—Sky, es hora de despertar.
La voz suave pero cercana de Dan fue aquello que me hizo abrir los ojos lentamente. Parpadeé varias veces para poder tener claridad en lo que veía y acostumbrarme a la luz del sol que entraba por la ventana que estaba frente a mí. Estiré todo mi cuerpo y, con ello, me dispuse a levantarme para ver todo lo que el nuevo día tenía preparado para mí. Al querer sentarme en la orilla de la cama para que el calor del sol que entraba por la ventana me ayudara a relajarme me detuve en seco.
No había ventanas en la recámara del departamento.
Tallé mis ojos con fuerza, creyendo que aún seguía adormilada y que era aquello lo que me hacía imaginarme cosas; pero, una vez que me aseguré de que no estaba alucinando las cosas, tragué saliva y analicé todo lo que me rodeaba: estaba sentada en una cama individual con una letra S en la cabecera, cuatro paredes pintadas de blanco, una cortina rosa que cubría la ventana que se encontraba frente a mí, un pequeño armario color madera y unos cuantos peluches que habían sido dejados en el suelo de madera sin cuidado. Tallé mis brazos con fuerzas cuando sentí que los escalofríos me recorrían de pies a cabeza.
Era mi cuarto de cuando era niña.
Afuera de la habitación se escuchaba cómo mis padres discutían en un intento fallido de tratar de hacerlo en voz baja para que ni mi hermano ni yo no los escucháramos. Recordaba aquella mañana a la perfección; era la primera vez que peleaban. A la fecha sigo sin saber cuál era la razón de su discusión, en su momento era demasiado pequeña como para saber a lo que se referían. A pesar de que mi mente había divagado por aquella escena por mucho tiempo, no pude evitar sobresaltarme cuando un Luke de ocho años abrió la puerta de mi cuarto con cuidado.
—¿Estás bien? —me preguntó con voz suave.
Un nudo se formó en mi garganta al momento en el que lo escuché hablar. Tenía años sin escuchar su voz, y muchos más sin escuchar su voz de niño.
No le respondí, y ni siquiera sabía si se supone que tendría que hacerlo. Mi corazón comenzó a latir con velocidad, todo lo que me rodeaba parecía ser demasiado real como para que se tratara de un simple sueño.
El pequeño Luke caminó hacia donde yo estaba y se subió a la cama con cuidado, abrazando todo mi cuerpo con mucho cuidado. El calor que emanaba me parecía tan cálido, tan suave y familiar; aunque también se sentía un tanto extraño. Comencé a llorar, con cuidado de que no se diera cuenta para que todo lo que estaba reviviendo se esfumara. No había día en el que no lo extrañara, pero ahora que sentía sus brazos a mi alrededor recordaba la falta que tanto me hacía. Con mis manos temblando por la emoción que el momento me provocaba hice mi mejor esfuerzo por corresponderle el abrazo; pero, cuando creí tocar su pequeño brazo, mi mano se aferró a mi propia muñeca. Abrí los ojos de golpe: Luke y mis recuerdos de la infancia se habían desvanecido.
Comencé a respirar con pesadez; no quería tener que despedirme de él, no otra vez. Cerré los ojos con fuerza, esperanzada de que, en cuanto los abriera, regresaría a sus brazos y a aferrarme a él como nunca antes lo había hecho.
No hacía falta explicar cuán decepcionada y frustrada me sentí cuando abrí los ojos sólo para encontrarme frente a un estadio de fútbol.
Era de noche y parecía que algún dichoso juego al fin había concluido. A pesar de que llevara puesto un pantalón de mezclilla era capaz de sentir cómo el aire frío se colaba sin cuidado por mis piernas para después enfriar cada poro de mi cuerpo. Los inviernos en mi ciudad natal siempre habían sido una pesadilla.

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CURSE | dan reynolds
Fanfiction❝he was just a city, she's just a dirt road, but that never meant a thing❞ Dan sólo quiere tomarse un respiro de su ajetreada vida de superhéroe y espera que Skylar sea quien lo ayude a mantenerse cuerdo. ━𝐄legí esta vida y ahora estoy eligiendo...