Capítulo 20:"Prisas"

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"No se exáctamente como me siento: Demasiado lleno, demasiado solo, eufórico, triste... La historia de Melphy me ha dejado con un vacío de curiosidad que no se como o con qué llenar. Me parecería estúpido buscar un rato para hablar con ella y pedirle de rodillas que terminase de contar la historia, aunque quizá estúpido no sea la palabra más adecuada. La compañía retomó la marcha a la mañana siguiente con un Marcus resacoso y un Dante que se mantenía en pie luchando contra los embates del ron y la ginebra. Seguimos con la estrategia de dividir al grupo en dos para escoltar al carro, pero ahora nos siguen mucho más cerca, y con los ojos de Eylinn sobre el camino todo es mucho más seguro. Este es mi tercer día de viaje, y espero que sea el más tranquilo hasta ahora... "

Un golpe sobre el hombro de Viento hizo que desconectara de la escritura. Marcus le dio una palmada en la espalda:

-Muchacho, pon los ojos en el camino, o al menos uno de ellos.

Marcus caminaba junto a Viento agarrándose el estómago, intentando sellar ahí dentro lo que una vez fue bebida y que ahora soñaba con ser vómito. Llevaba orgulloso su capa ondeante del león, y abrochada a su espalda por correas, su enorme guadaña de caminante. Por detrás caminaba Dante, malhumorado, concentrándose en caminar recto. Y por encima de nosotros, sobre las ramas altas de los árboles, Eylinn vigilaba el camino como una sombra acechante:

-Es una auténtica putada tener que limpiarte el culo con ramas y hojas, ¿no podríamos haber cogido algo del carro para poder cagar agusto?-Dante cogió la capa que ondeaba a su espalda y la sostuvo en alto sopesando unos instantes- No me dejas más remedio que usar mi capa, y no quiero usarla.

-Por el amor al hierro Dante, modera tu vocabulario o te saldrán gusanos en la lengua. No tendremos esas comodidades en un par de meses, acostúmbrate.

-Me acostumbraré cuando no quede más remedio, pero habiendo un carro a un kilómetro por detrás de nosotros lleno de suministros me cuesta hacerme a la idea.

-¿Cuándo te volviste tan blando?

-¿Y tú tan idiota?

-Bueno, no fui yo quien decidió acaparar un whisky añejo de dudosa procedencia y darle cabida en un estómago ya de por sí flojo.

-¿Me estás llamando flojo?, para empezar no se ni por qué tuvimos que comernos el guiso de Arlin. Esa cosa era peor que tragar espinas adobadas en mierda... No achaques a mi estómago mi malestar y empieza a buscar un buen cocinero.

-El guiso de mi hijo era de la mejor calidad, no tengo la culpa de que tu paladar se haya acomodado a manjares de nobles.

-Manjares de nobles... -Dante le hizo un gesto obsceno con el dedo a Marcus, pero este estaba de espaldas y no lo vio. Viento hurgó en su macuto y sacó un pequeño rollo de papel amarillento para ofrecérselo a Dante:

-Este papel se ha estropeado, no lo voy a necesitar. Puedes quedártelo por si te sirve de ayuda.

Dante cogió el papel gustoso y lo guardó en su bolsillo:

-Te debo una, chico. Recuérdame que te invite a una buena jarra de cerveza espumosa en la próxima taberna en la que paremos.

Viento negó con la cabeza:

-Creo que prefiero el zumo de uvas de momento.

Dante sopesó un segundo esas palabras:

-Que sea una buena jarra de vino entonces. Quizá la cerveza sea un brebaje demasiado varonil para tu pequeño paladar de niño... -Esas últimas palabras se encargó de decirlas un poco más altas para que Marcus las oyera.

El Bosque EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora