Skylar

86 9 24
                                        

Mientras Dan hablaba con Vivian para tratar de hacerla sentir mejor, Jonathan se acercó a mí para hacer todo lo contrario conmigo. En un principio, yo no quería hacerle caso y me esforcé para que mi mirada no se desviara de Vivian o, mayormente, de Dan; pero su insistencia era tan hostigante que decidí encararlo de una buena vez.

-Te notas muy interesada en su plática, ¿no lo crees? -preguntó con cierto tono de sarcasmo, mientras acercaba las yemas de sus dedos a sus labios.

-Tienes toda la razón -le respondí suspirando mientras cerraba los ojos-. Es que no puedo dejar de mirarlo porque me parece tan atractivo que provoca que mis hormonas se alboroten y...

-No es gracioso -me interrumpió con un semblante aún más serio que hace unos segundos.

—No todo gira a tu alrededor, ¿sabes? Deberías dejar de pretender que tienes el control sobre todo lo que te rodea y enfocarte más en ti mismo —me giré un poco para que sus ojos vieran los míos, pero sólo logré ver su mirada perdida en lo que estaba frente a él-; te lo digo como la amiga que soy, porque...

—No eres mi amiga —dijo de repente, mirando hacia abajo y acomodando sus lentes en el puente de su nariz.

Alcé las cejas y crucé los brazos, esperando en que, en algún momento, pidiera una disculpa o dijera que no era cierto o que lo soltó sin pensar. Al darme cuenta de que no lo haría me limité a mirar a cualquier otro lado que no fuera él.

—Vaya -comencé—; lo lamento, es sólo que yo pensé que...

—No, no lo pienses —volvió a interrumpir—. No lo eres. Lo único que eres es quien trabaja para mí. Lamento si te di ideas erróneas en algún momento que te hicieran pensar eso, no fue mi intención hacerlo. Sólo quiero que te enfoques en tu trabajo para que yo pueda enfocarme en el mío.

—Creí que el llorar por mí como lo hiciste hace unos días me daba a entender que al menos te estabas convirtiendo en mejor persona, pero tienes razón, creo que me diste ideas erróneas. Dime, ¿desde cuándo dejaste de preocuparte por mí?

—Desde que descubrí que alguien más lo hacía.

Inhalé hondo, me di la media vuelta y decidí salir de ahí.

No sabía muy bien qué era lo que sentía concretamente. No sabía si me sentía furiosa, triste, desesperada... o si simplemente tenía todos los sentamientos negativos posibles que creaban vueltas en el estómago.

Habíamos tenido historia, eso no lo podía negar, pero no fue nada formal porque aún no me sentía lista para un compromiso de ese grado, por lo cual su actitud y su persona cambiaron conmigo después de lo sucedido, pero también era algo que no había demostrado tal cual hasta ahora.

Me recargué en un poste justo en frente de la comisaría y me crucé de brazos en un intento de retener mis lágrimas. Si yo no le importaba a Jonathan, él tampoco tendría que importarme a mí. Cerré los ojos con suavidad por un momento para tratar de relajarme con nada mas que con los muy leves sonidos de la brisa, respirando hondo y tratando de pensar en mejores cosas, hasta que escuché el sonido de la puerta cerrarse a mis espaldas, giré mi cabeza y me relajé aún más cuando vi a Dan salir, haciéndome sonreír de manera inconsciente.

—¿Todo bien? —me preguntó, genuinamente preocupado.

Se había dado cuenta de mis peleas no tan discretas con Jonathan, lo cuál me hizo sentir ternura y una sensación de calma. Mi cuerpo dejó de tensarse cuando noté su calor a lado mío. Me moví para mirar su rostro y hablar con él por el tiempo que tuviéramos.

—Sí, sí; es sólo que... —hice una pausa, pensando en si sería correcto hablarle abiertamente de mi pasado con él- es mi jefe y pone demasiada presión sobre mí, pero creo que me comprende.

CURSE | dan reynoldsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora