Viento se refugiaba en recuerdos de otra persona que murió hace tiempo, recuerdos de un lugar lejano que no conocía. Sabía que no eran suyos y sin embargo se sentía cómodo. No quería volver a sus propios recuerdos, no quería recordar a alguien que había olvidado ya, y que sin embargo sabía que había estado allí. Sea quien fuere, aquella persona había dejado una huella al rojo vivo grabada dentro de Viento, y tenía el presentimiento de que si se atrevía a recordar, aquella herida cerrada volvería a abrirse. Viento, ¿así se llamaba realmente? Los recuerdos cómodos sobre alguien que no era él se volvieron poco a poco su realidad. No eran recuerdos alegres. Había partes oscuras, partes que lo atormentaban y lo perseguían. En una ocasión Viento había sido perseguido por un hombre gordo de manos rechonchas. Aquel hombre lo había acusado de ofrecerle un mal servicio y exigía un castigo a la altura. Debía de ser un hombre con cierta influencia, pues quienes lo seguían obedecían sin hacer preguntas. Después de la paliza apenas sentía la cabeza y su visión era un punto blanco en mitad de un cielo negro y difuso. ¿Eran suyos esos recuerdos? Ya no estaba seguro. Los pueblerinos se referían a Viento como Lissa, un nombre curioso pero que le resultaba tan familiar que encajaba como si fuera el suyo.
¿Viento?
De nuevo esa voz. La había escuchado varias veces atrás, pero siempre conseguía espantarla. Sin embargo siempre volvía, tarde o temprano, por mucho que tratara de esconderse siempre regresaba. Y cada vez que lo hacía algo empezaba a dolerle dentro del pecho. La ignoró, tratando de pensar que sólo había sido su imaginación:
¿Sigues ahí?
¿Por qué no lo dejaba tranquilo? No quería volver, estaba a gusto siendo quien era. Le gustaba aquel pueblo, le gustaba vivir una vida que no era suya. ¿Quién era él?¿Quién era Viento? De vez en cuando le costaba recordar hasta su propio nombre. A veces, durante largas temporadas de oscuridad, no sabía quién era ni qué estaba haciendo. Sólo existía a la deriva en un mar de recuerdos mezclados y confusos. Hacía poco que había vuelto de una de esas temporadas de oscuridad. No sabía por qué pero había logrado recordar su nombre gracias a aquella voz tan molesta. Siempre que recordaba su nombre pasaba algo malo.
¿Aún te acuerdas de mi?
Aquella voz parecía conocerlo. Tenía la sensación de haber hablando antes con ella, pero retener recuerdos era como tratar de llenarte las manos de agua. Siempre acababan filtrándose y diluyéndose. ¿Cuánto tiempo llevaba así? El tiempo también había dejado de tener importancia. Las preocupaciones atravesaban a Viento, llegaban y se iban, y él simplemente las olvidaba a los pocos segundos. Sin embargo esta vez la voz no se iba, seguía presionando sobre su conciencia como un dedo hincándose sobre la carne:
No te pierdas...
No entendía a qué se refería. Se preocupó un segundo sobre el significado de aquellas palabras, pero a los pocos segundos ya no las recordaba o no las quería recordar. De nuevo todo empezó a volverse más frío y oscuro. Conocía bien esa sensación, la había tenido muchas veces antes. Era la oscuridad que precedía a aquellas temporadas de pérdida y soledad. Al principio se asustaba, ahora las deseaba. En las temporadas de oscuridad no sentía dolor ni emociones. Así al menos podría descansar.
No entres ahí...
¿Por qué no? Cuando todo estaba oscuro las cosas eran más fáciles. Se dejó arrastrar por una corriente que tiraba de él hacia el fondo de una negrura aún más profunda. Los recuerdos se mezclaban confusos, haciendo imposible saber cuales eran suyos y cuales eran robados. Realmente no importaba, ahora todos eran suyos. Empezó a olvidar su propio nombre, eso era bueno. No debía de quedar mucho para desvanecerse de nuevo, lo había deseado. Cada vez que regresaba recordaba cosas dolorosas, cosas que sí le pertenecían y que desearía que no fueran así. Una niña, una familia, un viaje... Ahora todo quedaba tan lejano que casi parecía un sueño. El dolor también se volvía más lejano.
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El Bosque Eterno
FantasíaSaben que nada bueno pasa cerca de este bosque, y que su llegada es solo un augurio de las peores catástrofes. Saben que dentro de este bosque habitan criaturas de cuentos, de libros antiguos. Saben que una magia extraña lo rodea, y lo hace crecer e...