Todo está oscuro, tan oscuro que tocas tus párpados para comprobar si estan abiertos. Reina un silencio estanco, que no deja paso ni al eco, ni a la respiración, siquiera a los propios latidos del corazón. La única certeza de que aún existes son tus recuerdos, vivos en tu memoria. Recuerdos que brotan como el agua de un manantial, inundando cada rincón de tu conciencia con sensaciones de tiempos pasados: Un nombre... Un hogar... Un lugar... Abres la boca pero de tu garganta no sale sonido alguno. Crees que te estás ahogando, pero calma, aún puedes respirar, todavía respiras. Algo se agita cerca de ti, algo que crea una perturbación en el silencio en el que flotas, resquebrajándolo como un cristal agrietado. De pronto hay luz, y puedes ver a alguien flotando junto a ti, alguien que luce exactamente igual que tú... Tardas un momento en darte cuenta de que eres tú y no un reflejo. Te sonríes a ti mismo, pero no es una sonrisa alegre, si no amarga, la sonrisa de las despedidas. Sabes que uno de los dos se va, algo te oprime el pecho sin darte cuenta, y antes de lo que te gustaría uno de los dos cierra los ojos. Tu reflejo se sumerje en un profundo sueño desapareciendo en las tinieblas de la oscuridad que te rodea. No sabes que va a ser de ti de ahora en adelante, y la única certeza que tienes es que alguna vez fuiste alguien. Pero entonces todo cambia, y los recuerdos se vuelven claros y brillantes. Un cosquilleo recorre tu cuerpo haciendo estremecerse cada fibra del mismo. Todo empieza a esclarecer en el mar de tinieblas y bruma trayendo consigo un nombre... :
Viento
Un hogar:
Einsberg
Un lugar:
El Bosque Eterno
Un niño de no más de once años abre los ojos, unos profundos ojos verdes. Tiene el pelo gris, un color curioso para un niño tan joven, pero todos los que lo conocen y saben que él es un tanto especial. Siente como el sol entra por la ventana y lo calienta pese a ser invierno. Estira los brazos y las piernas, agarrotados tras tanto tiempo inmóvil. Se incorpora y se queda sentado en el borde de una cama grande de plumas. Está en una lujosa habitación de lo que parece ser una lujosa posada de una lujosa ciudad. El suelo alfombrado es suave bajo los pies descalzos. Se mira las manos, pequeñas, suaves, inmaculadas, las manos de un niño. Recorre la habitación con la mirada, su cabeza aún está confusa y sus pensamientos se atascan, como si tratasen de abrirse paso por el lodo. Hay tres camas más, de buena calidad, y una segunda habitación lateral con la puerta cerrada. ¿Dónde estoy?¿Dónde están los demás?¿Qué ha pasado?... Al buscar en sus recuerdos solo encuentra imágenes difusas, siluetas, truenos y lluvia. Se concentra, cierra los ojos y frunce el ceño. Sabe que hay algo en el horizonte de sus lagunas, algo importante que ha olvidado y debe recordar. Recuerda los truenos, la lluvia, el dolor, el frío, los truenos, el dolor... Estaban en peligro:
-Arnold... -Dice para sí mismo a pesar de que está sólo.
Camina tambaleándose, apoyándose en los muebles y en las paredes, sintiendo las piernas débiles y temblorosas. Le arde el estómago y siente los ojos llorosos e irritados. Se acerca a la puerta lateral y llama golpeando con los nudillos. No hay respuesta. Gira el pomo de latón hasta escuchar el click y abre la puerta casi dejando caer su peso sobre ella:
-¿Hola?...
Pero sus palabras son sólo correspondidas por silencio y una habitación vacía. La luz del sol iluminaba un baño lujoso, con una bañera de latón dorado, un barreño con agua perfumada, un enorme espejo de plata en una esquina con un pie de oro, y unas enormes cortinas de seda roja que se balancean con el suave correr de la brisa fresca. Las ventanas de doble hoja estaban abiertas de par en par, y por ellas entraba el barullo de la ciudad. Viento intenta acercarse a la ventana, pero su pie golpea algo que tintinea con sonido metálico. Se agacha ver lo que ha golpeado y recoge una cuchilla de afeitar bien afilada. La mira con cuidado, mira los destellos de luz reflejados en ella con la atención que se le dedica a un inválido:
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El Bosque Eterno
FantasySaben que nada bueno pasa cerca de este bosque, y que su llegada es solo un augurio de las peores catástrofes. Saben que dentro de este bosque habitan criaturas de cuentos, de libros antiguos. Saben que una magia extraña lo rodea, y lo hace crecer e...