La goleta irrumpió sobre las espumosas aguas del mar abrazando el aire que olía a sal. Melphy se acercó al mascarón en el extremo más sobresaliente de proa y se puso de puntillas para mirar por encima de la borda. Todo lo que vio fue un mar infinito y azul que se extendía hasta el horizonte. El sol de un cielo despejado la cegó y tuvo que cubrirse bajo la sombra de su mano para poder mantener los ojos abiertos. La brisa marina azotó su vestido y su pelo haciéndolos ondear como una bandera en lo alto de una torre. Alice, a su lado, no estaba menos sorprendida. Se apartaba el pelo que el viento le metía en los ojos para poder mirar hacia la infinita extensión de agua. Abrió los ojos todo lo que pudo para retener aquel mosaico en el que los rayos del sol destellaban sobre las olas blancas y cristalinas. El barco subió y bajó repentinamente al atravesar su primera ola y el capitán gritó por encima del ruido del agua:
-¡A sus puestos, cambiamos el agua dulce por salada!... -Dijo y todos los remeros ocuparon sus posiciones.
Los remos cayeron al agua levantando espuma que ascendió golpeando a Melphy como gotas de rocío. Miró hacia atrás para ver como los árboles del bosque quedaban cada vez más lejos, formando un muro de cientos de metros de altura extendiendo la sombra con sus ramas. Sintió una extraña sensación de abandono y libertad pese a que sabía que no había conseguido salir del bosque. La goleta ganó velocidad y viró para colocarse a favor del viento. Las velas restallaron cuando cayeron para desplegarse. Se tensaron como piel de tambor e impulsó el navío aún más rápido. Torcieron y navegaron en paralelo a la costa, en paralelo al muro de árboles que los miraban desde la distancia. Melphy devolvió la vista al mar y vio un árbol que crecía mar adentro en la distancia. Su tronco emergía repentinamente de las aguas marinas y se erguía extendiendo sus ramas en mitad del agua. Pero no era el único. Cuando Melphy superó la impresión inicial y pudo observar con más calma se dio cuenta de que todo el mar estaba salpicado con árboles que crecían en mitad del agua. Miró hacia abajo para comprobar sus sospechas y pudo ver algunas ramas bajo el agua. Había árboles creciendo en el mar. Pese a que ya lo sabía era difícil de creer. La rama de la copa de un árbol sumergido asomaba apenas un par de metros por encima del nivel del mar. Al pasar al lado, la goleta rozó la rama y las hojas de esta se agitaron. Era la primera vez que Melphy veía las hojas de un árbol del bosque tan cerca. Eran hojas anchas en forma de lágrima, del tamaño de una bandeja de bebidas. Tenían un color verde intenso. Eran unas hojas que no venían en ningún libro de herboristería común. Intentó asomar parte del cuerpo por encima de la barandilla de proa para tocar una de estas hojas, pero unas manos la sostuvieron por la cintura y tiraron de ella hacia atrás:
-Si te caes ahora por la borda echarás a perder todo el trabajo de estas dos semanas... -Dijo Dante apartando a Melphy. Luego él también se acercó a la barandilla y miró hacia el horizonte-... Veo que por muchas mierdas que puedan pasar ahí dentro-... Dijo señalando hacia el bosque con la barbilla-... El mar nunca cambia del todo.
-Pero el bosque también llega hasta el mar... -Dijo Melphy mirando como pasaban de largo al lado de la rama y la dejaban atrás.
-¿No pensarías que iba a ser tan fácil salir del bosque? Los árboles sigue creciendo incluso en el fondo marino, eso hace que la navegación por mar sea como un grano en el culo.
Melphy volvió a mirar hacia el bosque:
-¿Por qué no nos alejamos?... -Preguntó curiosa.
-No podemos tomar cualquier ruta... -Dante señaló hacia el mar en dirección mar a dentro-... Si el fondo marino es poco profundo podemos golpear la copa de un árbol sumergido. El capitán conoce bien estas aguas y conoce las zonas donde el lecho marino es más profundo... -Se encogió de hombros-... Supongo que está buscando una de esas zonas antes de navegar mar adentro.
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El Bosque Eterno
FantasíaSaben que nada bueno pasa cerca de este bosque, y que su llegada es solo un augurio de las peores catástrofes. Saben que dentro de este bosque habitan criaturas de cuentos, de libros antiguos. Saben que una magia extraña lo rodea, y lo hace crecer e...