Dos meses más tarde mi vida dio un vuelco. Todo fue demasiado deprisa. Seojeon me llamó para saber cómo estaba y yo le pedí que volviera. Estaba sumido en mi soledad llena de angustia y le pedí incluso que se casara conmigo, que me acompañara cada día, cada hora. Quería olvidar a Hoseok, no podía vivir con el vacío que había dejado en mi pecho, en mis manos, en mi habitación. Creí que conseguiría un poco de felicidad. Seojeon esperaba mi llamada y no tardó en regresar.
—¿Qué pasó con él? —preguntó, tras hacer el amor a su vuelta. Estábamos en otra habitación… la otra era de Hoseok y mía. De nuestros recuerdos.
—Un pasatiempo.
—¿Y el tatuaje es su beso?
—No —mentí, incapaz de hacerle daño—. Algo inventado. No le dije que no había sentido lo que debía al tocarlo, que mi mente estaba en otro lado. Pero lo intentaría. Seojeon era él único que podría
reemplazarlo, pues fue el primero que me hizo sentir algo por un doncel. El día de nuestra boda fue triste, su familia no estaba, tampoco la mía, a la que ni avisé; sabía que no lo aceptaban. Aunque cuando se enteraran me lo recriminarían… Fue sólo por lo civil, pero así me aseguraba de que estaría a mi lado. Relajándome. No quería extrañar a Hoseok, quería amar a Seojeon.
Los primeros problemas llegaron con la luna de miel.—No puedo permitirme más —le advertí.
—Bueno, pero tu familia sí. Llámalos… —Se encogió de hombros—. No te quiero triste.
—No los llamaré hasta que vuelva a ser quien fui —sentencié y le besé la frente. Estábamos haciendo las maletas para el viaje exprés de dos días—. Lo he perdido todo, Seojeon. No volveré a verlos hasta que recupere lo que tuve. ¿Estás seguro de que quieres esto?
—Lo llevo deseando desde que te conocí.
Nos callamos y, sonriéndonos, nos besamos. Pensé que Seojeon me hacía
feliz, me proporcionaba la estabilidad que buscaba. La fidelidad. No eran los mejores momentos para unirnos, pero al menos tenía a alguien conmigo. Llevábamos tres meses casados cuando Seojeon tomó la determinación. No me sorprendió, lo esperaba. Pasar la luna de miel encerrados en el hotel los dos días, y más tarde no tener vida social por mi cicatriz, que me seguía atormentando, nos estaba pasando factura. Y yo no podía seguir fingiendo.
No lo amaba. Nos sentamos en el salón de casa, la cual ya apenas podía mantener.—No puedo seguir así, Tae. Esto no es lo que quiero.
—Lo sé. De nuevo te vas en el peor momento —lo acusé. Ya no me dolía, lo quería, aunque sin la profundidad que él merecía—. No te culpo, no he sabido valorarte.
—No es eso —suspiró agobiado—. Aspiro a algo más y tú estás esperando no sé qué… No aceptas trabajar, no… no eres tú. Ni siquiera en la forma de vestir.
—¿Cómo?Me miró a los ojos. Los tenía empañados.
—Me comentaste que ibas a ir a ver a tu amigo Jackson, pero…
—Estoy en ello. —Me encendí un cigarrillo—. Hace mucho que perdimos el contacto y he de hacer las cosas con calma.
—Excusas —dijo levantándose. Lo vi venir, iba por sus maletas. Se marchaba. Me di cuenta de lo mucho que me había precipitado embarcándome en un falso matrimonio con un hombre al que sólo apreciaba; mis sentimientos nada tenían que ver con lo que había sentido una vez por él.
—¿Estás bien? —me preguntó Yoona, que acababa de llegar. Asentí sin mirarla—. Se va a París, con su hermana. Tenía que pasar —dijo ella.
—¡Lo sé! Yoona no se iba, pese a que yo no le pagaba. Me apoyaba, me protegía de las batallas con mi familia, que reclamaban verme, saber de mi vida. Y yo me negaba.
De nuevo estaba solo, pero con algunas expectativas de futuro gracias a Jackson.
No decaería, lo intentaría de nuevo. Recuperaría mi antiguo yo… Al verdadero Kim Taehyung, que nunca debía haber dejado de ser.Lo que no esperaba era volver a ver a Hoseok en aquel bar. Ni sentir aquello
después de estar tanto tiempo sin él. Me pregunté qué pasaría y si me reconocería… La intensa necesidad de hablar con el me nubló la razón, sin pensar en el daño que me podría hacer a mí mismo. ¿Reconocería Hoseok mis caricias alguna vez, incluso sin saber mi identidad?
ESTÁS LEYENDO
DEPRIVED (VHope)
FanficLos cuerpos están conectados desde el minuto uno. La necesidad indescifrable que poseemos nos consume. Pero el error del pasado nos separa. Las cicatrices en nuestros corazones no han sanado sin importar que las de la piel ya no sean más que solo u...