haberlo visto matar a la salamandra de viento, también se adjudicó el objetivo de evitar que su mundo fuera consumido por completo.

Pensaba también en las personas a su alrededor, nadie sabía la situación en la que se encontraban y en pocas palabras dependía de ella que no se vieran involucrados en eso, pues Syous no podía aparecer y decírselos.

Esto la hizo comprometerse aún más e ideaba una forma de ayudarlo. Fue cuando comenzó a tener la idea de que debían tener una forma de encontrar las reliquias antes que provocaran un cambio irreversible.

No quería quedarse de brazos cruzados esperando que algo sucediera pero, ¿Realmente ella podría tener alguna solución? Para su pesar, eso era algo que debía dejar en manos de su compañero, solo esperaba que él hubiera tenido la misma idea.

Mientras tanto, Syous despertaba en casa de Rose. Había estado despierto hasta altas horas de la noche ideando una solución a su problema.

Si el libro era la clave como se lo dijeron, contener el hechizo para acceder el santuario no podía ser lo único que este sería capaz de hacer. Pero ese era otro problema que debía resolver, y cuanto antes lo hiciera mejor. Tenía que descubrir los secretos que guardaba en sus páginas.

Bajó al primer piso y notó que Rose ya se había ido y para su sorpresa, en verdad lo dejó ahí. Este se encontraba en la mesa del comedor junto a un plato cubierto que contenía su desayuno, con una nota que decía:

"Volveré después del mediodía, dejé algo de comida para ti en caso de que quieras comer. Siéntete como en tu casa mientras no estoy".

Quitó la cubierta y descubrió unos hot cakes con miel de maple y mermelada junto con un vaso de leche.

– No tengo ni idea de que es esto – dijo confundido.

Por curiosidad cortó un pedazo y lo probó.

– No está mal, supongo que puedo desayunar antes de comenzar.

Se sentó a la mesa y mientras comía observaba el libro con atención, casi como si quisiera hacerlo hablar presionándolo con la mirada.

Obviamente esto no resultó en nada, pero el intento valía la pena. Tenía que descifrar el misterio que lo envolvía, su única pista era que reaccionaba cuando una reliquia estaba cerca.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora