Skylar

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Por un lado comenzaba a sentirme bien conmigo misma, satisfecha por los giros que estaba dando mi vida y con una sensación de felicidad que no sentía desde hace mucho tiempo. Conocía perfectamente la razón de aquella satisfacción, y quería mantener ambas cosas por mucho tiempo, pues su ausencia me había llevado a caminos que, en realidad, a nadie le convenían.

Pero; por otro, la incertidumbre y el terror de todo lo que pasaba en el pueblo no me dejaba en paz. La preocupación me carcomía a medida que me dirigía hacia el laboratorio forense del pueblo, y sentía que mis piernas perdían fuerza por el miedo de lo que posiblemente encontraría con el caso de Ava.

El laboratorio era un pequeño cubículo de metal, y se encontraba en el borde la ciudad, muy cerca del lago en el que tuve mi primera cita con Dan. Jamás me imaginé que entraría a tal lugar, pero ahora me encontraba en su entrada.

Era un lugar pequeño, y sólo tenía una puerta corrediza de metal de lado derecho de la entrada y el único laboratorio estaba formado por paredes de vidrio. Toqué la puerta, y el chico que estaba sentado en el laboratorio se quitó uno de los audífonos y volteó. Dejó el cubo de Rubik y bajó sus piernas de la mesa. Se apresuró para abrirme mientras el cable de su audífono se atoraba en la manija de la puerta.

—Hola, soy Skylar Andersen —me presenté, extendiéndole la mano para que la estrechara—; hice un cita ayer para el caso de Ava Moore.

—Claro —respondió, estrechando mi mano—; soy Nate, tu científico forense local.

Sonreí. Se veía agradable. Era un poco más alto que yo, su cabello negro crecía despreocupado y los anteojos redondos que cubrían sus ojos, junto con aquella bata blanca, le daban un aire de intelectualidad. Se hizo a un lado para que pudiera pasar mientras él desconectaba sus audífonos de su mp3 y los guardaba en su pantalón. Entré al laboratorio, dejando la mochila de mis patines afuera para que no estorbara. Nate entró detrás mío para luego ponerse frente a mí con la mesa de metal entre nosotros.

—Bien, ¿qué quieres saber?

—Uh... todo lo que tengas hasta ahora, si no es molestia.

No tuvo que moverse de donde estaba, sólo bajó su mirada y abrió un cajón que se encontraba frente a él. Saco un sobre de papel y dejó caer su contenido en la mesa. Todas las fotografías de Ava estando en el suelo me dieron nauseas, ninguna de esas fotografías le hacían justicia a la persona que en realidad era. Nate las acomodó con velocidad y comenzó a hablar.

—Éste ha sido el caso más complicado que he tenido, tengo que admitirlo —el tono de su voz era relajado y seguro, pero un poco severo—; tuve muchas teorías en un principio, pero ninguna resultó ser la correcta. Evidentemente no pudo haberse tratado de un suicidio, pues una de las primeras cosas que noté fueron varios hematomas, principalmente en la área del cuello, y unos cuantos no tan severos en los brazos, lo que quiere decir que hubo forcejeo y resistencia de su parte.

Señaló las fotografías de dichas partes del cuerpo; pude notar la coloración entre negra, morada y verde de las partes en donde la atacaron. Una oleada de calor me recorrió de pies a cabeza; se había defendido, no había dejado de ser fuerte ni valiente aún en sus últimos momentos de vida. Aquella idea de ella me gustaba, no se dejaba derrotar por nada.

—Aunque es evidente que la estrangularon aún no hay sospechosos. El tamaño de la herida es mucho más grande que el tamaño de una mano promedio —hizo una pausa para señalar lo que quería que viera de la fotografía y deslizaba su dedo por la imagen—; cubre todo el cuello, comienza en la zona de la vena yugular externa, pasa por el cartílago tiroides y termina en la vena auricular posterior, según lo que llevo, esas tres zonas fueron cubiertas solamente por la palma del atacante —tragué saliva con dificultad, tocando mi cuello con delicadeza—. En su momento también tuve la sospecha de que no fue... cortada, sino que lo que fuera que haya sido que la atacó la había roto, pero sólo había sangre a un máximo de metro y medio del cuerpo, ni siquiera había gotas en algunos otros estantes, y la ruptura de la columna es completamente uniforme, aunque busqué coincidencias con cuchillos, hachas... inclusive motosierras; pero nada se asemeja al tipo de corte —hizo una pausa, de seguro se dio cuenta de lo absorta que estaba en las imágenes, y pensó en si sería buena idea seguir o no hablando—. Y, bien, lo que diré a continuación no suena normal, en lo absoluto, pero mi teoría principal es que no fue asesinada por alguien, sino que...

CURSE | dan reynoldsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora