Había abierto los ojos después de casi cuatro horas y aún seguía acostada una hora después de que me desperté en mi cama con la mirada dirigida al techo, entreteniéndome lanzando hacía arriba una pequeña pelota de béisbol y tomándola de nuevo con la palma de mi mano cuando caía. Había llegado un momento en el que me había cansado y la lancé sin tanta fuerza fuera de mi cama, sin importarme dónde cayera. Me removí de modo que estuviera viendo al pequeño patio que tenía en la parte trasera mi casa, dándome cuenta de que el sol ya brillaba con su máximo esplendor. Eran las dos de la tarde y había decidido dormirme un rato después de que Elise se fuera, no tenía nada que hacer pero tenía que prepararme puesto que sabía que mi incapacidad del trabajo no se prolongaría hasta mañana.
Solté un suspiro. Odiaba la idea de dormir en la tarde y despertar tres o cuatro horas después; pero aquella era una manía que no lograba quitarme. Cubrí mi cara con ambas manos y me vi obligada a levantarme cuando mi estómago gruñó. Mis piernas no tenían la fuerza suficiente para caminar puesto que aún seguía teniendo sueño y mi vista aún no era del todo clara. Mientras iba camino a la cocina tallaba mis ojos y me sujetaba el cabello en un moño alto con una liga que siempre usaba como pulsera.
Bostecé. Aún estaba exhausta, pero, en mi defensa, ¿quién no lo estaría después de que recorrió la ciudad de extremo a extremo después de estar una noche entera en un hospital?
Al momento en el que llegué a la cocina, abrí la puerta del mueble que estaba por debajo del lavabo y saqué la licuadora, después, me fui al refrigerador para sacar el cartón de leche y unas muy pocas fresas que tenía ahí también. El licuado de fresas me sabía insípido, pero creí que sería lo más correcto cuando había dejado de ir al mercado a comprar frutas hacía más de un mes. Cuando lo terminé, lo tiré sin cuidado en el lavabo para limpiarlo después, caminé de nuevo hacía el refrigerador, pero, en vez de abrirlo para buscar comida, me puse de puntillas para buscar —por encima de éste— mi cajetilla de cigarrillos. Bufé cuando logré alcanzarla; es decir, aquel Guardián era bastante inteligente como para evitar mi muerte, pero tan tonto como para no hacer a un lado aquellas cosas que se acercaban a hacerlo.
Bajé la caja a la altura de mi pecho y le di vueltas entre mi índice y mi pulgar, pensando en si sería lo correcto volver a hacerlo o no. Suspiré, cerré los ojos con fuerza y me dirigí al bote de basura, dejándola caer y juraba que sentí un dolor en el pecho al momento en el que escuché el leve sonido del golpe del plástico contra el cartón. Después de un momento, todo se reacomodó y cubrí mi cara con ambas manos, volviendo a suspirar y sintiéndome, muy internamente, bien. Si aún seguía viva tenía que haber una razón.
Me subí a la superficie del mueble de la cocina y me senté, recargando mi cabeza en las palmas de mis manos y volteando a ver a mi alrededor para poder encontrar algo que hacer para poder quitarme el aburrimiento. Hice una mueca y rodé los ojos pero sentí que me quitaba un peso de encima al ya no tener que pensar qué hacer cuando el timbre sonó.
Me dirigí a la puerta principal y, cuando abrí, me sorprendí sólo un poco al ver a Jonathan —mi jefe— justo afuera. Tenía la mirada agachada y estaba apoyándose con una mano en el marco de la puerta, rascándose la nuca con un poco de nerviosismo y con una mueca muy bien formada en sus labios, pero se detuvo y cambió su expresión muy de repente, sonriéndome cuando volvió a mirar hacía arriba.
—Hola.
—¿Qué tal? —le respondí, también sonriendo.
Me hice a un lado para cederle el paso y que entrara. Cerré detrás de él y abrí los ojos en señal de sorpresa al darme cuenta de que mi casa estaba hecha un desastre: las sillas estaban desacomodadas, la pila de trastes sucios era exageradamente enorme, la mesa también estaba sucia y el refrigerador —el cual había dejado abierto— estaba hecho un completo desastre. Se detuvo muy pocos pasos antes de llegar a la mesa y volteó a ver a su alrededor, yo estaba cruzando los dedos porque no quisiera ver más a fondo y viera mi cama destendida y, mucho menos, el cuarto en donde tenía todas mis pruebas.
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CURSE | dan reynolds
Fiksi Penggemar❝he was just a city, she's just a dirt road, but that never meant a thing❞ Dan sólo quiere tomarse un respiro de su ajetreada vida de superhéroe y espera que Skylar sea quien lo ayude a mantenerse cuerdo. ━𝐄legí esta vida y ahora estoy eligiendo...