Cuando abro los ojos la cabeza me estalla. Entierro la cara contra el colchón, obligándome a despertar de este amargo sueño. Pronto, vagos recuerdos me sitúan aquí. ¿Qué demonios he hecho? ¡¿Qué?! Me tiembla el labio, el cuerpo. Me sudan las manos.¿Cómo he cruzado de un pasado tan olvidado al presente por hacerle daño a Vante… a Tae? Siento unas repentinas y horribles náuseas. Vergüenza de mí mismo, de mi comportamiento. ¿En qué me he convertido por culpa del veneno que me corroe por dentro? Esta situación ha sido tan forzada… Me doy asco. ¿Cómo se me ocurrió venir? Una parte de mí sabía que Yoongi me recibiría, sé que fui su debilidad y que lo sería el resto de sus días, que me echaría de menos. Tras lo de anoche y esto sé que tengo que rescatar mi alma de la oscuridad que anida dentro de mí; perdonar a las personas que más daño me hicieron y liberarme. Reconozco que sin ellos nada habría tenido sentido en mi vida. Conocí todo lo malo de Yoongi, de Vante, de Tae…¿Y si he de quedarme con lo positivo? Con lo mucho que los quise, para recuperar las riendas de mi vida. Desde que me estanqué en ellos, en el dolor y el sufrimiento, no he retomado la libertad que añoro. Me he basado en dramatizar cada momento de mi existencia. Si los amé sería por algo… Tarde, sé que es tarde para esta reflexión. Y la culpa la tiene haberle puesto rostro a Vante, el hombre que me hizo quererme y odiarme. El hombre que, nuevamente, había dado luz a mi vida. La misma que él apagó con otra identidad. Tae tiene razón, ahora lo sé y me duele reconocerlo. Él tampoco hubiera querido que perdiéramos lo que teníamos. Me cuidaba… Aun así, mi rencor hacia él es inevitable. Ahora todo es diferente. Mi ilusión de ayer se ha evaporado. Lo hemos intentado en dos ocasiones, con dos personalidades distintas cada uno por el momento en el cual nos encontrábamos, y no ha funcionado; ¿para qué herirnos más? Somos adultos y sabremos sobrellevar la situación. Yo tendré que verlo y seguir luchando contra lo que ya no será… porque me niego a que sea.
—Hoseok. —Noto el peso de Yoongi en la cama—. Tengo que salir, pero volveré enseguida y hablamos. Es necesario después de esto.
Me incorporo, sujetando la sábana en torno a mi cuerpo, y me arrodillo de
espaldas a él. Me provoca rechazo hasta su forma de llamarme.—Terminarás aceptándome —añade él—. Sé que por eso no has disfrutado. Pero pasará. Estás aquí porque quieres estar a mi lado. —Me roza la cintura—. No he podido reemplazarte.Me abraza por el vientre desde atrás…
—Yoongi, ya nada es como antes. Contesto, frío como la nieve.
—Desapareciste de mi vida sin que yo lo quisiera.Me mueve el pelo hacia un lado y deposita un beso en mi cuello. Trago saliva.
—Tu vida no estaba hecha para mí.
—Ya hablaremos, Hoseok. No es el momento.¿A estas alturas? ¿Acaso no ve que es demasiado tarde?No sé por qué tuvo que recibirme. Debió echarme…
—No hay nada de que hablar, Yoongi. —Cierro los ojos—. Una inesperada situación me ha arrastrado hasta aquí. Yo… yo odio esto. Ni quiero estar contigo, ni valgo para ser un sumiso, Yoongi. El tiempo me ha cambiado.
—¿El tiempo? —repite y presiona los labios contra mi nuca—. ¿O algún hombre? Sé que existió otro, no lo olvides. Me dolió que te fueras y…
—Necesito una ducha, por favor. —Cambio de tema sin más. Con los nudillos blancos por la presión de mis dedos en la sábana con la que me tapo el pecho—. Esto ha sido un error… —reconozco—. Ya hablaremos con más tranquilidad. Si tienes cosas que hacer, ve. Quiero estar solo, Yoongi.
—No seas tan frío. —Me encojo ante su tacto—. Ve a ducharte, te espero. Me miro el reloj de pulsera: casi la una del mediodía. Llegaré tardísimo. ¿Y quiero ir a trabajar así? Aunque supongo que mi padre me estará sustituyendo desde que ha vuelto, como es su deber. Doy un salto, aún envuelto en la sábana, para que no vea ni un ápice más de mi cuerpo, no quiero. Voy hasta el baño y cierro la puerta detrás de mí. Me dejo caer, lacio, apoyándome en ella y asimilando el error que acabo de
cometer en un momento de debilidad.
