Sabor a sangre y tierra. Era todo de lo que era consciente Viento el aquel momento. No podía mover el cuerpo, le costaba respirar, y le sabía la boca a sangre y tierra. Al abrir los ojos lo primero que vio fue un techo de madera oscura. A medida que recorría la habitación con la mirada iba situándose: Una mesa en el otro extremo con vendas y gasas manchadas de sangre. Sobre otra mesa hilo de tripa y agujas. Solo había una ventana con las cortinas corridas, y la cama era pequeña pero confortable con colchón de plumas. El aire olía a insecticida y la oscuridad era solo repelida por los rayos de sol que se colaban por las grietas en las paredes. La casa de un curandero. Intentó moverse pero no pudo, lo habían atado a la cama con correas de cuero. Intentó zafarse de ellas, pero estaban muy apretadas:
-Son por tu bien, casi matas al curandero -.
Dante estaba sentado junto a la puerta, resguardado por las sombras. Cabeza apoyada contra la pared y piernas cruzadas. Su voz sonaba tranquila y serena:
-Yo mismo te até a la cama -.
Viento estaba confuso:
-Pero... En el callejón estaba... -.
Dante señaló las gasas manchadas de sangre y las vendas usadas que estaban encima de la mesa:
-¿De quién crees que es esa sangre? -.
-De... -.
Viento iba a hablar, pero se dio cuenta de la terrible verdad:
-Esa sangre es mía -.
Dante se puso en pié y caminó hasta Viento:
-Fuiste atacado por dos saqueadores en un callejón a altas horas de la noche. Te agredieron y en mitad de la trifurca sufriste varias contusiones, costillas rotas, y una conmoción... -Dante agarró una silla y tomó asiento junto a Viento-... Yo mismo te traje aquí anoche, pero cuando el curandero examinó tus heridas... -.
Dante destapó las sábanas que cubrían a Viento. El lugar donde debería haber severos moratones estaba intacto:
-Una costilla rota tarda varios meses en sanar. Sin embargo tu lo hiciste en cuestión de horas. La sangre que hay en esas vendas es del curandero que te atendió -.
El peso de la realidad fue demasiado grande como para soportarlo. Sus manos ya estaban manchadas de sangre, pero no de sangre humana. Él no era un asesino. Simplemente, no pudo contenerse y lloró, lloró desconsoladamente. Dante casi se había olvidado de que la persona que tenía delante era un niño de diez años:
-No temas, el curandero no está muerto. Por suerte para él, Marcus y yo estábamos cerca. Marcus lo llevó a la taberna para atenderlo él mismo -.
Eso reconfortó a Viento, que se sintió aliviado al instante:
-Sin embargo, la persona a la que atendió el curandero anoche no eras tú. Tu voz, tu personalidad, estaban totalmente cambiadas. Si es algo que no puedes controlar, deberé llevarte atado allá a donde vayas -.
Viento nunca tuvo una enseñanza en conjunto como los demás niños. Alice lo enseñó ella misma y lo mantenía alejado del poblado siempre que podía. Él siempre supo que era distinto, pero no fue hasta que tenía seis años hasta que empezó a oír las voces:
-Nunca hice daño a nadie. Él es... Era mi amigo, pero desde que entré en el bosque no puedo hablar con él -.
Dante se cruzó de brazos y se acercó más aún a la cama:
-Ahora si que me tienes intrigado... -.
-Todo empezó el día de mi sexto cumpleaños... -.
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El Bosque Eterno
FantasySaben que nada bueno pasa cerca de este bosque, y que su llegada es solo un augurio de las peores catástrofes. Saben que dentro de este bosque habitan criaturas de cuentos, de libros antiguos. Saben que una magia extraña lo rodea, y lo hace crecer e...