Llegamos bastante temprano, estar devuelta se siente extraño. Los días con Tom se pasaron bastante rápido, más de lo que hubiera imaginado.
Ahora todo comenzará a cambiar. Yo debo volver a trabajar en la cafetería, y Tom en un par de días comenzará las grabaciones para su película.
—No me quiero bajar —miro a Tom.
—Tienes qué —guía su mano izquierda a mi mejilla, acariciandola.— Lucy me ha dejado claro que te robé lo suficiente.
—No hay suficiente contigo —sonrío.
—No empieces, o haré andar el auto devuelta a la playa.
—Por mí está bien —me encojo de hombros.
Tom acerca su rostro, depositando un suave beso en mis labios.
—Anda —murmura.
—Te odio.
—Ya —rie por lo bajo.
—Te voy a extrañar.
—Nos veremos en dos días —saca su mano de mi mejilla.— pero, yo también te extrañaré.
—Tú culpa, tú hiciste que me acotumbrara a dormir contigo.
—Para la próxima me aseguraré de que no perdamos esa costumbre.
—¿Cómo? —elevo una ceja.
—Debes entrar en ese edificio —apunta mi hogar.— Lucinda me matará.
—Cambiando el tema, Holland, cambiando el tema.
—Maneja tú ansiedad, querida —rie.
—Bien. Te dejo en libertad.
—Si estar contigo no es libertad, considerame un rehen feliz.
Mis mejillas se tornan rojas de inmediato. Con mi mano derecha empujo su rostro con suavidad.
—No aprendes —niego con la cabeza.— te amo, Tom.
—Y yo a ti —vuelve a reir.
Me acerco a él, y besos sus labios. No tarda en responder, el contacto es suave en un inicio, pero luego, nos besamos con ansiedad, como si no fueramos a hacerlo de nuevo. El calor comienza a poderarse de mi cuerpo, advirtiendome que si no me detengo ahora, no lo haré nunca.
Estas en un auto _______, contólate. Son las palabras que generan mi mente. Por consecuencia, logro sellar el beso, depositando un último bastante corto.
—Nos vemos en dos días —murmuro.
—Eres increíble —niega con la cabeza.
Entre risas abro la puerta del copiloto, y bajo del auto. Me acerco a la parte trasera para sacar mi bolso, no tardo mucho en hacerlo.
Una vez lista, vuelvo hacia la ventana en la que se encuentra Tom, le dedico una última sonrisa, y camino hacia el edificio.
—Se extrañaba verla por acá —comenta el señor Rickman tras mi entrada al edificio.— por la sonrisa sospecho que lo pasó bien.
—Más que bien, señor. Más que bien.
Comienzo mi camino al elevador.
—¡Todo lo bueno tiene consecuencias! —grita el señor Rickman.
Vuelto a verlo confundida. Su mirada se encuentra con la mía. Entonces, apunta mi bota.
Suelto una pequeña risa, y asiento. Vuelvo mi vista al elevador, entrando en él, despidiendome con un gesto de mano del señor Rickman.
Una vez en el piso correcto, camino hacia el departamento. Del bosillo exterior del mi bolso saco las llaves. Acto seguido, abro la puerta. Entro en el departamento, y en el momento en que lo hago me arrepiento.
—¡Lucinda! —grito, llevando ambas manos a mis ojos.
—¡________! —grita.— eres una exagerada —rie.— cómo si nunca me hubieras visto desnuda.
—Dime que no está Harry por ahí, desnudo igual que tú.
En respuesta me llega una almohada en la cara. Quito mis manos, volviendo a ver a mi amiga.
—Idiota —rueda los ojos.
—¿Te puedes poner algo? —la miro a los ojos.— me desconcentras.
—¿Te gust...? —me mira.— ¿qué te pasó?
—Me caí en bicicleta.
Lucinda suelta una carcajada.
—Es que tú eres increíble.
—¿Puedes vestirte? —insisto.
—Claro que puedo, y tú deberías cambiarte —responde.
—¿Cambiarme? —pregunto.
—Sí, debemos ir a trabajar —responde.
—¿Debemos? pero, si dijiste que...
—Bueno es que... —guarda silencio.— digamos que la excusa que puse para que faltaras todos estos días, ya caducó.
—¿Excusa? dijiste que...
—________, no hablemos de lo que dije o no dije. Cambiate de ropa, y vayamos a trabajar.
Mi rostro cae al suelo. Acabo de llegar, y esta jovencita me dice que ya debo ir a trabajar. A veces la realidad puede caer como un balde de agua fría.
__
Una vez listas, Lucinda y yo repetimos los pasos que solía hacer cuando estaba aquí. Dios, siento como si hubiera estado alejada de esta rutina por años.
Caminar con bota es realmente incómodo, durante un par de ocasiones tuve que pedirle a Lucinda que bajara la marcha. Estaba dejandome atrás constantemente.
Llegamos a la cafetería, y mi amiga abre la puerta de esta permitiendome pasar. Una vez cruzo esta, mi mirada encuentra a Joe. La última conversación que tuve con él fue sobre nuestro casi beso.
Se acerca a mí con una sonrisa, y sus brazos extendidos.
—Me alegro que ya estes bien —dice cuando consolida el abrazo.
—Sí —rio por lo bajo.— ¿bien de qué?
—Lucinda me ha contado, no es necesario que finjas.
Me separo de Joe, y volteo para ver a mi mejor amiga.
—¿Si? ¿Y qué es lo que te ha contado mi tan buena amiga? —digo entre dientes.
Lucinda suelta una risa nerviosa.
—No es necesario que traten el tema con cuidado, ya superamos la pandemia —Louis aparece tras Joe.— ahora _______ tuvo coronavirus, comp una enfermedas cualquiera y ya esta mejor ¿no es así? —me mira fijamente.
Mi boca se abre en reacción de sorpresa. Lucinda se acerca a mí, pasando su brazo por mí hombro.
—Ya está mucho mejor —responde mi amiga.
—Veo que el coronavirus no fue tú unica desgracia durante esta semana —dice Lexie al notar mi bota.
—Una larga historia, quizás Lucinda te la podría contar, ha estado tan preocupada de mi salud—rio por lo bajo.
Lucinda suelta una caracajada, y me da una palmada en el hombro.
—Me debes una explicación —murmuro a Lucy.
—Lo sé —susurra.— lo sé.
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Cuando seas mía // Tom Holland & tú
Fanfiction_______ es una chica de 23 años que decide perseguir sus sueños de la mano de su mejor amiga, yendose a vivir fuera del país. En esta aventura se encontrará con las fantías que tenía desde que tenía 17 años.