Cuando seas mía // Tom Holland & tú

Propuesta

Es inútil. Por más que me repita que no volveré a tomar para evitar la maldita resaca, jamás lo cumplo.

Me muevo hacia los distintos lados de mi cama, buscando la mejor posición para seguir durmiendo e ignorar el dolor de cabeza, pero ninguna da resultado. Rendida, cojo mi celular para ver qué hay de bueno en las redes.

-Que maravillosa... la blusa.

Esbozo una sonrisa ante el mensaje de Tom. Su comentario alude a una foto mía de anoche, con los chicos. Entro en el chat para enviar mi respuesta.

-La blusa entonces...

Su respuesta no tarda en llegar.

-¿Qué más? haha, gran outfit.

-Tengo mejores para lucir.

-Vamos a lucir outfits juntos. Paso por ti a la noche.

-No se diga más.

La sonrisa en mi rostro no se borra. Volver a estas conversaciones con él, retomar las salidas con él, es justo lo que necesitaba. Tom era todo lo que necesitaba.

Me dedico a revisar mi instagram un par de minutos más, hasta que el dolor de cabeza me gana. Me levanto para ir por alguna pastilla me salve de este mal.

Salgo de mi habitacion, y cuendo estoy por acercarme al mueble donde guardamos un botiquin, los sollozos de Lucinda me detienen. Volteo en dirección a la habitación de Lucinda, entrando en ella.

-¿Estas...

-Me voy a morir -me interrumpe entre llanto-. no puedo creer que has dejado que beba tanto, otra vez.

-Eres una...

-No, tú eres una idiota -me mira fijamente-. ya no tengo más bilis para expulsar.

-Pensé que te había pasado algo grave.

-¡Esto es grave! -grita molesta-. odio vomitar.

-Lo sé -rio-. te prepararé una sopa para que te repongas, y te la traere a la cama ¿está bien?

-Sí -dice imitando a un bebé-. ¿puedes traerme a Harry también? -hace un puchero-

-Vere que puedo hacer -ruedo los ojos-

-Gracias, cariño.

-¿No era una idiota hace menos de cinco minutos? -elevo una ceja divertida-

-Ya no más -sonríe a medias-

-Bien.

Le doy una última mirada a Lucinda, y luego salgo de su habitación. Me acerco al mueble para obtener mi pastilla del botiquin. Luego me encamino a la cocina para beber un vaso de agua, y prepararle una sopa a Lucinda para que su estómago se reponga. Merezco un premio por ser la mejor amiga del mundo.

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El resto de la tarde consiste en tratar de liberar a mi sangre del alcohol. Lucinda, por su parte ha estado bastante mejor. Al menos, desde que llegó Harry ha dejado de quejarse.