CURSE | dan reynolds

Dan

Todas las personas de la ciudad corrían y manejaban fuera de esta lo más rápido que las circunstancias de lo que estaba viviendo les permitían. Los temblores fueron sólo el principio, al menos yo no me di cuenta de la presencia de ningún Masacrador hasta aún después que salí apresuradamente del departamento. La gente comenzaba a correr, los autos colisionaban por las mismas ansias de los conductores por salir rápidamente de la ciudad y escapar de todo el desastre que vendría a continuación.

Yo era el Guardián, era evidente que tendría que arreglar todo lo que ocurría costara lo que costara; pero me quedaba claro que no podría hacerlo solo y en mi cabeza estaba plantada con firmeza la idea de que la única persona que estaba realmente calificada para ayudarme se encontraba entre la multitud que luchaba por salir de la pesadilla que apenas comenzaba. Estaba bien, mantenerla fuera del peligro fue lo que me motivó en primer lugar a alejarla aunque, aún así recorrió toda mi espalda y tuve que apretar los puños con fuerza para tratar de calmarme; no hubiera tenido que lidiar con las cosas por mí cuenta si tan solo no hubiera alejado a Skylar de la manera en la que lo hice pero, además, me sentía bien, no había manera de que algo malo pudiera pasarle el día de hoy.

Parecía que mis pasos se guiaban por sí solos llevándome camino al único lugar en el que creía que había personas dispuestas a ayudar. Una vez que me detuve instintivamente frente a la estación de policía mi determinación por entrar fue tal que ni siquiera me molesté en ver a la otra persona que quiso entrar al mismo tiempo, provocando un choque entre nosotros.

Ambos nos separamos y mi primer instinto fue hablarle, lo que cualquier persona en su sano juicio haría.

—Lo siento mucho —comencé, no sería lo mejor de mi parte lanzar la pregunta bien sin antes disculparme—, ¿está bien?

—He tenido golpes mucho peores.

Skylar se giró para verme aferrándose al brazo que había golpeado, el mismo brazo que tenía rastros de sangre mientras se esforzaba por no hacer muecas de dolor.

Verla a un lado mío me provocó una sensación de alivio aunque también de sorpresa. Era increíble como, a pesar de todo, aún la encontraría en la ciudad lista para hacer frente a lo que pudiera pasar a continuación.

—¿Qué estás haciendo aquí?

En mi tono de voz podía escucharse una pizca de molestia y me dio la sensación de que encontraría mi pregunta un tanto odiosa.

Ella soltó una risa seca.

—Qué extraña manera de decir "Gracias, Skylar, por no dejarme solo en esta tétrica ciudad y ayudarme a enfrentar a todo un ejército de monstruos controlados por un dios" —se detuvo, mirándome fijamente y esperando otra respuesta de mi parte. Cuando se percató de que yo no tendría demasiada intención de hablar volvió a tomar la palabra—, o, no te preocupes, me conformo con un café cuando todo esto termine.

Solté el aire tratando de evadir su mirada. Sin importar cuánto tiempo lleváramos separados, estaba seguro de que siempre iba a encontrar una forma de ponerme nervioso.

Con ambos callados nos dignamos a entrar a la estación de policía con pasos rápidos. No sabíamos en absoluto con certeza cuáles eran los planes de Maxwell para el resto del día y, quizás, de la noche; pero, cuando nos metimos de lleno en el lugar y lo vimos manteniendo una conversación relajada con el oficial de policía, supimos que mantenernos fuera de sus planes hasta que realmente se decidiera a atacar era sólo el primer paso de todo lo que haría.

—¿Puedo ayudarlos, jóvenes? —nos preguntó el policía con expresión hastiada al verse interrumpida su conversación.

Maxwell giró para vernos, con una sonrisa cínica haciéndose cada vez más grande en su rostro. No supe con certeza cuánto tiempo estuvimos tan atónitos ante lo que se encontraba por delante de nosotros pero supe que debió haber sido bastante como para que el oficial carraspeara su garganta y respondiéramos su pregunta. Inhalé aire profundamente, pensando en qué mentiras decirle para evitar que se exaltara y huyera de la ciudad en lugar de hacer su trabajo como debía.