Por la mañana no me quiero despertar, reconfortado al haber pasado la noche
con él, aunque no de la manera que quisiera. Cuando vuelvo en mí, estoy
cubierto por una manta, en el sofá y solo. Hace frío, estoy helado. La sala huele a tabaco, por lo que supongo que Tae tampoco está bien. Me hago el dormido, fantaseando que ahora me despertará y me dirá que tras dormir a mi lado quiere seguir haciéndolo el resto de su vida. El despertador suena y me confirma que esto se acaba. Sé que me iré y no volveré. Tae lo desea así, pero yo no puedo aceptarlo.—Hoseok —me llama con un suave empujón—. Leonsito, vamos, arriba.
«¿leonsito?». ¿A qué viene esta frescura y naturalidad?—Ey, si no te despiertas, saco a la bestia, que ahora mismo está durmiendo, y te arranco las medias a bocados —susurra en mi oído. Me quedo estupefacto—Oye, pues a la bañera con agua fría. Verás como te
despiertas. Me echa sobre su hombro y me lleva de camino al baño. Impresionado por su buen humor, sin venir a cuento tras dejarme tan claro todo anoche, le doy una palmada en la espalda.—¿Qué haces, Tae?
—Vaya, por fin —se burla, colocándome en mitad del pasillo.Me apoyo en la pared, con las medias torcidas y unas pintas que no quiero ni ver. Lo estudio de arriba abajo y es el Tae de siempre, divertido y natural.
—Tienes un té verde en la cocina. Venga, que llegamos tarde. Pero ¿qué se cree? ¿Cómo puede tratarme como si nada hubiera sucedido…?
—¿Te llevo en la moto?
—¿Qué? —Me quedo a cuadros.
—¡Espabila! —Me zarandea por la cintura—. Go, go, go. Me he perdido algo. Anoche estábamos melancólicos, tiernos, hablando de esa especie de despedida. Hoy somos como dos amigos que acaban de amanecer juntos en un maldito sofá sin que haya pasado nada. Me duele todo el cuerpo, aun así, eso es lo que menos me importa. Todo esto me desquicia. Había imaginado otro despertar, poder verlo soñoliento y tranquilo tras darse una ducha… Me deja helado.
—Bien… —Entro en su juego—. Dame unos minutos, por favor.
—El baño es todo tuyo —dice con una reverencia. Sin decir nada, me encierro en el cuarto de baño. El espejo me muestra la
facha de pena que tengo. Anoche no me desmaquillé y sí, da asco verme. Me lavo la cara en condiciones, frotando hasta que salen los restos de maquillaje. Hago mis necesidades y me arreglo la ropa como puedo. Utilizo su cepillo de dientes, porque odio no cepillármelos por la mañana. ¿Por qué no entra e intenta pillarme desnudo?—Ya estoy —lo aviso, saliendo. Está en la cocina, preparando unas tostadas. Los músculos de la espalda se le marcan por debajo de la camisa. Su pantalón, arrugado, se le pega a los muslos y los gemelos. Me muerdo una uña, indeciso sobre si rodearlo por detrás.
—Dime qué te apetece —dice—. Menos dulces, tengo lo que quieras. Bien grande todo lo que necesites.
—¿Perdona? Sonríe por encima del hombro, con el labio hacia dentro.
—Las tostadas, por ejemplo —me aclara con sorna.
—Eh… bien, una, por favor. Me quedo mirando los azulejos de su cocina, descolocado, confuso y dolido.
—Aquí tienes —dice. Deja el plato en la mesa y se sitúa frente a mí, vacilante—. ¿Todo bien?
—Claro…
—Elige lo que quieras.
—¿Cómo? Con una ceja alzada, señala divertido la mesa. En concreto la mermelada, la mantequilla y el queso tierno.
—Que escojas lo que quieras —repite, bebiendo un sorbo de su café—.He de irme pronto, tengo mucho trabajo atrasado. Llevo días que no rindo bien. ¿Te llevo entonces? Me decanto por no comerme la tostada y me bebo el té rápidamente.
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DEPRIVED (VHope)
Fiksi PenggemarLos cuerpos están conectados desde el minuto uno. La necesidad indescifrable que poseemos nos consume. Pero el error del pasado nos separa. Las cicatrices en nuestros corazones no han sanado sin importar que las de la piel ya no sean más que solo u...