La comida estaba insípida. El pollo asado sabía a cenizas, el filete estaba pasado y el licor de uvas y miel era poco más que agua en su boca. La posada de Gertrudis estaba vacía a excepción de Gabriel y Viento, que comían apartados en una mesa en una esquina. Lo más correcto sería decir que uno de ellos intentaba comer y el otro fingía que masticaba, pero ninguno de los dos tenía apetito. Aún era medio día, y el sol entraba por las ventanas abiertas, dejando correr una ligera brisa fresca casi imperceptible. "Desde el principio... " aquella frase había dado varias vueltas en la cabeza de Viento después de hablar con Nudo, durante el silencioso camino hacia la posada y durante la media hora que llevaban comiendo sin decir nada. "Lo sabían desde el principio... ". La frase golpeaba en la cabeza de Viento como el tañido de una campana de latón. Gabriel tampoco había dicho nada, pero en su rostro se reflejaba una profunda tristeza. "¿Por qué está triste? Sabe que le he estado engañando desde el principio. Nunca ha confiado en mi. ¿Por qué tiene que preocuparse?" En esos momentos Viento sólo quería volver a casa con su padre y con su madre, jugar en la colina del pueblo ella sola, como siempre había hecho. O prefería estar en una taberna perdiendo la razón sobre alguna barra bebiendo hasta que el mundo se convierta en una mancha borrosa. Como siempre había hecho cuando tenía problemas que no podía contar a nadie. "¿Cómo siempre he hecho?":
-¿Quieres hablar?... -La voz de Gabriel sonó extraña cuando salió de su boca. Él también se dio cuenta, pues carraspeó tapándose la boca con el puño cerrado.
Viento le dio vueltas al pollo y respondió sin mirar:
-¿Hay algo más que quieras saber? Ya lo sabes todo.
Gabriel apartó el plato a un lado. Su copa estaba llena, y eso era muy extraño:
-Sólo sé tu nombre y lo que estuviste haciendo en Trincheras... -Dijo apoyando los codos sobre la mesa-... Pero no sé cómo has llegado aquí, lo que eres y lo que buscas. Eso no ha cambiado. Lo único que ha cambiado es que ahora te conozco mejor.
-¿Qué pasaría si te mintiera de nuevo?
Gabriel se encogió de hombros:
-Te conocería mejor de todas formas. ¿Eres de verdad un vendedor oscuro?
-¿A caso parezco otra cosa?... -No estaba de humor para hablar.
-Pareces muchas cosas. Que una de esas cosas se parezca a nosotros no me dice nada. ¿Realmente tienes amnesia?
-No lo sé, lo he olvidado. Creo que mi amnesia está empeorando... -Sentía como empezaba a irritarse.
-¿Por qué no tienes una campana?
Viento se encogió de hombros:
-La perdí.
-Tampoco tienes una marca en la mano como todos nosotros...
-También tengo el pelo gris y un aura espantosa. Supongo que hay excepciones.
-¿Por qué estás aquí?¿Qué estás buscando? ...-La voz de Gabriel también empezaba a sonar más dura e impaciente.
-¿Quién dice que estoy buscando algo?
-La última vez que Nudo te vio estabas en una celda en una mazmorra de Abadía hace más de dos semanas. Es imposible que pudieras llegar hasta aquí sin una campana en tan poco tiempo. Uno de los nuestros tuvo que ayudarte a hacerlo, y no conozco a nadie tan idiota como para ayudar a un desconocido.
-Se ve que tengo buena labia. Gabriel, esto no va a llegar a ninguna parte... -Dijo Viento cada vez más irritado.
-¿Es por esa niña?
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El Bosque Eterno
FantasySaben que nada bueno pasa cerca de este bosque, y que su llegada es solo un augurio de las peores catástrofes. Saben que dentro de este bosque habitan criaturas de cuentos, de libros antiguos. Saben que una magia extraña lo rodea, y lo hace crecer e...