Marinette.
Reía estando a solas. Eso debía de ser un buen indicio ¿no?
Me escabullí al baño luego de robar de la habitación de Alya unos vaqueros que alguna vez fueron míos, y una camiseta negra dos tallas más grande que yo de una banda que solía gustarnos. Lucia muy diferente a como me veía hace tan solo unos minutos atrás, con el vestido negro y los zapatos de tacón, pero así estaba muchísimo más cómoda, además de extrañamente risueña.
- Veo que asaltaste mi armario –comento mi amiga viéndome bajar.
- No puedo creer que aun conserves estos vaqueros.
- Iba a tirarlos pero me ataco la nostalgia –admitió empujándome hasta la cocina– ¿quieres beber algo?
- Claro. ¿Dónde está Alex?
- En el jardín. Él y Nino se encargarán de la cena hoy.
- Mmm veo que mamá tiene el día libre –me acerque al ventanal y en efecto ahí estaban ambos tratando de encender la parrilla sin mucho existo.
Sigue con su corbata puesta, pensé riendo en lo que mi amiga me acercaba una cerveza fría de la nevera.
Me senté de un salto sobre la encimera y le di el primer gran sorbo en sana paz, antes de que Alya se parara justo frente a mí, de brazos cruzados, alzando esa acusadora y escurridiza ceja suya. Era tiempo de hablar.
- ¿Y bien? –pregunto.
Tome otro gran sorbo antes de proceder. Diría de hecho que casi media botella de una sola vez para darme ánimos de soltarlo todo sin secretos.
- Hablamos. Se disculpo. Y nos besamos. –solté junto a un enorme suspiro.
- ¡¿Qué, qué?!
- Lo siento, no lo pude evitar Alya.
- ¿Cómo no? –exclamo casi agarrándose los cabellos– espera, ¿solo eso? ¿No estarás ocultándome algo más?
- No, no, no, lo juro. No sucedió nada más –prometí moviendo enérgicamente la cabeza de un lado a otro– estuvo a punto de pasar, ¡pero no paso!
- ¿A punto? –grito de nuevo– Marinette...
- Lo sé, lo sé, no tengo remedio.
Mi hermana de vida me miraba tapándose la boca, en parte incrédula y en parte queriendo reír porque yo abiertamente aceptaba mi evidente falta de fuerza de voluntad. La conocía, ahora me pediría detalles y luego me regañaría.
- ¿Qué te dijo?
Me acabé la botella con otro sorbo y me deshice en explicaciones. Le conté todo, absolutamente todo con sumo detalle, desde el momento en que apareció en la cafetería hace un par de días, hasta como terminamos besándonos apasionadamente en mi antigua casa. Reproduje cada una de sus palabras, haciendo que un escalofrío volviera a recorrerme la espina, y al final le hable sobre mi incapacidad para resistirme a él, y como es que eso me llevo hasta este instante.
No tenía secretos con Alya, además de que necesitaba con urgencia su consejo. Algo así como una guía para saber que hacer ahora porque sola no sería capaz de resolverlo.
- Entonces, ¿se disculpó contigo?
- Si –dije triste. Tal vez si debí intentar contenerme un poco más.
- ¿Y no pretende marcharse de nuevo?
- No.
La morena se quedó meditando por un instante el asunto, seguro escogiendo las palabras correctas para regañarme derechamente y bueno, me lo merecía. Aceptaría esto sin discutir tal como siempre he hecho luego de cometer una idiotez.
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Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]
Fanfiction- ¿Sabes? -me pregunto Marinette evidentemente molesta- En tiempos de Copérnico se descubrió que el mundo gira alrededor del sol, no alrededor tuyo A pesar de que la habitación estaba a oscuras pude ver su contorneada silueta recostarse en la cama...