—Se me corta la respiración, porque se me contraen las paredes anales—. Quiero ese cuerpo moviéndose sobre mí tal como se menea encima de la tarima. No habrá tregua.
¡Dios! Yo tampoco quiero que la haya.
—No te lo he pedido —lo provoco. Con disimulo, se acerca a mi oído y susurra:
—Espérame sin ropa —dice pícaro—… no la vas a necesitar.
—¡Ya está aquí Hoseok!— Tae le pone mala cara a su hermana, yo me limito a sonreír y a dejarme arrastrar por su efusividad. Hace mucho que no ceno en familia y no me vendrá mal.
Durante la cena, ellos comentan anécdotas del bufete en el que han trabajado todos juntos. Pero Tae no deja de mirar el reloj, parece que cuenta los minutos para que todo acabe, y cuando me termino la sopa vuelve a suspirar. Les doy las buenas noches a la familia y me encierro en la
habitación. Huele a nueva, creo que hace mucho que nadie la ocupa. Estoy cómodo, me gusta este sitio. Me arrodillo ante la enorme cama, con una colcha de un precioso color malva, y abro la maleta. Saco el conjunto de seda… rojo… con medias de encaje a juego. Lo cojo entre los dedos con un inmenso suspiro y sonrío… será esta noche. Voy al baño y me preparo. Sensual, atrevido. Todo para él. ¿Dónde estará? Al mirarme casi no me reconozco. Hace más de un año que no me pongo un conjunto tan atrevido como este. Me arreglo el pelo, y me pongo un labial carmín para quitar mi palidez. Sé que a Tae le gusta; entonces me acuerdo de su tatuaje…«Déjalo estar, Hoseok. Forma parte de mi pasado. Un pasado que no quieres
conocer».Cansado, me acurruco en la cama. Hace dos semanas que no descanso bien y hoy eso me pasa factura. ¿A qué hora piensa venir Tae? Tiemblo, tengo frío.
«Hoy es la noche, Hope… Hoy».
Bostezando, abro los ojos al oír un tenue ruido en la habitación y lo veo aquí. ¿He dado una cabezada? Está junto al televisor, de espaldas a mí, y supongo que haciendo alguna de las suyas, pero cuando se da la vuelta y se encuentra conmigo, camina vacilante, sonriente… Seductor al desabrocharse los puños de la camisa. En su casa viste más formal. Me contempla sin disimulo, hambriento.
—Shhh —me ordena.
Se acerca a mí, y me coge en brazos. Lo huelo y ambos suspiramos. Sin decir nada, me pide de nuevo silencio y con una tenue luz, bajamos la escalera. ¿Adónde me lleva? Salimos de la casa y camina señalándome con la cabeza hacia el fondo. Veo una cabaña que supongo que también es de la familia, pero está más cerca de la playa que la casa. Llegamos como en la escena de la película Amanecer parte I, es emocionante y a la vez extraño. El escenario es muy parecido, por el mar que llega a la dormida playa. Finalmente, Tae me deposita sobre la cama, tal como estaba en la habitación de invitados. Se saca algo del bolsillo y lo conecta al televisor. ¿Es lo que ha cogido del de arriba? Un lápiz de memoria…
—Ojito. —Señala hacia la pantalla y se sienta en el sofá de al lado, alterado—. Vamos a verte y a grabarte —dice, lanzándome el mando a distancia una vez que le ha dado al play—. Me tienes tan duro que hasta me duele. Pero es tu turno… Goza, Hoseok, goza.— ¿Que qué? Me incorporo en la cama hasta que… que… me siento recto, sin atinar, apoyado en la almohada, contemplando la imagen que está saliendo en esa enorme pantalla. En ella, Tae se toca, yo me quito la ropa y me sumo a su juego. Desde aquí puedo oler a sexo, esa excitación de nuestros fluidos que ese día no se mezclaron. Siento que me alarmo, que mi miembro vibra y mi entrada palpita y me pide a voces volver a sentirse así. La cámara está enchufada… enfocándome a mí. Gimo y doblo las piernas por la presión que se ha acumulado entre mis muslos, impregnado de mi propia humedad, ya que mis hormonas se han revolucionado a un nivel que no logro dominar. Lo deseo, lo anhelo dentro. Me quedo trastornado al ver cómo Tae se colocó sobre mí aquella noche y sus duros glúteos se contraían por la resistencia. Mis piernas abiertas,
ofreciéndome a él. Sus gemidos… Mis lamentos.
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DEPRIVED (VHope)
FanfictionLos cuerpos están conectados desde el minuto uno. La necesidad indescifrable que poseemos nos consume. Pero el error del pasado nos separa. Las cicatrices en nuestros corazones no han sanado sin importar que las de la piel ya no sean más que solo u...