Marinette.
El sonido de las salchichas asándose en la parrilla me traían hipnotizada.
Y no era precisamente porque tuviera hambre, sino más bien porque no estaba para nada de acuerdo con esta situación. Una parrillada en el techo del edificio, margaritas, música, Alya, Nino, Joanie y unas estruendosas clases de defensa personal.
- Cariño.
No entendía cómo es que podían estar tan felices y relajados celebrando en circunstancias como estas. El problema en el que estábamos metidos bien podría estar lejos de terminar si mañana las cosas no salían como esperábamos. Y si ese era el caso, esta prematura fiesta nos vendría como balde de agua fría.
O por lo menos a mí.
- ¿Cariño? ‒no caí en la cuenta de que esa voz se refería a mi hasta que Adrien toco mi hombro‒ ¿Amor? ¿Estás bien?
- ¿Ah?
- Estas en la luna ‒rio quitándose con dificultad unas gruesas almohadillas de boxeo de las manos que usaba para enseñarles a pelear a los hijos de Joanie.
- No es eso ‒susurre de malas pulgas‒ solo estoy preocupada.
- Por favor, ya no pienses en esa idiotez. Ya está resuelto.
- ¿Cómo puedes estar seguro Adrien?
- Aquí vamos otra vez.
Habíamos tenido esta discusión al menos unas ocho veces, y al final siempre acabamos concluyendo que yo estaba exagerando y a la vez él estaba siendo muy poco precavido.
- Esto es serio. El juicio será mañana, y aún existe la posibilidad de que...
Me puso un dedo en los labios para dejarme a media oración.
- Ya cálmate. Todo saldrá bien, lo prometo ‒dijo para luego darme un beso fugaz‒ estas linda.
- No me vengas con eso Agreste.
- Ten, bebe algo. Relájate, siéntate aquí junto a Joanie y deléitate con las habilidades deportivas de tu futuro esposo ‒dijo alcanzándome un vaso de zumo de limón con menta y mucho hielo, al tiempo que me conducía a una reposera junto a la cual Joanie alentaba a sus hijos con carteles y todo.
Este sitio en la azotea se convirtió hace meses en el lugar ideal para que mi perfecto rubio sirviera de instructor de defensa personal para Thomas y Molly, quienes siempre parecían muy entusiasmados con sus entrenamientos, a pesar de que el profesor no fuera para nada profesional.
- ¡Mírame, cariño! ‒gritaba sonando como niño chiquito mientras Thomas trataba de atizarle con sus guantes de boxeo.
- Te veo, te veo ‒reí alzando una hoja con el número diez.
- Pareces tensa Marinette. ¿Sigues preocupada por el juicio de mañana? ‒me pregunto Alya sentándose a mi lado izquierdo en lo que Nino y Alex se encargaban de la parrilla.
- ¡Y claro que sí! ‒exclame con ahínco‒ no por nada se definirá el resto de nuestras vidas.
Si, tal vez si estaba exagerando un poco.
- Creí que todo estaba saliendo bien con ese idiota innombrable ‒comento Joanie.
- Pues sí, pero hasta que el caso no se resuelva y esté completamente cerrado no lograre estar tranquila ‒insistí dejando salir todo el aire de mis pulmones‒ joder, esto ha tardado demasiado tiempo.
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Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]
Fanfic- ¿Sabes? -me pregunto Marinette evidentemente molesta- En tiempos de Copérnico se descubrió que el mundo gira alrededor del sol, no alrededor tuyo A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver su contorneada silueta recostarse en la cama...