Describir Punta del Amanecer en otros tiempos habría sido fácil: Era una ciudad grande, activa, donde el olor a agua dulce y el desplegar de las velas de los barcos eran un integrante más del ambiente. Eso habría sido en otros tiempos. Pero dentro del bosque aquel sitio ofrecía aquellas cosas que el bosque te quitaba. Punta del Amanecer dejaba ver el cielo invernal, tenía su propio ecosistema de comercio. Era grande como una pradera. Si querías recorrer la ciudad entera seguramente te costaría varias horas y un dolor de pies, y aún así no verías todos los detalles que ésta esconde. Podías pararte y simplemente observar el caudal del río desde la orilla. Como la ciudad estaba dividida en dos medias lunas por el mismo río, a cada lado de sus orillas cambiaba la población y las construcciones. Cruzar el gran puente levadizo que atravesaba el río era como cruzar la frontera entre dos ciudades totalmente diferentes: La parte sur, donde se encontraba el portón principal de la muralla, era salvaje y austera. Abundaban tabernas, armerías, herrerías... Las casas eran bajas y de piedra, pero eso no lo privaba de su encanto. Había juglares, tragafuegos y malabaristas por las calles. El suelo era tierra, y el aire olía a cerveza y pan recién hecho. Había ajetreo, y eso siempre es bueno en los tiempos que corren, pues en el bosque apenas hay ruidos. Había risas, insultos y amor. Las parejas se besaban en las terrazas de las tabernas. Casi parecía no importarles el frío. Esas cosas que antes parecían tan normales ahora eran un soplo de aire fresco. Al otro lado del río, en la parte norte, los edificios se convertían en enormes torres de piedra y pizarra. El lujo y la riqueza podía verse hasta en el suelo adoquinado. Cada casa tenía como mínimo tres plantas de altura, con grandes ventanales y enormes balcones. Cada casa estaba pintada con diferentes colores, que representaban los colores de la familia que la poseía. Había diseños de todo tipo: Flores sobre un campo morado, fuego y rayos, un enorme dibujo de un león que ocupaba toda la fachada y que se enrroscaba a lo largo de toda la pared visible de la mansión. Si te ponías en el puente y abrías bien los ojos, la parte norte parecía un lujoso, gigantesco y variopinto campo de flores. Allí la cerveza se cambiaba por el vino, y el olor a pan recién hecho por especias y perfume. El barullo pasaba a ser una calma tranquila, y el precio de las posadas se disparaba por las nubes. Como ya he dicho antes, eran dos mundos diferentes uno a cada lado del río.
-No tienes buena cara... -Dijo Arlin fijándose en Alice, que aún se frotaba las manos allí donde la cadena le había tocado. Le habían salido quemaduras con la forma de los eslabones en las palmas.
-¿Sí?...-Dijo Alice cerrando los puños y ocultándolos tras su espalda. Como si quisiera esconder las marcas.
-¿Duele?... -Preguntó Arlin en tono amable.
-Sí... -Respondió Alice sin querer admitirlo.
-Lo has hecho bien... -Dijo Arlin-... Si hubieras gritado no se que habría sido de nosotros en la puerta.
-¿Tú lo sabías, Willow?...-Preguntó Melphy un tanto irritada levantando la voz para hacerle llegar sus palabras a Willow que caminaba varios metros por delante de ellos.
El anciano se giró al escuchar aquello, pero debido al jaleo de la gente no entendió lo que dijo. Se detuvo y dejó que Melphy lo alcanzara:
-¿Me has preguntado algo?
-Lo que acaba de pasar en la puerta... -Preguntó Melphy de nuevo señalando hacia atrás con el pulgar en dirección a la puerta principal de la muralla-... ¿Sabías que harían eso?
Willow negó con la cabeza al tiempo que se acariciaba su larga y espesa barba cana:
-Es la primera vez que toman ese tipo de medidas aquí. Deben de estar realmente preocupados. Pero lo que me parece aún más sorprendente... -El anciano miró a Alice-... Es que ella no haya gritado, se haya retorcido y se haya vuelto loca por el dolor. He visto lo que ese acero puede hacerle a caminante y vendedores. Cuando he sujetado la cadena entre las manos y he caído en la cuenta de lo que realmente era... -Frunció el ceño-... No voy a ocultar que he sentido miedo.
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El Bosque Eterno
FantasySaben que nada bueno pasa cerca de este bosque, y que su llegada es solo un augurio de las peores catástrofes. Saben que dentro de este bosque habitan criaturas de cuentos, de libros antiguos. Saben que una magia extraña lo rodea, y lo hace crecer e...