Sam
La mayor parte del viaje me la pasé durmiendo. Tras días de insomnio cuestionandome el qué hacer con todo lo que me estaba pasando, una siesta de 1 hora y media era lo mínimo que necesitaba.
Ahora me encuentro caminando en dirección a las afueras del aeropuerto para encontrarme con Noah, quien se supone debería estar esperandome.
Cojo mi móvil el cual para mi sorpresa se ha conectado automaticamente al wifi del aeropuerto, y encuentro más mensajes de ella.
¿Por qué tan desaparecido? ¿Han llegado ya los ovnies y no me he enterado?
Aloooo, tierra llamando a Sam. Repito. Tierra llamando a Sam.
Sé que eres dormilón, pero ya va un día que no respondes. ¿Has bebido tanto?
¿Estas bien? Me estas preocupando... cuando puedas llamame, te extraño mucho.
Estúpido pecoso, que ya me estas haciendo enojar. Coje el puto móvil y respondeme. Tengo mis raíces bastante claras, cariño. Raíces LATINAS.
Anda ya, Sam. Porfavor, dame una señal de vida.
El estómago se me revuelve, quiero responderle. No está en mis planes preocuparla, o hacerle mal. Pero, no puedo, debo mantenerme alejado, y no sólo en lo que respecta a la distancia física. Resignado, borro cada uno de esos mensajes de mis notificaciones y me voy a mi chat con mamá para avisarle que he aterrizado sin problemas. Hago lo mismo con papá, Harry, y por último Paddy.
—¿El aeropuerto es un laberinto o qué? aún no te veo.
Noah. No le respondo, en vez de hacerlo, guardo el móvil y vuelvo mi atención en salir del lugar.
Una vez lo hago, visualizo a Noah, quien apoya su espalda en la puerta de un auto de color azul marino. Su sonrisa es de oreja a oreja. Extrañaba a este hombre.
—¡Eh, Holland! —sonrie.
Ya frente a él, decide enderezarse acortando la distancia entre nosotros para tenederme su mano, y terminar abrazandome.
—Ha pasado tiempo —comento. Da unos palmetazos en mi espalda, yo hago lo mismo.
—Pensé que me habían olvidado —confiesa.— Es raro verte sin el ruliento al lado.
—No le permití venir.
Nos separamos, quedando uno frente al otro como hace unos instantes.
—¿Por qué no? —pregunta curioso.
—Ya había escuchado mucho sus consejos por estos últimos días. Necesito pensar solo —rio por lo bajo.
—Lo siento por eso -posa su mano en mi hombro.— Las separaciones son difíciles.
—Lo son.
—Pero aquí, con un poco de cerveza y mi compañía dicen que se superan mejor —rie.— Sube ya, para que empieces a comprobarlo.
—Tendré que hacerlo —rio también.
Llevo mi maleta hacia la parte trasera del auto, Noah abre el maletero desde en frente y guardo mi equipaje. Acto seguido cierro la maletera, y me acerco a la puerta del copiloto para entrar en esta.
—¿Te parece si pasamos ahora mismo a un bar? —pregunta.
—Quiero saludar a tus padres en buenas condiciones, si no te importa.
Noah rie moviendo su cabeza de un lado a otro. Me mira un momento, y luego pone en marcha el auto. Bajo la ventana, asomando mi rostro hacia las afueras, inmediatamente el aire frío choca con mis mejillas. Cojo todo el aire que me es posible y exhalo. Libertad, eso es lo que siento, libertad de mis pensamientos por un momento.
—¿Puedes enviarle un mensaje a mi madre para avisarle que voy de camino? —pregunta, obligandome a volver mi vista hacia él.— Recuerdale que sólo vamos de visita, o te hará quedarte allí.
—¿Eso es malo? —pregunto.— Puedo apostar que me alimentará más que tú en tú departamento.
—Te alimentará, pero no te embriagará.
—¿Crees que sólo vengo a beber?
—¿Hay otra cosa que hagamos cuando vienes? —comenta divertido.
—Muchas otras —asiento.— bebiendo, pero hacemos otras cosas.
Noah suelta una carcajada, y en cuestión de segundos estoy riendo igual de fuerte que él.
Cuando nuestras risas cesan, es el silencio quien decide acompañarnos, pero no por mucho. Noah es bueno en romper esos momentos, y no siempre de la mejor manera.
—Así que tú y Elysia... —murmura.
—Sí, bueno... supongo que nada es para siempre.
—Nada lo es —asiente.— Aunque pensé que lo de ustedes... al menos tendrían un más de tiempo —me mira un momento.
—Y yo —confieso.— Pero, las cosas cambiaron para ambos.
—¿Hubo alguien más? —pregunta, sin temor.
—No... no lo sé. No precisamente, no lo sé —cierro mis ojos, y apoyo mi cabeza en el respaldo.
—Perdona, no quería...
—Estoy viendo con otros ojos a mi mejor amiga —suelto.
—¿________, la chica latina? ¿La n-novia de Tom? —esta vez su voz si trae consigo un poco de miedo.
—Sí —respondo avergonzado, vuelvo a abrir mis ojos para ver la reacción de Noah.
—Wow.
—Lo sé, soy lo peor.
—No lo eres —responde de inmediato.— Asumo que has venido aquí no sólo para alejarte de Elyasia, sino también de ella. Estas respetando su relación, no eres lo peor.
—Supongo.
—Además, no puedes escoger sobre quien tener sentimientos. Ojalá fuera así de fácil —rie.
—Ojalá —murmuro.
—Todo saldrá bien, Sam —me mira.— Estar aquí te servirá para distraerte, ya verás, te he dicho que yo...
—¡Noah! —grito. Pero entonces, ya es demasiado tarde.
Todo lo que me encontraba viendo desaparece. Las palabras de mi amigo son reemplazadas por los estruendos del auto con el que se estralló contra nosotros. Un último suspiro, un último suspiro es todo lo que siento, y todo se torna negro. Ya no hay bocinas, ni la voz de Noah, ya no está su rostro frente a mí. De pronto, ya no hay nada.
______________________________________
Dejaré esto lentamente aquí, y me iré😳
ESTÁS LEYENDO
Cuando seas mía // Tom Holland & tú
Fanfiction_______ es una chica de 23 años que decide perseguir sus sueños de la mano de su mejor amiga, yendose a vivir fuera del país. En esta aventura se encontrará con las fantías que tenía desde que tenía 17 años.