Me abro paso entre la gente que transita por los pasillos del hospital. Trato de ser cuidadosa cuando debo moverme a mayor velocidad, pues golpear a alguna enfermera podría resultar feo.
Viro hacia la izquierda donde al final del pasillo, en dirección a la puerta de la salida lo visualizo. A pesar de las punzadas que siento en mi pie por llevar un rato haciendo un mayor esfuerzo, no cedo y hago un movimiento un poco más brusco para alcanzarlo.
—Tom —intento llamar su atención, pero mi tono es a penas audible.
Debo ir aún más veloz. Teniendo eso en mente, comienzo a trotar, pidiendo disculpas a quien se me cruza por delante.
Una vez tengo el camino más despejado, acelero lo suficiente como para sentir que estoy corriendo. Tom ya ha salido del hospital, pero por suerte salgo tan solo unos minutos más tarde que él. Por lo cual, logro divisarlo fácilmente.
—¡Espera, por favor! —grito sin culpa, pues ya no estamos dentro del lugar.
Aunque sé que me ha escuchado, él decide continuar con su camino.
—¡Déjame explicarte, por favor! ¡No es fácil todo esto! ¡No estoy bien, Tom!
Sus pies se detienen de golpe, al igual que los míos al notar que se ha frenado. Le toma unos minutos, pero voltea. Cuando sus ojos vuelven a encontrar los míos, mi respiración se corta, y todas aquellas palabras que cruzaban mi mente, se vuelven una nube blanca.
Lentamente se comienza a acercar hacia mí, por lo que trato saliva de forma exagerada.
—No podemos hablar aquí —dice una vez frente a mí.— vamos, te llevo a casa.
—Gracias —digo en apenas un murmuro.
Tom
Tantas preguntas abundan mi cabeza en estos momentos. Me cuesta mirarla, aunque quiero abrazarla y decirle que todo estará bien, que no tiene por qué irse, la sensación de rechazo al observarla no me lo permite.
Las puertas del elevador se abren. Su cuerpo se mueve por la costumbre, mostrándome el camino a su apartamento, el que conozco perfectamente, pero que en estos momentos se me hace tan ajento. Tal como ella.
Su cuerpo está delgado. Aparentemente sin fuerzas, por lo que a penas arrastra sus pies para llegar a la puerta y poder abrirla. Una vez lo logra se posiciona a un lado de ella para permitirme ingresar.
La sala de estar se encuentra con algunas maletas ya hechas, y otras con algo de ropa afuera. Es real, si se va.
—¿Q-quieres algo? —pregunta temerosa.
—¿No has empacado las tazas aún?
No responde. Su mirada se va hacia el suelo, y de la misma manera que arrastraba sus pies hacia el departamento, lo hace para llegar al sofá.
—¿Quieres sentarte? —esta vez no hace el esfuerzo por mirarme.
—No. Estoy bien a...
—Pensaba decirte —me interrumpe.— pero uno no va por la vida diciendo que tiene un hermano drogadicto ¿sabes?
—No soy cualquier persona, es algo que pudiste haberme confiado.
—Lo conociste —continúa.— no en persona, pero hablaste con él un par de veces. Él estaba bien —sus manos comienzan a temblar.— Esteban estaba bien, tal como le prometió. Estaba yendo a rehabilitación, y por fin había pensado que podría presentarlo sin todo ese oscuro pasado detrás. Que vieras su persona, su esencia, no su lucha —su rostro no muestra expresión alguna, parece como si su mente estuviera pérdida.
—Lo vería igual, __________.
—No —se pone de pie.— no me mientas, todos dicen eso. Pero hasta Lucinda lo veía de esa forma que tanto odio.
—Me conoces.
—Tom, mi hermano está muriendo. Debo irme, tienes que apoyarme.
Sus palabras me molestan. Sé lo que se siente que un hermano se te esté muriendo ¿qué lo ha olvidado?
—Y el mío ha estado muriéndose durante todos estos días, ¿dónde has estado tú? ¿has estado apoyándome?
—Es como si la vida me dijera que no debo estar contigo —su mirada continúa pérdida.
Tras escucharla, la rabia se aterriza y es reemplazada por dolor.
—¿Qué?
—Primero mis padres, luego la prensa —lleva sus manos hacia su cien, y suelta una pequeña risa.— Joe, Sam, Esteban. Dificultad, tras dificultad ¿no lo ves? —sus ojos por fin me miran.
—No entiendo...
—Sam —vuelve a reír.— Sam está enamorado de mí —su rostro vuelve adquirir seriedad.
La conversación que tuve con Harry cuando Sam tuvo el accidente vuelve como un flashback. Tan impetuoso, que me descoloca. ¿Eso era lo que escondía? ¿Por eso actuaba tan extraño?
—Sam se fue por mí —una lágrima cae por su mejilla, mientras me observa.— Sam se fue por mí, y mira cómo terminó. Dejé a Esteban y mira cómo terminó. Sólo le hago daño a la gente que tengo cerca. Te he echo daño a ti, Tom.
Sam está enamorado de __________. Sam... mierda.
—Tienes razón —suelto. Sus ojos se abren un poco, mientras el brillo de la luz resalta sus lágrimas.— una dificultad tras otra.
—Yo...
—Una dificultad tras otra y ahí estuve para ti. No me fuí, no arranque, salvo cuando tú me lo pediste —mis ojos se humedecen.— jamás me he rendido, jamás me he dado por vencido frente a ti.
—Sólo tomo malas decisiones, Tom —más lágrimas acompañan sus mejillas.— no quiero hacer más daño, no quiero que termines como Sam o como... Esteban.
—Jamás me he rendido —cojo aire y presiono mis puños.— pero, todo tiene un limite, supongo —rio por lo bajo.— no te preocupes, no me harás más daño, con esto lo has hecho lo suficiente.
El nudo de mi garganta explota y las lágrimas escapan de mis ojos. La observo un momento, sus ojos están desorbitados y es donde aprovecho para caminar en dirección hacia la puerta.
—Tom —un sollozo sale de su boca.— No...
Pero entonces me decido en abrir la puerta para salir del lugar.
Cierro la puerta tras de mí, y dejo caer mi cuerpo con lentitud por una de las paredes que se encontran al lado de esta. Llevo mis manos a mi cabello y presiono ambas con fuerzas en una forma de contener mis sollozos.
Escucho como el cuerpo de __________ cae ruidosamente en el piso, y a continuación un montón de sollozos se escuchan tras el muro que nos separa. Pero la realidad es que, ya no es tan sólo un muro lo que nos separa, sino la vida entera. Supongo que después de todo, __________ no es, ni será mía.
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Cuando seas mía // Tom Holland & tú
Fanfiction_______ es una chica de 23 años que decide perseguir sus sueños de la mano de su mejor amiga, yendose a vivir fuera del país. En esta aventura se encontrará con las fantías que tenía desde que tenía 17 años.