VI

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Después de una feroz batalla, el encargo fue cumplido. Caminaban tranquilos por los verdes prados que rodeaban las montañas, que para ese momento los adornaba un hermoso atardecer, llenándolos de un precioso tono anaranjado.

El cálido sol parecía abrazarlos a ellos también, cubriendo sus hombros desde el cielo, era una gran sensación de calma después de la tormenta.

Tanto Syous como Fasha estaban sucios y heridos, pero nada tan grave que requiriera beber una poción sanadora, pues ninguno la utilizó.

Durante el recorrido de vuelta, hablaron un poco más sobre la situación en la que se encontraban. Esta vez el hechicero contó algunos detalles adicionales, intentando minimizar la gravedad de lo que ocurría y compartió que ya había logrado recuperar cuatro reliquias.

También discutieron sobre lo que Fasha mencionó. Que los monstruos aseguraran que algo cambiaría la balanza a su favor no era algo normal.

A pesar de la seriedad de los temas que trataban, ninguno parecía preocupado a excepción de Rose, para ella era extraño cómo sabiendo lo que sucedía, los dos parecían tranquilos, cuando ella se enteró de lo que podía ocurrirle a su mundo se aterró, pero ahí la situación era muy diferente. Fue entonces que los vio con atención y se dio cuenta de la mirada que tenían.

Syous y Fasha estaban calmados, pero sus ojos despedían un brillo lleno de decisión. Mientras discutían lo que debían hacer, sus rostros se llenaban con determinación, en especial porque esto era algo que prácticamente dependía de ellos, suficiente riesgo existía ya con los rumores que comenzaron a surgir.

Una vez aclarado todo, volvieron al estado de relajación que tenían una vez que salieron de la cueva.

– No se tú pero a mí me vendría de maravilla un baño – dijo Syous.

– Si, tienes razón. Por suerte en esta ciudad hay un excelente lugar para hacerlo – le respondió Fasha.

– Rose, espero que no te moleste, pero ya es un poco tarde. Partiremos por la mañana.

– ¿Eh? N-no para nada.

Por fin regresaron a la ciudad, pero antes de ir a relajarse aún tenían que ir al gremio a reportar que cumplieron con el encargo y así reclamar la recompensa.

Al llegar, para su sorpresa, los tipos que estuvieron causando problemas aún estaban ahí.

– Mira, tus amigos – rio Fasha.

– Supongo que no tienen nada mejor que hacer – contestó riendo.

Otra vez, desde el momento en que atravesaron la puerta, la mirada de todos cayó sobre ellos, en especial la de esos tipos. Syous fue el solo a reportar el encargo, mientras que las chicas lo esperaron en la entrada.

Después de hablar con la mujer de la recepción y recibir la recompensa, quinientas monedas de plata, comenzó a separarlas para darle la mitad a Fasha, pero cuando terminó, los tres sujetos se acercaron a él.

Syous se quedó de pie con un gesto de presunción en su rostro mientras lo rodeaban.

– ¿Y ahora que quieren? – Les dijo con tono egocéntrico.

– Debes sentirte invencible para hablarnos así niño – gruñó molesto – ¿Acaso crees que por cumplir un encargo de ese nivel puedes contra nosotros?

– A decir verdad les hice un favor.

– ¿Cómo dices?

– Si ustedes hubieran ido... habrían muerto.

Magical Chronicle : The Relics of CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora