Capítulo 7

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Marinette

Tarde más de lo planeado en regresar a mi casa. De hecho camine durante un par de horas y tuve que detenerme a tomar un respiro en el camino porque no dimensione lo lejos que quedaba mi apartamento de la urbe empresarial de Paris.

Aunque aquel tiempo logro su cometido.

Me sentía cansada, pero mejor. Ahora solo podía pensar en comida y cuando atravesé el umbral de mi puerta, deseando que hubiese algo de cenar, mi amiga se arrojo a mis brazos llorando.

- ¿Qué sucede? ¡¿te encuentras bien?! ¡¿le sucedió algo a Julian?! –pregunte asustada a mas no poder

- ¡No! ¡Estaba preocupada por ti! ¡¿Dónde rayos te habías metido?! –me grito llevándose el teléfono a la oreja– ¿Adrien?... si, ya llego

Urg, estaba hablando con ese imbécil

- No, no tengo idea de en donde estuvo...–continuo diciéndole mientras cerraba la puerta tras de mi– espera, le preguntare... Es Adrien, quiere hablar contigo

Le hice señas para que inventara alguna excusa pues lo que menos quería en ese instante era hablar con él, asi que Alya con extrañeza volvió a tomar la llamada mientras yo abría la nevera.

- Amm se fue directo a la ducha. Creo que está algo cansada –dijo inspeccionándome con la mirada– claro, se lo diré. Adiós Adrien

Colgó y de inmediato adopto esa pose de regaño maternal que le vendría muy bien cuando el enano hiciera alguna travesura. Y que como ensayo usaba conmigo de vez en cuando.

- Estaba muy preocupada Marinette. Adrien llamo hace horas diciendo que te habías ido de su oficina enfadada –regaño mientras me preparaba yo misma un sándwich con lo poco de crema de maní que quedaba en el frasco– ¿Dónde estabas? ¿Qué sucedió?

- Camine hasta aquí desde las oficinas de Journal, no tenía dinero para el auto bus –le dije restándole importancia

- ¿Y porque no pediste que te trajeran?

- No estaba de ánimo Alya. Ese idiota de Adrien es un pesado

- Discutieron –aventuro a decir más como hecho que como conjetura

- Algo así –dije comiendo rápido para poder ir a la ducha– no quiero hablar sobre eso, estoy agotada

No deje que continuara con su interrogatorio porque de verdad necesitaba que un poco de agua caliente me recorriera el cuerpo, cosa que no paso tras descubrir que al parecer estaba fallando el gas porque la ducha fue más fría que tibia, poniéndole la guinda final al pastel de un día extraño.

Salí del baño y Alya me esperaba afuera con una tasa de chocolate caliente. Odiaba que se preocupara tanto por mí, sobre todo por el estado delicado en el que se encontraba, por lo que, por primera vez en mucho tiempo, decidí ocultarle un tanto de la verdad para evitar que pensara que odiaba ese trabajo o a ese rubio hijo de...

- ¿Quieres contarme que paso?

- Ese Adrien es un tarado –dije con fingido animo– ¿puedes creer que me dijo que vivimos en una pocilga?

- Vivimos en una pocilga –menciono riendo

- Si bueno, no le he dado la confianza para decírmelo así –concluí riendo también– en realidad no fue una discusión, solo me atrapo de mal carácter. Pasaron muchas cosas en esa reunión y creo que me sentí algo sobrepasada

Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora