Capítulo 32

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 Luka

La canción que rondaba por mi mente era sobre ella. Pero contrario a lo que muchos podían pensar, no era una canción romántica.

No era ninguna de esas baladas lentas que ponen en las fiestas de graduación. Más bien, era una canción de rock que hablaba de ella, y que a la banda además le venía de perlas.

- Después del segundo estribillo vuelves a la base del intro –le dije a Nathan en la sala de ensayo.

- Ok, ok, ya lo capto.

Les había mostrado la canción como un mero adelanto de algo que aún no tenía armado por completo, pero pareció sonar tan bien que decidimos ensayarla ahí mismo y terminarla entre los tres. A pesar del drama que montaron al pensar que, en un principio, le estaba escribiendo cursilerías a la banda.

- Joder, esto está muy bien –celebro Jordan dándole al platillo.

- Tercer estribillo y al coro –seguí diciendo, obviando el evidente halago– parte en Sol, Si mayor, la batería queda sola cuatro tiempos y al final un La.

- ¡Eso me gusta! –volvió a exclamar el grandulón mientras Nathan intentaba aplacar la sonrisa para concentrarse.

Quedamos un par de horas afinándola y cuando ya tuvimos bien establecida la base, hicimos algunos pequeños arreglos a la letra.

- Sí que estabas inspirado.

- En esta parte dice Adrien por donde se le mire –soltó Nate para molestarme señalando cierta estrofa de la que estaba orgulloso. Pero que claramente no traía el nombre de nadie.

- Cállate.

Habíamos estado a lo sumo tres horas en esa canción y la sala de ensayo ya traía una atmosfera de aire pesado, una mezcla entre el aroma a pizza y refresco de cola.

- Apropósito, ¿por qué dos guitarras? –me pregunto el pelirrojo juntando las partituras– ¿acaso pretendes que Marinette toque una canción que es precisamente para ella?

- Es una sorpresa –respondí levantándome entusiasmado– no le daré la letra, solo la partitura de la primera guitarra.

- ¿Y crees que pueda aprenderla sin haber oído la canción? ¿Es alguna especie de prodigio o qué?

- Algo así –dije susurrando, secretamente admirado de ella.

No era ajena para mí la historia de su pasado. Cuando se graduó del instituto estuvo por entrar a una prestigiosa escuela de música aquí en Paris antes de que sus padres fallecieran. Y ahora, conociendo todo ese talento desbordante, estoy seguro de que lo habría conseguido con creces si se hubiera puesto ese plan.

- Nos vendría bien un descanso –propuso Jordan viendo su teléfono– son casi las seis.

- Cierto. Necesito comer algo que no sea pizza de queso o me pondré gordo.

- ¡Y no puede estar gordo para su novia! –grito Nate sin perder oportunidad para molestarme.

Estaba por darle con un trozo de pepperoni en el ojo cuando Jordan da un grito agudo que me distrae en el último segundo haciéndome fallar.

Cada que Sophie lo llamaba se ponía así de bruto.

- Hola nena –saludo coqueto y emocionado, aunque su expresión cambio tan drásticamente que el ánimo en la habitación se vino abajo por completo– calma, dime que paso.

Dos centavos por una canción. [Miraculous AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora