Abro los ojos, dispuesto a picarlo un poco, pero advierto el duro bulto que presiona mis nalgas y un gemido sorprendente que ahogo sin respiración me hace recular. ¿Me excita? No lo sé y necesito saberlo con urgencia.
—No voy a besarte, Hoseok—se burla él. No quiero perder esta oportunidad y me doy la vuelta. Su mirada se encuentra con la mía, el abatimiento oscurece aún más sus ojos tan sombríos. Noto más pares de ojos sobre nosotros a la espera de mi reacción. Percibo que su cercanía me afecta y hago caso omiso de la aversión que a veces he sentido hacia él. Esa que me echa para atrás.
—Me voy a mi casa. —Abre la boca para soltarme una de sus frases. Se lo prohíbo al cubrírsela con un dedo. Lo chupa y añado—: Me gustaría que vinieras… Estás invitado. Resopla y me dice con voz áspera, acercándose a mi oído:
—Jamás olvidarás esta noche.
—Odio las promesas vacías…
Veo que mi comentario lo incomoda y da un paso atrás. Aun así, miro a Mark, que, como el resto, nos está mirando.
—Los veo mañana.
—¿Te vas? —Nos señala a los dos y suelta una carcajada—. ¡Disfruten la noche es joven!
—Sí —coincido, riéndome, y fijo la vista en otra persona, que se reconcome por dentro—. Hasta mañana, Seokjin Cojo mis cosas y le sonrío. Me parece ver el odio en él pero no me importa. Espero a Leo en la puerta, y él aparece enseguida, muy erguido. Se
siente triunfador, lo sé.—Has bebido y yo conduzco —digo en voz baja, acordándome de mi padre.
—Estoy sobrio.— Le echo una mirada envenenada, que él esquiva con diversión entrando en el coche y encendiendo un cigarrillo que saca del bolsillo de su chaqueta. Yo también necesito uno; no obstante, me dedico a conducir, y le meto caña al coche, cosa que no le gusta a Tae, que trata de llamar mi atención dando unos toques en la palanca de cambio.
—¿Vamos? —pregunta impaciente al llegar. Me vuelvo hacia su asiento.
—¿Cómo lo harás, Tae? —pregunto con incertidumbre—. Ya sabes que…
—Confía en mí.
—Hace mucho que dejé de confiar en todos —confieso, pero el hecho de que me coja la mano y me la bese con tanta intensidad me empuja a lanzarme al vacío—. Tae… Él asiente con los ojos cerrados, presionando sus labios contra mi piel.
—Esta noche quiero hacerlo —digo en voz baja—. Confiar. Lo necesito. Lo veo tragar saliva antes de soltarme y salir del coche, rodeándolo para abrirme a mí la puerta. No dice nada, se limita a pasarme un brazo por los hombros mientras caminamos hacia mi casa. El calor de su cuerpo penetra en el mío.Al subir, resoplo, y le cedo el paso.
—¿Algo para beber? —pregunta cuando entra en el piso, esquivando a Miau, que viene a saludarme.
—Tae, no quiero…
—Sólo hoy —me implora—. Yo tampoco lo hago con más de dos copas. Dudo unos segundos, pero la ansiedad de su mirada me ayuda a tomar la decisión. Saco una botella de vino y dos copas. Él se afloja la corbata y me pide que lo acompañe junto a la mesa de la cocina.
—No creo que con la bebida puedas obtener nada —digo con sinceridad.
—Ven, háblame de ti. —Nos sentamos frente a frente, serios—. No estés tenso, Hoseok. No te haré daño, te lo prometo.
«Ya he oído eso antes».
Sirve el vino en las copas y alza la suya. Yo lo imito con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
DEPRIVED (VHope)
أدب الهواةLos cuerpos están conectados desde el minuto uno. La necesidad indescifrable que poseemos nos consume. Pero el error del pasado nos separa. Las cicatrices en nuestros corazones no han sanado sin importar que las de la piel ya no sean más que solo u...