Capitulo 23: Distintas fases...

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Antes de abandonar la casa de Yoongi, me veo en la obligación de dejarle una escueta nota:

No volveré. Lo siento. Esto no es lo que quiero. Si deseas una última conversación,
te espero a las tres y media en el Starbucks del el centro comercial de la calle Hwang.

Sé que no me puede buscar, no tiene mi dirección ni mi teléfono, ya que cuando me fui por Vante... borré mi rastro. Pero es necesario que afronte mi error. Llego delante de mi casa en tensión, por no hablar del estado pésimo en el que me encuentro. Miro con disimulo a mi alrededor, ni siquiera subo en el ascensor y entro en casa como un huracán. Todo está recogido, huele a ¿hogar? Corro hacia la cama y me tiro en ella. ¿Y qué me espera? Ponerme a llorar de forma desconsolada. Estoy en la fase de asimilar y expulsar el dolor, sin obviar mi metedura de pata, por supuesto. Me doblo en dos en la cama, y doy golpes en el colchón.

-Por favor, sácalo de aquí -pido, tocándo mi pecho-¡No quiero hacer más estupideces! -grito impotente. No sé cuánto tiempo transcurre mientras, totalmente abatido, dejo que el llanto me domine. Poco después oigo que me llega un mensaje al móvil. Sigo llorando y, con una punzada en el corazón, lo saco de mi bolso. Las lágrimas caen sobre la pantalla. Veo su nombre. Es de él. Tae. Durante un buen rato, me quedo mirando la nada, llorando aún, sin tener el suficiente valor como para mirar lo que me dice. Me espero cualquier cosa, tras saber lo de Yoongi... ¡¿Y qué más da?!

«Es lo que pretendías», me recuerdo.
Finalmente, y sin dejar de temblar, lo leo.

¤Hoseok he decidido poner distancia por unos días, pero tenemos que hablar. No me siento capaz de reprocharte todo lo que quisiera, y menos, por este medio. Perdona si me dejé llevar por un impulso. Perdona mi forma de hablarte tan despectiva, aunque pese a todo... las palabras eran ciertas. Una vez te juzgué por tu pasado y eché lo nuestro a perder. No lo haré esta vez con tu presente. No porque aspire a arreglarlo, tú has decidido y yo voy a respetarlo. Me gustaría verte, tener una conversación contigo que cierre esto de una manera más civilizada. Creo que ambos lo necesitamos. No tienes por qué responderme hoy. Estaré disponible el sábado.

Las lágrimas que fluyen de mis ojos se meten entre mis labios. De pronto, siento cierta serenidad. Encuentro la paz que necesitaba. No sé por qué, no entiendo el motivo. Que no haya una guerra me calma. Sin fuerzas, caigo contra la cama y leo y releo su whatsapp. Ignoro por qué lo hago, pero algo me empuja a ello.

-¿Nene? -Sorprendido, me incorporo a medias con movimientos torpes. Enfoco como puedo con la vista nublada...¡¿Abuela?!-. Por Dios, ¿qué te pasa?

-¡Abu! Le tiendo la mano. Ella se deja caer a mi lado y me estrecha contra su
cuerpo. Joder, lloro aún más. Es menudita, muy parecida a papá. A sus sesenta años es muy activa, moderna y comprensiva. La adoro, ella ha cuidado de mí hasta que se fue a vivir a Daegu, poco antes de que mi
madre se marchara.

-Llora, cariño -me susurra-Desahógate.
La obedezco, como no puedo hacer con mamá... De haber estado mi madre aquí, ahora la situación quizá sería diferente. ¿Qué será de ella o dónde estará? Un día se fue con otro hombre, aunque, realmente, su papel de madre siempre dejó mucho que desear. A veces creo que el hecho de que se marchara no fue tan malo. Los insultos eran constantes tanto hacia papá como hacia mí. Nunca nos quiso. No tuve su apoyo... y tampoco la echo de menos.

-¿Qué haces aquí? -le pregunto a mi abuela.

-¿Tú qué crees?A tu padre le hace falta un buen toque y estoy yo aquí para dárselo. ¿Qué tienes?

-Nada... Me acaricia con ternura y susurra:

-Bien. ¿Un caldito?

-Por favor -suplico y la miro. La beso en la mejilla-. Gracias por venir. Veo que intenta no emocionarse y me dice:

DEPRIVED   (VHope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora