Mis ojos pesan pero dentro de la dificultad se abren, lentamente muevo mi cuerpo para quedar sentada apoyada en el respaldo de mi cama. Para mi sorpresa la luz atraviesa por mi ventana y me encuentro sola. ¿Lo soñé? ¿No estuvo...?
Mis preguntas obtienen respuesta cuando entra en mi habitación con una taza entre sus manos. No sabe muy bien si sonreír, por lo que en su intento realiza una mueca extraña que me hace reír.
—Creo que necesitabas dormir.
—¿Qué hora es? —pregunto confundida, pues cuando me dormí la luz del día seguía acompañándonos.
—9 de la mañana —responde acercándose a mí para entregarme aquella taza.— Un poco de té.
—Si que necesitaba dormir —lo miro fijamente.— gracias. ¿Tú...?
—No mucho, el cambio de horario me dificultó conciliar el sueño como acostumbro.
—Lo lamento, no dormir bien es un gran dolor para ti —vuelvo a reír luego de darle un sorbo al té.
—Oye, eso no es... —guarda silencio, pero su mirada sigue en la mía. Mi expresión vuelve a la neutralidad, pues no sé si he hecho algo para que se calle.— me alegra que sonrías.
—Me alegra que estés aquí —respondo liberando mi mano izquierda de la taza para hacer contacto con la suya.— Te necesitaba.
—Lo sé, lo siento por no venir antes.
—Podemos seguir disculpandonos con el otro por la eternidad, sobre todo yo.
—No he venido aquí para que te disculpes por lo que pasó —presiona mi mano.— He venido aquí para mantener viva a la chica que me enamoró.
Mis mejillas se ruborizan como cada vez que él realiza un cumplido.
—El té está muy caliente —me excuso.— ¿Lucinda y Joe?
—Se fueron ayer al rededor de las 11 p.m al notar que no despertabas —responde.— Quedaron de volver hoy.
—Claro —asiento.— ¿Mis hermanos...
—Están igual que tú.
—¿Entonces quién...
—Tus tíos, ellos han estado conmigo mientras tú dormías —responde.— Realmente se han esforzado en entenderme, creo que hablo muy rápido.
—¿Crees? —llevo la taza a la comisura de mis labios nuevamente, bebiendo un poco más del líquido.— Mis padres no han salido de su habitación ¿no es así? —bajo la vista.
—No. Han dormido es su cama, con sus cosas —responde.— No prestan mucha atención a su entorno, no han notado mi presencia.
—Ya veo —musito.
—Hey —la mano derecha de Tom se posa en mi mejilla y baja lentamente hacia mi mentón para levantarlo, logrando que vuelva a mirarlo.— Sólo es tiempo ¿lo sabes?
Asiento guardando silencio. Sé que el tiempo los ayudará a sentirse mejor, nos ayudará a todos a sentirnos mejor, pero algo en mis padres cambió, y no sé si algún día vuelvan a ser lo que eran antes, pero lo entiendo ¿Cómo no hacerlo?
—Tom.
—¿Si?
—Sam... —su expresión no cambia, lo que me hace terminar de hablar.— ¿Él... él está bien?
—Es capaz de lanzar sus bromas fuera de lugar —responde haciéndome sonreír.— Me ha dicho cuide de ti —sus palabras hacen que las emociones se revuelvan en mí.
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Cuando seas mía // Tom Holland & tú
Hayran Kurgu_______ es una chica de 23 años que decide perseguir sus sueños de la mano de su mejor amiga, yendose a vivir fuera del país. En esta aventura se encontrará con las fantías que tenía desde que tenía 17 años.