Las noches posteriores fueron muy duras. Ya no quedaba rastro de Seojeon en mí, era como si nunca hubiera estado en mi vida. Hoseok lo había desbancado, y para mayor dolor, también me había traicionado. No de la misma manera que Seojeon, la de Hoseok dolía más. Lo echaba de menos; ya llevábamos dos semanas sin vernos. La madrugada que lo eché, llevándolo a la puerta por la fuerza y luego cerrando con cerrojo, se fue llorando, con el corazón encogido, lo que supuso que me costara aún más tomar la decisión. Estábamos a principios de marzo y mi mente se resistía a pasar página. Entré en la cocina y Yoona me sirvió la cena. Una ensalada y pescado a la plancha con verduras. Me extrañó el poco apetito que tenía, pero aún así debía alimentarme y mantenerme fuerte físicamente.
-Ayer -empezó, la ignoré-... ayer vino otra vez.
-Dile que si lo hace de nuevo llamaré a la policía.
Me dediqué a comer y dejé el tema, quería zanjarlo de una puta vez. No le consentiría a Hoseok que echara por tierra mi dignidad, aceptándolo después de haberse liado con otro. ¿Qué se había creído? Lo había tomado por un chico con valores, incapaz de comportarse como lo hizo. Me obligaría a no pensar en él y lo dejaría atrás. En cuanto terminé mi frugal cena, me tumbé en el sofá. Echaba de menos trabajar, la rutina que llevaba antes, cuando no paraba en casa; ahora en cambio no salía de ella. Para colmo, me sentía tan solo... Empecé a notar que el cansancio hacía mella en mí, estaba mentalmente agotado, pero antes de poder relajarme, sonó el teléfono. Lo cogí de la mesa a tientas y miré la pantalla. Nervioso, porque Hoseok no
dejaba de insistir, pero a pesar de que no iba a perdonarlo, me sentí decepcionado cuando no vi su nombre reflejado.Era Eunha, mi hermana.
-Dime -respondí.
-¿Cómo te va todo? -Los dos nos parecíamos mucho y ese día noté que estaba triste-. Tae... queremos verte.
-No estoy preparado.
-No lo estamos pasando bien, entiéndelo.
-Imagínate yo. -Yoona pasó de largo, llamaban al timbre-. Paciencia y tiempo es lo que necesito.
-Vale... pero no dejes de llamarnos,¿Necesitas algo? Por orgullo, mentí:
-No, gracias.
-Te llamo en unos días.
-No. -Se lo prohibí, cerrando los ojos-. Ya te llamaré yo.
-Te quiero -susurró.
-Yo también, Eunha. Lo siento mucho.
Desconecté el teléfono sintiéndome mal; por supuesto, odiaba no tener a mi familia a mi lado en esos duros momentos. Me dejé caer hacia atrás, pero cuando aún estaba en ello, Yoona apareció desencajada, jadeante.
-Está fuera... No le importan las amenazas.
-¡Hostia ya! ¿Tan arrepentido estaba? ¿Tanto me necesitaba? Yo me había
acostumbrado a él y ahora era todo más complicado. Nada me ilusionaba, los fines de semana habían perdido su sentido. ¿Y si...? Le pedí a Yoona que lo entretuviese hasta que yo se lo dijera y subí a buscar la cámara, que instalé en la sala, para grabarlo de frente cuando entrase. Seguía teniendo su vídeo guardado... Mis miedos me impedían disfrutar de él sabiendo que jamás sería mío a plena luz. Una vez lo tuve todo preparado avisé a Yoona. Yo me quedé en mi habitación, desde donde, a través de la señal de mi móvil, veía lo que sucedía allí abajo. Primero entró mi asistenta y confidente y detrás iba él. Creí volverme loco, perder la puta cabeza. Verlo moviéndose, contemplar a mis anchas su semblante fue la peor decisión que había tomado nunca. Estaba triste,
cabizbajo, llevaba un chaleco cafe, vaquero negro. Era alucinante, fruncía a menudo la nariz y no dejaba de tocarse el pelo. Lo miré bien, mientras me encogía. Esa fue la primera vez que vi de qué color tenía los ojos: azules, intensos... pero ese día estaban apagados. Era más precioso aún de lo que imaginaba. Un pinchazo en el costado me dejó sin respiración. ¿Qué me estaba sucediendo? Se clavó en mí todo su ser. Hoseok. ¿Alguna vez iba a consentir que aquellos ojos me miraran de frente sin sentir pena o asco? Hundí las manos en mi pelo, pensando qué hacer. Algo se movía dentro de mí al observarlo con luz. Me hacía pensar en el Hoseok que conocía en la intimidad. Callado, receptivo, inofensivo... y necesitado.
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DEPRIVED (VHope)
Fiksi PenggemarLos cuerpos están conectados desde el minuto uno. La necesidad indescifrable que poseemos nos consume. Pero el error del pasado nos separa. Las cicatrices en nuestros corazones no han sanado sin importar que las de la piel ya no sean más que solo u...