Me cubro la cara, negándome a volver a ser el frígido de antes por pensar en Tae. En él, que es Vante… Me miro en el espejo, horrorizándome. Tengo una cara que da pena, con el pelo hecho un desastre y los ojos con contorno negro por las ojeras. He querido someterme a un hombre por el que ya no podré volver a sentir deseo. Ni quiero sentirlo. Me toco la boca y cojo un cepillo de dientes, no me importa de quién sea, y me los cepillo, arrancándome ese sabor agridulce que ahora no me gusta y
que en cambio antes hubiese muerto por él. Una vez acabo, entro en la ducha, abro el grifo y cojo el gel, con la necesidad y la urgencia de oler a otra cosa que no sea a sexo, mezclado con la esencia de Yoongi.
Me froto hasta hacerme daño. Aprieto los dientes cuando oigo abrirse la puerta.Sé que es Yoongi. ¡Yoongi! Por Dios, pero qué bajo he caído. Me meto debajo del grifo y permito que el agua no sólo me aclare las ideas, sino que se lleve el tacto de su piel. ¡¿Qué he hecho, joder?! Gimo con la alta temperatura del agua.¿Qué he hecho?
—Hoseok…
—Dios, vete, Yoongi… vete.
—Pero…
—¡Nada! Me pongo de cara a él, y me da la vuelta y me toca la cicatriz de la
espalda, que ahora sí ha visto. Me encojo.—¿Qué ha pasado en todo este tiempo? Lo escudriño con mala cara.
—Déjame solo, por favor —insisto—. No hagas preguntas, no voy a contestarlas. No quiero rendirle cuentas a nadie, Yoongi. Se me ha ido la cabeza, lo siento mucho, déjame solo.
—Esperaré fuera —¡Señor! Le cierro la cortina en las narices.
—Vete, ¿quieres? —suelto cabreado. ¡Vete!Nunca le he hablado así. Jamás me atreví a levantarle la voz. Se sorprende.
—Bien… Me pongo a llorar como un histérico en cuanto sale. Le he regalado mi
cuerpo a Yoongi, ¡él no se lo merecía! Y después de haber estado con Tae. Sin entender por qué una parte de mí siempre se ha sentido atraída hacia Kim Taehyung, desde el primer segundo, cuando lo vi bajar de aquella moto. Mi cuerpo reaccionaba a sus caricias de una manera diferente al resto… y ya conozco el motivo. Mis sentidos lo reconocían aunque
desconocieran su identidad. ¿Qué voy a hacer? Entre lágrimas de arrepentimiento, salgo de la bañera y me arropo en el
albornoz. El olor de Yoongi está aquí presente. Estoy en su casa… ¡¿por qué?! Me agarro del pomo de la puerta, secándome las lágrimas. Entonces oigo que suena mi teléfono. Salgo del cuarto de baño y me me quedo helado al ver que Yoongi me mira serio y contesta.—No, Hoseon no está. Soy Yoongi —dice al descolgar—. ¿Quién llama? Lo veo tragar saliva, enfurecerse. Conozco su mueca. Yo pongo una cara inexpresiva. No asimilo que haya propiciado esto.
—Taehyung, de acuerdo —repite con dureza—. Le daré tu recado. Gracias. Me muerdo el labio, cardiaco. Voy hasta él y le arranco mi móvil de las manos.
—¡¿Por qué has contestado?!
—Me ha pedido que te diga que no olvides sus últimas palabras. —Me atraganto con la bilis. «Sólo querré tu cuerpo…»—. Es… ¿Quién es él, Hoseok?
—El hombre que me salvó del pozo en el que tú me tiraste —murmuro sin pensar. La frase me sale de dentro. ¿Qué carajos?—. Necesito vestirme, por favor. —Y recalco—: Solo.
—¿A qué coño has venido entonces, Hoseok? ¡¿No te folla como yo y has
necesitado desahogarte?!—¡No tienes ni idea! Furiosos, nos desafiamos con la mirada. ¿Qué puedo decirle? Yo soy el única culpable, el que con mi conducta ha desencadenado esta absurda situación. Se mira el reloj y dice:
—No te muevas de aquí, tengo una reunión, pero vuelvo enseguida.
—Tranquilo —miento, fingiendo fortaleza y serenidad—. Aquí estaré. Con la altanería que siempre lo ha caracterizado, sale de la habitación dando un portazo. ¡Esto es una mierda! Lo primero que hago es tirarme en esa cama deshecha donde he perdido la poca dignidad que me quedaba. He vuelto a dejar que dos hombres me pisotearan.
¡Dos en una misma noche! Me araño el cuerpo hasta que en algunos lugares logro hacerme sangre… y me quito el albornoz, alejándome de esa cama. ¿De verdad quiero seguir siendo este Hoseok tan frívolo? No, no puedo más.¡He de reaccionar! Con este maldito triángulo olvidado termina un viejo capítulo de mi vida y empieza otra historia.
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DEPRIVED (VHope)
Hayran KurguLos cuerpos están conectados desde el minuto uno. La necesidad indescifrable que poseemos nos consume. Pero el error del pasado nos separa. Las cicatrices en nuestros corazones no han sanado sin importar que las de la piel ya no sean más que solo u...