Capítulo 21:"La ciudad siempre blanca"

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El día fue una marcha imparable hasta el anochecer. Arlin y Marcus hicieron todo el trabajo pesado hasta que se puso el sol. Eylinn desapareció entre las sombras para vigilar el camino mucho más adelante. Dante vigilaría la retaguardia junto con un rezagado Willow, aún culpable y martirizándose por su cálculo erróneo. Dentro del carromato, Isaac y Connor dormían para aunar fuerzas, pues durante la noche, ellos tirarían de los suministros. Viento y Melphy quedaron relegados a un segundo plano, sentados dentro del carromato, sin nada mejor que hacer que aguardar y rezar sus mejores oraciones.

Desde dentro, los baches del camino se sentían incluso más violentos que los otros días. La implacable marcha de Marcus y Arlin hacían que toda la estructura del carro se tambaleara con las pequeñas piedrecitas del camino. Viento estaba sentado en el reducido espacio que quedaba dentro, ya que Isaac y Connor abarcaban casi todo el espacio disponible. Junto a Viento, pegada codo con codo, estaba Melphy intendo leer con dificultad un capítulo de un pesado libro que se llamaba:

"Las maravillas de las toxinas"

Viento intentó en varias ocasiones echar un vistazo, pero el lenguaje era tan técnico y complejo que desistió al poco. El carromato dio un brinco al pasar por encima de una piedra, la enésima del día. Melphy bufó y cerró el libro con un sonoro "Plof":

-Me rindo, es imposible leer así.

Dejó el libro a un lado, encima de unos sacos, y se abrazó a sus rodillas apoyando la cara en ellas. Su largo cabello cubría casi por completo su torso estando sentada, dejando solo ver el vestido que cubría sus piernas y sus brazos:

-Era un capítulo interesante.

Melpy se apartó un mechón de la cara con la mano y miró a Viento con expresión sarcástica:

-¿Has entendido algo?

-Bueno... Se lo que es una planta. Entiendo la base, ¿no?

-Sería demasiado aburrído si la medicina se redujera solo a "Una planta". Es mucho más que eso.

-Me crié en el campo cerca de un bosque. Mi hermana no era muy ducha en los temas herborísticos, pero me enseñó un par de cosas al respecto.

Melphy levantó una ceja sorprendida:

-¿Ah si?

-Se identificar más de dieciocho tipos de plantas venenosas solo por su color, olor y sabor.

-Me estás tomando el pelo. ¿Sabor?

-Las plantas venenosas no me afectan. Un dolor de barriga, un par de días estreñido como mucho... -Se golpeó el estómago orgulloso-... El estómago más fuerte del sur.

Melphy permaneció unos segundos mirando a Viento fijamente. Escrutó su rostro con detenimiento, interesada. Viento no pudo evitar fijarse en sus profundos ojos verdes, clavados en los suyos. Intentó no ruborizarse, pero no lo consiguió:

-Más que un estómago fuerte, eso es... ¿Y qué tipo de plantas comías?

Viento se dio cuenta inmediatamente de su enorme error. Nunca en su vida se había planteado que su inmunidad al veneno se debiera a ser hijo de un caminante y un oscuro. Pero ahora tenía toda la atención de Melphy, y sabía que no podía decirle tales cosas a una persona que conocía el alcance de los venenos. Quien sabe si Viento es inmune a la toxina más peligrosa del mundo. Eso levantaría más sospechas innecesarias por el moento, o lo tacharía de loco. En cualquier caso, ninguna de las dos opciones eran especialmente atractivas:

-Creo que... Una se llamaba tulipán. También comía girasoles, y... ¡Ah! Los más letales de todos, abichuelas.

El interés de Melphy desapareció por completo, como borrado de un manotazo. Volvió a apoyar la cabeza en las rodillas, ocultándola entre su pelo:

El Bosque EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora